El tiempo y la pol¨ªtica
El tiempo es una variable esencial en las m¨²ltiples facetas de la vida, y por ello tambi¨¦n lo es en pol¨ªtica. Las estrategias y t¨¢cticas de los partidos pol¨ªticos deben ser planificadas teniendo muy en cuenta este factor, aunque muchas veces, debido a la coyuntura marcada por el d¨ªa a d¨ªa, esa planificaci¨®n se pasa por alto y por ello no se act¨²a consecuentemente.
Hace ocho a?os, reci¨¦n elegido Zapatero como secretario general del PSOE, empez¨® una oposici¨®n al Gobierno del PP llena de ofrecimientos de acuerdos y pactos, por lo cual fue criticado y tachado de blando y calificado de Bambi. En pol¨ªtica, como en m¨²sica, el tiempo es fundamental. Una sinfon¨ªa no empieza con las trompetas, timbales y tambores a plena intensidad, sino que al principio suele haber una parte expositiva de los diversos temas para pasar a continuaci¨®n a una parte reflexiva y sosegada. Solamente al final, toda la capacidad de intensidad sonora de los metales aparece.
En Galicia la propuesta de Ibarretxe no ha tenido eco. S¨®lo alg¨²n analista sigue con su monotema
Aparentemente hay mucha gente que quiere una oposici¨®n pura y dura desde el principio, sin ninguna concesi¨®n al adversario. El ruido de esa oposici¨®n es intenso y tapa no solamente las acciones y propuestas del Gobierno, sino las suyas propias. Un ejemplo de esa clase de oposici¨®n fue la ejercida por el PP en la pasada legislatura, con los resultados conocidos.
En la pol¨ªtica espa?ola, ya fuese a nivel general, auton¨®mico o local, y en cualquier perspectiva temporal, la situaci¨®n vasca marcaba las pautas y discursos pol¨ªticos. Medi¨¢ticamente, el terrorismo de ETA y los planteamientos soberanistas de los partidos nacionalistas vascos eran la primera plana que monopolizaba el debate, de tal manera que era muy dif¨ªcil que otros temas pudiesen abrirse paso para tener eco.
Ahora, el lehendakari Ibarretxe vuelve, raca raca, con su propuesta de refer¨¦ndum soberanista. Hace unos a?os, dicha propuesta lograr¨ªa todo el protagonismo y concitar¨ªa la atenci¨®n de todas las miradas. Afortunadamente, ahora no sucede as¨ª. Por m¨¢s que el lehendakari pretenda notoriedad y apele al victimismo, la sociedad espa?ola solamente ve en su propuesta m¨¢s de lo mismo, un discurso aburrido y una pose ya vista. Espa?a no se rompe y la gente sabe que lo ¨²nico que se dilucida es si el PNV va a seguir al frente del Gobierno vasco o no.
Tampoco en Galicia la propuesta del lehendakari ha conseguido un gran eco y solamente alg¨²n comentarista pol¨ªtico le da cierto relieve, sobre todo porque no es f¨¢cil cambiar de carrete si s¨®lo se tiene un monotema para comentar. Los asuntos cotidianos, propiamente gallegos, son los que van a marcar el debate pol¨ªtico y las interferencias vascas ser¨¢n m¨ªnimas. Las cuestiones relacionadas con las infraestructuras, la protecci¨®n del litoral, el saneamiento de las r¨ªas, la mejora de los resultados en la educaci¨®n, la evoluci¨®n positiva de la investigaci¨®n e innovaci¨®n, el fortalecimiento de los diversos sectores industriales o la administraci¨®n del territorio son las que un d¨ªa tras otro aparecen.
Los socialistas intentar¨¢n capitalizar la aceptaci¨®n positiva por parte de la sociedad gallega de la gesti¨®n de la Xunta y de su presidente, as¨ª como de la unidad de su partido. El BNG buscar¨¢ una diferenciaci¨®n con el partido socialista reclamando transferencias y criticando al Gobierno central, aunque intentar¨¢ que esas cr¨ªticas no sean interpretadas como una falta de lealtad. El PP aprovechar¨¢ la evoluci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica para desgastar al Gobierno e intentar¨¢ que el mundo rural no le d¨¦ la espalda, como apuntaron las elecciones generales. Estas son las coordenadas en que se mover¨¢n los partidos pol¨ªticos gallegos. Afortunadamente, ninguna tiene que ver con el Pa¨ªs Vasco y s¨ª con Galicia.
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