Dame la lengua
Desde hace algunos a?os hay crecientes razones para preocuparse en nuestro pa¨ªs por el silencio de los intelectuales. Pero, para general alivio, acaban de pronunciarse p¨²blicamente en un Manifiesto por la lengua com¨²n porque les preocupa el papel del castellano como lengua principal de comunicaci¨®n democr¨¢tica (sic). Si a Unamuno le dol¨ªa Espa?a, a ellos les duele la lengua.
El Manifiesto lo han firmado "espl¨¦ndidos personajes", como dice don Gregorio Salvador, que es acad¨¦mico de la Lengua y sabe de estas cosas. Adem¨¢s de los personajes de don Gregorio, yo incluso conozco a personas que tambi¨¦n lo han firmado. Otras se han echado a los papeles. Do?a Laura Campmany ha escrito en Abc (que, seg¨²n dec¨ªan Tip y Coll, es como un peri¨®dico) que en algunas comunidades aut¨®nomas se alienta el desprecio al castellano y se fomenta su olvido: "Apadrine su acento, cultive su elegancia... y esc¨®jalo en el baile de pareja", nos implora.
En Barcelona, como es sabido, la gente y las televisiones s¨®lo pueden hablar catal¨¢n
Si a Unamuno le dol¨ªa Espa?a, a los del 'Manifiesto' les duele la lengua
Don Manuel Jim¨¦nez de Parga (?Se acuerdan? El de los andaluces limpios y los catalanes guarros) nos exhorta a afianzar el sentimiento nacional, hace votos porque en el siglo XXI "los provincianismos y los localismos aldeanos" no tengan futuro y nos advierte de que existen "personas de gran prestigio preocupadas por lo que ocurre con el castellano en Catalu?a, en el Pa¨ªs Vasco, en Baleares y en Galicia".
Y no s¨®lo personas de gran prestigio, don Manuel, oiga. Yo mismo, sin ir m¨¢s lejos, ando en un sinvivir por las agresiones del euskera, el gallego y el catal¨¢n (no entro en lo del balear porque no lo domino). Si regresa usted a Barcelona s¨®lo oir¨¢ hablar en catal¨¢n: en las casas, en la escuela, en el trabajo, en la calle, en los mercados, en las farmacias (all¨ª vendemos, siempre en catal¨¢n, crema protectora antisolar y paracetamol); en la TV (estoy abonado a la cadena catalana Digital Plus y puedo ver m¨¢s de 200 canales, todos en catal¨¢n); en los anuncios (Don't imitate, Innovate); en el lenguaje deportivo (corner, gol, penalti); en las discotecas (birra, chati, farlopa, segurata)...
Tambi¨¦n me preocupa y mucho, como a los abajo firmantes, la rotulaci¨®n de las v¨ªas p¨²blicas. Los catalanes hemos llegado al extremo de escribir exclusivamente en catal¨¢n los nombres de calles y plazas. Por ejemplo: hemos puesto a nuestra calle m¨¢s importante el nombre de la l¨ªnea imaginaria que divide a una circunferencia. As¨ª: Diagonal, s¨®lo en catal¨¢n. A otra muy antigua la llamamos Gran Via, tambi¨¦n en catal¨¢n. Y lo que es m¨¢s, el r¨®tulo que orienta hacia el edificio m¨¢s emblem¨¢tico de Barcelona, el que tanto le gustaba a Engels, s¨®lo est¨¢ escrito en catal¨¢n: La Sagrada Fam¨ªlia. Pero lo peor viene al tratar de salir de la ciudad, porque en los carteles de se?alizaci¨®n s¨®lo se puede leer Autopista (y en esto El Perich tuvo mucha culpa), Ronda o Aeroport.
Hasta yo mismo sufro la agresi¨®n del catal¨¢n en mis carnes: a m¨ª, que me llamo Gonzalo, me llaman Gon?al, que ya son ganas de despistar poni¨¦ndole una coma a la "c". Lo mismo pas¨® hace ya a?os con la movida musical catalana llamada la nova can?¨®. Como entonces me preguntaba la gente, con raz¨®n: "Oye, ?y eso del canco qu¨¦ es?". Parec¨ªa una enfermedad ven¨¦rea. Adem¨¢s de la dichosa "c" con la comita, el catal¨¢n (una lengua dificil¨ªsima e ignota, desde luego indoeuropea pero con aportaciones fenicias) tiene ocho vocales, un chorro de consonantes y una flexi¨®n nominal endiablada de siete casos, m¨¢s un ablativo instrumental y otro absoluto. La conjugaci¨®n verbal no es tan dif¨ªcil, si no fuera por los verbos polirrizos y por la particularidad de que las formas bisil¨¢bicas del infinitivo se usan con valor de aoristo. Claro que el marcado hip¨¦rbaton tampoco ayuda mucho. Es mucho m¨¢s f¨¢cil para los inmigrantes subsaharianos aprender la lengua oficial y com¨²n, el castellano, que a fin de cuentas deriva del lat¨ªn.
