Un ex fiscal general de Bush justifica los m¨¦todos de la CIA
Ashcroft reconoce ante el Congreso que hubo malos tratos en interrogatorios
El ex fiscal general de Estados Unidos John Ashcroft reconoci¨® ayer que, en los a?os en que ocup¨® su puesto, supo de al menos tres casos de interrogatorios en los que se fingi¨® el ahogamiento de los presos. En una comparecencia ante el Comit¨¦ de Asuntos Judiciales de la C¨¢mara de Representantes, que investiga las supuestas pr¨¢cticas de tortura de la CIA a prisioneros extranjeros, Ashcroft defendi¨® que "tal y como defini¨® la CIA esta pr¨¢ctica entonces, no se la pod¨ªa considerar como tortura".
Desnudar a presos o fingir ahogamientos no estaba calificado como tortura
?l mismo, como responsable del Departamento de Justicia, aprob¨® dos directivas internas que legalizaron esta t¨¦cnica entre 2002 y 2003. Posteriormente retir¨® estas normativas. "Simplemente, rectificamos unos argumentos legales err¨®neos", dijo ayer.
Ambas directivas, redactadas en agosto de 2002 y diciembre de 2003, definieron el concepto de tortura como "un acto extremo" que causara un dolor similar al de la muerte o al del "fallo de un ¨®rgano vital".
Pr¨¢cticas como desnudar a los presos, amenazarles con perros o fingir su ahogamiento quedaban excluidas. "Result¨® evidente, en un examen posterior de ambas opiniones legales, con un marco temporal m¨¢s amplio, que hab¨ªa asuntos problem¨¢ticos en ellas", dijo ayer. Aun as¨ª, apunt¨® que "no hay raz¨®n para no creer que estas t¨¦cnicas fueron altamente valiosas" a la hora de extraer informaci¨®n "a aquellos que quer¨ªan hacer da?o a EE UU". "El valor de la informaci¨®n recabada a trav¨¦s del uso de estas t¨¦cnicas de interrogaci¨®n era mucho mayor que el de otros m¨¦todos", explic¨®.
El ex fiscal general pidi¨® que se concediera al presidente George W. Bush el beneficio de la duda "en una ¨¦poca en la que el pa¨ªs hab¨ªa sido duramente atacado". "Nos enfrent¨¢bamos a una situaci¨®n totalmente novedosa", explic¨® quien prest¨® servicio al frente del Departamento de Justicia entre enero de 2001 y febrero de 2005.
Ashcroft a?adi¨® que confiaba en su asistente, John Yoo, para redactar este tipo de normativas internas. Yoo, profesor de Derecho en la Universidad de California en Berkeley, era un experto legal de la m¨¢s absoluta confianza del presidente Bush y abogaba por una postura permisiva frente a lo que se deb¨ªa considerar tortura.
Tras esta ofensiva para dise?ar un Departamento de Justicia que diera carta blanca a los interrogatorios por parte de agentes del Gobierno se encontraba la mano del ex subsecretario de Defensa Douglas Feith, calificado por su jefe, Donald Rumsfeld, como el "dise?ador intelectual" del programa de supuestas torturas. Feith compareci¨® ante este mismo comit¨¦ del Congreso de EE UU el pasado martes.
Los representantes le interrogaron sobre su papel en denegar a los presos de guerra retenidos en Guant¨¢namo la aplicaci¨®n del art¨ªculo 3? de las Convenciones de Ginebra, que proh¨ªbe el trato denigrante a los prisioneros. En su comparecencia, Feith neg¨® todas las acusaciones: "No me invent¨¦ ning¨²n argumento contra el art¨ªculo 3?. Nunca argument¨¦ algo semejante". Sin embargo, record¨® que "cuando se trata de combatientes ilegales, Ginebra no proh¨ªbe formas, siempre humanitarias, de presi¨®n por parte de los interrogadores".
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