Un tr¨ªo para un Tour sin control
Evans, Menchov y Sastre relatan lo que esperan de la carrera en el d¨ªa de descanso
"Eh, amigo", susurra al o¨ªdo Johnny Schleck, el padre de los hermanos m¨¢s famosos del ciclismo, "este Tour lo gana Carlos".
Johnny, ex corredor luxemburgu¨¦s que dej¨® su sudor por Luis Oca?a hace casi 40 a?os, es cat¨®lico, como lo es tambi¨¦n Carlos, que no es otro que Carlos Sastre, compa?ero y, en teor¨ªa, rival de Frank, el hijo mayor de Johnny, quien marcha segundo del Tour, a un segundo del maillot amarillo de Cadel Evans, pero en la conferencia de prensa colectiva de su equipo, el CSC, en el jard¨ªn de un hotel de Pau, tienen el aire expl¨ªcitamente luterano, ascetismo dan¨¦s, con rostros tan marcados, tan caracter¨ªsticos, como los de Jens Voigt y Fabian Cancellara, los pilares sobre los que se edific¨® su iglesia camino de Hautacam, decididamente sacados de La Palabra, la par¨¢bola de la expiaci¨®n y el pecado, de Dreyer.
"Lo m¨¢s duro est¨¢ por llegar. Hasta ahora he corrido bloqueado", reconoce el ruso
An¨¢lisis de los favoritos del Tour |
Denis Menchov, piernas secas, duras, morenas como un tronco de olivo viejo, es confesadamente ateo, pero la puesta en escena de su equipo el d¨ªa de descanso, otro hotel, otro jard¨ªn de Pau, tambi¨¦n tiene el sello calvinista, en este caso de la rama lujuriosa que tanto se corresponde con el individualismo que predic¨® Calvino. La lujuria se materializa en unos mejillones en salsa verde y en unas carnosas croquetas a las que acompa?an sobre la mesa unas jarras de sangr¨ªa y un bol con cup de frutas ligeramente alcoh¨®lico. Unos metros m¨¢s all¨¢, el catolicismo de toda la vida, la religi¨®n principal del ciclismo, el crucifijo que acoge tanto a gente como Bartoli, como Indurain o como cualquier clasic¨®mano flamenco o a Jacques Anquetil, se hace carne en el estofado de toro guisado por Plinio, del Karpy de Pamplona, que han llevado al hotel las gentes del Caisse d'?pargne de Valverde. Y a unos cuantos kil¨®metros, Evans, que es australiano y profesa la religi¨®n de la conquista, de los espacios abiertos y de la soberbia, recibe a la prensa a los sones de la banda Midnight Oil y con una barbacoa en la pradera.
En la subida de Hautacam, el punto fuerte de los Pirineos, se consagr¨® en 2000 Javier Otxoa, quien ahora cubre su cuerpo machacado -un terrible atropello en febrero de 2001 dej¨® muerto a su hermano gemelo, Ricardo, y a ¨¦l en coma varios meses-, sus 800 puntos de sutura, el agujero de la traqueotom¨ªa y las costillas que se salen de la caja tor¨¢cica, con un maillot que conjuga el arco iris de campe¨®n mundial, los aros ol¨ªmpicos y las estrellas europeas -todos ellos, t¨ªtulos paral¨ªmpicos- y que volvi¨® el domingo a subir su puerto en compa?¨ªa de Marcel Wust, un sprinter alem¨¢n que perdi¨® un ojo en una ca¨ªda. "Ahora me preparo para los Paral¨ªmpicos de Pek¨ªn", dice Otxoa, quien el lunes recibi¨® el homenaje del Tour, mientras a su lado pasa, serio, concentrado, Bjarne Riis, otro que se consagr¨® en Hautacam, en 1996, cuando subi¨® con plato grande y 56 de hematocrito. Ahora dirige a Sastre (6?, a 1m 28s), quien el lunes subi¨® Hautacam calcando su pedalada a la de Menchov (5?, a 57s) y Evans -el que a la defensiva siempre se visti¨® de amarillo- formando un tr¨ªo que, seg¨²n los sabios, se jugar¨¢ la victoria final en los Alpes, mientras, por delante, su compa?ero Frank Schleck se quedaba a 1s de Evans.
Sastre, que no miente -es cat¨®lico-, dio la misma respuesta de dos maneras en dos idiomas a la misma pregunta. "La jerarqu¨ªa es un concepto secundario", dijo en castellano. "Cuando llegue el momento lo inteligente ser¨¢ tomar decisiones buenas para el equipo". Y en ingl¨¦s: "?Por qu¨¦ no?", respondi¨® sobre si segu¨ªa siendo el capit¨¢n del CSC. "En noviembre, nada m¨¢s ver el recorrido, le dije al jefe, a Riis, que quer¨ªa al equipo a mi servicio, y ¨¦l me respondi¨®: 'Esper¨¢bamos que nos lo pidieras hace tanto...'. Ahora, con Frank ah¨ª, tenemos dos bazas". El abulense dijo que el m¨¢s fuerte era Menchov, quien ha comprendido que experiencia rima con prudencia y paciencia y que admiti¨® que hab¨ªa corrido hasta ahora con el freno echado. "Hay que saber esperar al d¨ªa siguiente", dijo. "Lo m¨¢s duro est¨¢ por llegar. Hasta ahora he corrido bloqueado por la situaci¨®n de carrera. Estoy detr¨¢s de Evans y tengo que recuperar tiempo. No tengo miedo para hacerlo, pero lo tengo que hacer". Evans, imagen de un ni?o con zapatos nuevos, dijo que por nada del mundo soltar¨ªa su maillot amarillo ni el le¨®n peluche de Cr¨¦dit Lyonnais que le acompa?¨® en la mesa. "La general lo es todo", dijo.
Mientras, Valverde, tras confesar sus pecados, buen cat¨®lico, espera, con fe verdadera, en una oportunidad para expiarlos: "La carrera est¨¢ loca", dijo. "En los Alpes todo puede llegar".
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