Obama y McCain: la agenda del porvenir
A partir del 21 de enero de 2009, el presidente de M¨¦xico, Felipe Calder¨®n, deber¨¢ tratar con una nueva Administraci¨®n norteamericana. El presidente puede ser Barack Obama. Puede ser John McCain. A nuestro pa¨ªs le corresponde estar preparado para negociar con uno u otro. Los Estados Unidos s¨®lo tienen dos vecinos: Canad¨¢ y M¨¦xico. Esto nos impone a canadienses y mexicanos obligaciones muy especiales. No son las mismas cuando un oc¨¦ano separa a Asia, a Europa y a la Am¨¦rica del Sur. Negociar con el vecino nos invita a conocer al vecino, y el vecino norteamericano se enfrenta a desaf¨ªos inmensos a fin de rehacer el tejido nacional pr¨¢cticamente destejido por el Gobierno de George W. Bush. Dogm¨¢ticamente obsesionado por una contradicci¨®n fatal -aumentar el gasto y rebajar impuestos-, el actual Gobierno en Washington ha multiplicado el error destinando 5.000 millones de d¨®lares mensuales a una guerra innecesaria y recortando la inversi¨®n p¨²blica.
Estados Unidos no puede aplazar la soluci¨®n a sus muchos problemas
Obama o McCain recibir¨¢n la cuenta de la pachanga ideol¨®gica. Identific¨¢ndose con el actual Gobierno, McCain corre el peligro de ser visto como Bush III. Distingui¨¦ndose largo tiempo por su independencia dentro del Partido Republicano, el candidato McCain ha sido acusado de apostas¨ªa respecto a su propia trayectoria, sobre todo en lo concerniente al trabajo migratorio. McCain -para su honor- es el coautor de la mejor ley migratoria hasta la fecha. La Ley Kennedy-McCain pide respeto a la ley, pero tambi¨¦n respeto al trabajador y asimilaci¨®n del migrante al mercado y a la ciudadan¨ªa norteamericanos. Que el candidato McCain reniegue de su propia obra para darle gusto a los extremistas anti-migrantes de su partido es una mala noticia y un pron¨®stico a¨²n peor: ?har¨¢ McCain una presidencia oportunista, que no quede bien ni con Dios ni con el diablo?
Hay una palabra en ingl¨¦s, flipflop, que indica, en su acepci¨®n m¨¢s tibia, cambiar de opini¨®n, y en la m¨¢s caliente, apostas¨ªa. Ning¨²n candidato -ni el propio Obama- se salva de flipflopear durante su campa?a. Lo que pasa es que los Estados Unidos confrontan una serie de problemas internos y externos que no admiten excusa: si no se abordan en los pr¨®ximos cuatro a?os, estallar¨¢n en los ocho siguientes. No habr¨¢ flipflop que valga.
Todos vivimos un proceso globalizador determinado por la horizontalidad. Los antiguos sistemas verticales se han derrumbado a impulso de la permeabilidad de fronteras, la instantaneidad de las comunicaciones, la llana extensi¨®n de las inversiones y, sobre todo, por el car¨¢cter masivo de la migraci¨®n laboral. Esto le plantea a pa¨ªses de tradici¨®n defensiva, como M¨¦xico, el dilema de la soberan¨ªa con interdependencia. Que este equilibrio funcione para bien de nuestro pa¨ªs depende de las pol¨ªticas correspondientes que adopten los EE UU. Migraci¨®n, inversi¨®n, comercio, son temas comunes a los dos pa¨ªses. No se pueden favorecer la inversi¨®n y el comercio sin atender al trabajo. Hoy, esta obligaci¨®n tiende a globalizarse por m¨¢s que tenga ra¨ªces bilaterales.
La guerra de Irak ha sido una gigantesca y fatal distracci¨®n de la pol¨ªtica y los recursos norteamericanos. Guerra innecesaria, sacrific¨® el rechazo mundial a Al Qaeda por una aventura de fatales consecuencias. Debido a Irak, Bush no cuenta hoy con aprobaci¨®n de m¨¢s del 28%, y si McCain -como lo ha dicho- piensa quedarse cien a?os en Irak, los problemas internos, desatendidos, de los EE UU no har¨¢n sino crecer. Obama quiere salir de Irak. ?C¨®mo lo har¨¢? El problema requiere inteligencia y audacia. Habr¨¢ que admitir que la herencia colonial, de Europa a los EE UU, debe terminar, y la terminar¨¢ la potencia no-colonizada de la regi¨®n, Ir¨¢n. El r¨¦gimen de los ayatol¨¢s es astuto. Si no se le ataca, muestra el rostro amable de Rafsanjani. Si es atacado, ense?a los dientes amenazantes de Ahmadinejad. Creo que Javier Solana entiende esto. Ojal¨¢ lo entienda Obama. La relaci¨®n con Teher¨¢n puede conducir, mediante la negociaci¨®n, a la paz, o por lo menos al statu quo en Oriente Medio.
?sta ser¨ªa una diferencia radical entre Obama y McCain en asuntos internacionales. Nacionalmente, David M. Walker, que es Controlador General de la Rep¨²blica y Director de Rendici¨®n de Cuentas Gubernamental de los EE UU, indica que un Estado debe funcionar no s¨®lo en el presente, sino para el porvenir. Para tener un futuro, los EE UU deben enfrentar la realidad de que viven una cultura de la deuda. Retiros, pensiones, salud, deuda externa, no se compadecen del descenso del ahorro y de la inversi¨®n p¨²blica. Aumentan los ciudadanos de la tercera edad. ?Sabr¨¢n los EE UU atender a sus ni?os y a sus ancianos? Habr¨¢ menos trabajadores pagando impuestos, advierte Walker, menos aportes a los programas federales de seguridad social. Al mismo tiempo, cada vez m¨¢s, los ciudadanos en edad de retiro reclamar¨¢n los beneficios de la seguridad social y la programaci¨®n de asistencia m¨¦dica. ?Habr¨¢ recursos para modernizar la envejecida infraestructura norteamericana: carreteras, aeropuertos, agua, drenaje? ?Qui¨¦n enfrentar¨¢ estos hechos, se pregunta Walker? ?Qui¨¦n dir¨¢ la verdad? ?Qui¨¦n buscar¨¢ socios para el progreso? ?Qui¨¦n tomar¨¢ las decisiones dif¨ªciles?
Mi apuesta es que Barack Obama lo intentar¨¢, en tanto que John McCain lo soportar¨¢. En todo caso, advierte Walker, el buen gobernante es aquel que mira la realidad y dice la verdad.
Carlos Fuentes es escritor mexicano.
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