No puedo estar m¨¢s de acuerdo con la afirmaci¨®n: "Contar con una lengua pol¨ªtica com¨²n es una enorme riqueza para la democracia". Pero es que, adem¨¢s, yo a?adir¨ªa al Manifiesto el reconocimiento que se debe a la enorme generosidad con que Castilla nos ha dado su lengua. Cuando ¨¦sta era camarada del imperio, a los castellanos (que te llevaban a la hoguera por un qu¨ªtame all¨¢ esas filacterias) bien que les gustaba darle la lengua a las Indias. A¨²n hoy, los latinoamericanos m¨¢s reacios a agradecer la misi¨®n civilizadora de la madre patria acaban confesando, como Neruda, que era un rojo, que s¨ª, que Castilla les dio la lengua.
Y en cuanto a la lengua vehicular en la educaci¨®n, es claro que los padres tenemos todo el derecho a decidir en qu¨¦ lengua han de estudiar nuestros hijos. Es m¨¢s: los padres analfabetos de lengua castellana tienen que tener la libertad de exigir que sus hijos sean analfabetizados en lengua castellana, y los padres antrop¨®fagos de lengua castellana tienen todo el derecho a pedir que sus hijos se eduquen en el canibalismo en lengua castellana. Si la lengua vehicular en la escuela es exclusivamente el catal¨¢n, los ni?os no tendr¨¢n ninguna posibilidad de aprender castellano, porque cuando lleguen a su casa hablar¨¢n con sus padres s¨®lo en catal¨¢n, ver¨¢n la tele en catal¨¢n y le dar¨¢n a la play station exclusivamente en catal¨¢n. Situaci¨®n de por s¨ª agravada por las canguros que les cuidan, todas procedentes de la Garrotxa o del Solson¨¨s. Como es bien sabido, cuando un cerebro infantil se conforma a la estructura gramatical del catal¨¢n, ese cerebro queda autom¨¢ticamente incapacitado para aprender cualquier otra lengua, porque los ni?os no tienen ninguna capacidad ling¨¹¨ªstica innata, sino que aprenden la lengua mec¨¢nicamente (Descartes, Leibniz, Humboldt o Chomsky sosten¨ªan todo lo contrario, pero no eran intelectuales espa?oles ni les dol¨ªa la lengua).
Aunque eso de que "la lengua castellana es la ¨²nica cuya comprensi¨®n puede serle supuesta a todos los ciudadanos espa?oles" no lo veo claro, la verdad. Tiene toda la raz¨®n do?a Laura en que hay que "apadrinar su acento", pero ?cu¨¢l? ?El del se?or Zapatero "Ahora voy de C¨¢diz a Valladoliz sin parar en la ciudaz de Madriz"?; ?el del se?or Bono "El cajtellano o ejpa?ol ej la lengua d'Ejpa?a"?
Y en cuanto a "cultivar su elegancia", ?cu¨¢l? ?La del castellano de la Guardia Civil "sesientenco?o"?; ?la de los personajes forgianos "Sincre¨ªble, oyes"?; ?la de los botelloneros "Sa ca¨ªo del amoto porque llevaba enchegao el arradio y sarrancao la canne de la pienna"? O, quiz¨¢, dado que "nuestro idioma goza de una pujanza envidiable y creciente en el mundo entero", ?deber¨ªamos echar mano del castellano de Am¨¦rica? ?Tal vez el peque?oantillano "La mujel del yanitol me consigui¨® el rilif"?; ?el granantillano "Lo jodieron tanto que se sac¨® el mandao con jolongo y t¨®"?; el de Nueva Espa?a "Te pudo cargar la chingada nom¨¢s conque te hubieras parado, cabr¨®n. ?rale g¨¹ey"?; ?el rioplatense "La milonga d¨¦le loquiar, y d¨¦le bochinchar. Linda al ?udo la noche"? ?Y el castellano nuestro, el de los catalanes "Contrariamente al Madrit, en el Bar?a tenemos jugadores de blancos y de negros, y a m¨¢s a m¨¢s, tenemos de suplentes"?
Espa?a: dame la lengua, que quiero bailar contigo.
Gonzalo Pont¨®n es editor.
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