El hermoso Tour paralelo de Pereiro
El gallego se escapa buscando in¨²tilmente un golpe sorpresa como el de su triunfal 2006
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El martes, el d¨ªa de descanso, los equipos decidieron abandonar el ProTour, la liga cerrada puesta en marcha por la UCI hace tres a?os, y firmar un contrato privado con los tres grandes organizadores (Tour, Giro y Vuelta, que ya hab¨ªan roto con la UCI hace un a?o) en lo que constituye, de facto, un ProTour privado, paralelo al oficial. Ayer, d¨ªa de faena, d¨ªa de calor en las tierras prepirenaicas del sur de Francia, ?scar Pereiro decidi¨® inventarse el Tour paralelo. Se escap¨® a 70 kil¨®metros de la meta, al pie de un puertarraco de primera que se esperaba tuviera car¨¢cter de emboscada, lo que de por s¨ª no tendr¨ªa tanto de extra?o si no fuera porque por delante marchaba, ya a 15 minutos, la fuga del d¨ªa, una docena de corredores entre los que no hab¨ªa, incre¨ªble, ning¨²n espa?ol. Cincuenta kil¨®metros m¨¢s lejos, ascendido y descendido el col del Portel, a 20 kil¨®metros de la llegada, el devorador Jens Voigt, mascar¨®n de proa del CSC, llevaba al pelot¨®n finalmente hasta la rueda del gallego.
Especial: los candidatos |
Pereiro ya se hab¨ªa acostado la v¨ªspera d¨¢ndole vueltas a la idea. Lo coment¨® con Valverde, con quien hab¨ªa compartido penurias en el valle camino de Hautacam, cont¨® con su OK, pero antes de partir hacia la insensata, y por lo tanto, hermosa, aventura, Pereiro habl¨® con el escalador Leo Piepoli, el gur¨² de Riccardo Ricc¨° y, a lo que se ve, de medio pelot¨®n. "Lo voy a intentar, Leo", le comunic¨® Pereiro, que marcha en la general a seis minutos del l¨ªder. "Ataco en el puerto y si alguien me acompa?a puedo dar la misma sorpresa de hace dos a?os". Hace dos a?os, bien acompa?ado, en otra etapa fronteriza entre Pirineos y Alpes, Pereiro, que hab¨ªa perdido casi media hora en las primeras monta?as, recuper¨® el tiempo para vestirse de amarillo. Ayer, solo, pues nadie vio sentido a hacerle compa?¨ªa -prim¨® sobre la solidaridad la consideraci¨®n de que era un sinsentido lanzarse si al final del camino no esperaba recompensa: la victoria de etapa se la jugar¨ªan los primeros fugados-, no gan¨® nada tras pasar la cima con una ventaja de 2m. O casi nada: al menos hizo sudar de lo lindo a Voigt, el hombre que liga todas las salsas: en la fuga de Mont¨¦limar que dio el amarillo a Pereiro fue Voigt la fuerza motriz; en la terrible ascensi¨®n al Tourmalet que acab¨® con Pereiro y Valverde descolgados, fue Voigt el brazo ejecutor; ayer fue Voigt quien dirigi¨® las operaciones del pelot¨®n en la ascensi¨®n y el descenso tras Pereiro.
No fue Voigt el ¨²nico que tuvo un d¨ªa afanado en el CSC, el equipo que ha asumido de forma vicaria la responsabilidad de una carrera abandonada por el Silence del l¨ªder, Evans. Por delante, en la fuga, marchaba el noruego Arvesen, otro de la cofrad¨ªa que no desaprovech¨® la ocasi¨®n de lucir palmito. M¨¢s que una demostraci¨®n de sabidur¨ªa t¨¢ctica -m¨¢s bien todo lo contrario, pues lo hizo todo al rev¨¦s-, Arvesen hizo una exhibici¨®n de fuerza bruta incre¨ªble que le condujo a la victoria de etapa: corri¨® en cabeza y con todo el gasto los ¨²ltimos kil¨®metros; resisti¨® las acometidas de Ballan, el fino clasic¨®mano italiano que deber¨ªa haber ganado; dirigi¨® un sprint a tres desde el peor sitio, la primera plaza, tom¨® mal la ¨²ltima curva, y aun as¨ª fue capaz de resistir el in¨²til esfuerzo por remontarle de Elmiger y Ballan. Y para terminar, a punto estuvo de caerse al levantar los brazos: lo hizo t¨ªmidamente, una fracci¨®n de segundo. Y as¨ª termin¨® un d¨ªa m¨¢s en el que la fuerza de rodillo del CSC se impuso a la poes¨ªa: el Tour sigui¨®, pues, con su rutina.
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