Carta sin sello

He recibido una carta sin sello. No lo necesita, la ha tra¨ªdo en mano una ni?a, Munina, desde su casa, que est¨¢ a miles de kil¨®metros de aqu¨ª. En la tierra de Munina no hay correo, ni otras cosas mucho m¨¢s importantes, como agua, alimentos, medicinas, electricidad. All¨ª s¨®lo hay arena, mucho sol y una multitud de jaimas y chabolas de adobe, y una gente extraordinaria, miles y miles de personas que sue?an con Espa?a, hablan espa?ol, esperan todo de Espa?a, piensan que s¨®lo Espa?a podr¨ªa prestarles la ayuda que tanto necesitan. Pero los gobernantes espa?oles se abrazan a sus enemigos y los desprecian a ellos. Viven en pleno desierto, son los refugiados saharauis de Tinduf.

Esta ni?a me ha tra¨ªdo noticias de sus padres y hermanos, que me honran con su entra?able amistad desde hace 13 a?os. Me piden que vuelva a visitarlos. Y es que para los saharauis, tan importante como el agua, es la cercan¨ªa espa?ola. Tienen sed de Espa?a, de esa Espa?a cuyo Gobierno los ignora, o sencillamente los traiciona, pero tambi¨¦n de esa Espa?a que verano tras verano recibe en sus hogares a miles de ni?os saharauis que pueden as¨ª, al menos ellos, saciar esa sed que los abrasa.