Milton Nascimento, una cita feliz

Milton Nascimento, un m¨²sico admirado por los grandes del jazz, ha escrito un pu?ado de canciones enormes. Si alguien lo duda, que se lo pregunte al guitarrista Pat Metheny, que considera el segundo de los dos discos del Clube da esquina una de las mejores colecciones de canciones que haya escuchado jam¨¢s. Algunas de esas maravillas del brasile?o sonaron la noche del mi¨¦rcoles en el auditorio del Parque Torres: Ponta de areia, que fascin¨® a Wayne Shorter en 1975; Traves¨ªa, de la que dej¨® un registro la mism¨ªsima Sarah Vaughan, o Can??o do sal, la primera canci¨®n de Milton que grab¨® Elis Regina. Durante a?os, Nascimento se hart¨® de contar que compon¨ªa sus temas pensando que los iba a cantar Elis.

Dos franceses con apellido de actor de cine, los hermanos Belmondo, han dado una vuelta de tuerca a ese material. Como hab¨ªan hecho con Stevie Wonder y Yusef Lateef. Le han dado vuelo con cuerdas y vientos, y lo han hecho con gusto. Es Jazz con Brasil (Minas Gerais), pero no anda lejos Ravel. Hay proyectos musicales, como este que se fragu¨® el a?o pasado en Par¨ªs, que no convocan a decenas de miles de personas, ni atraen patrocinios millonarios, sino que nacen de la emoci¨®n y se sostienen con esfuerzo. St¨¦phane Belmondo, trompeta, y Lionel Belmondo, saxo y flauta, se presentaron al frente de nueve m¨²sicos y con la secci¨®n de cuerdas de la Sinf¨®nica de la Regi¨®n de Murcia, dirigida por Jos¨¦ Miguel Rodilla. Y sali¨® muy bien. La voz de Milton Nascimento ya no es lo que era, el falsete privilegiado que hizo exclamar al d¨ªscolo obispo Pedro Casald¨¢liga, "canta Milton, no pueden permanecer impasibles las estrellas", se debilit¨® por la salud. Pero sigue siendo misteriosa y solemne. Dentro de unos d¨ªas, Milton dejar¨¢ la banda de los Belmondo para encontrarse con el tr¨ªo Jobim y celebrar 50 a?os de bossa nova en festivales como el de Vitoria.