'Superfreire', el 'sprinter' solitario

En la can¨ªcula en Nimes, asfalto a 42 grados, baldeo acelerado para evitar que se derrita la brea bajo pl¨¢tanos y acacias: Picasso, bicicletas con cornamentas de toro; un torero de bronce, el capote entre las manos preparado para una ver¨®nica; la Maison Carr¨¦. El genio ¨²nico; el arte instant¨¢neo, la inspiraci¨®n guiada por la sangre; el racionalismo, la arquitectura matem¨¢tica de Vitrubio. El ciclismo. "Lo extraordinario siempre es falso", dice Millar, que piensa en Ricc¨°, Picasso, genio, en Piepoli, torero; que piensa en ¨¦l, a quien la EPO le gui¨® en un viaje hacia su infierno del que sali¨® creyendo s¨®lo en la raz¨®n, en la hermosura de las l¨ªneas cl¨¢sicas. Se equivoca el ingl¨¦s: lo extraordinario es siempre extraordinario.

"Aqu¨ª estoy yo. Espa?a no se acaba en Valverde", celebr¨® el vencedor

?scar Freire.

Atraviesa Provenza, los campos de lavanda, los pinares, el viento que lleva noticias de tierra adentro, bajo el calor. Inspira y se olvida instant¨¢neamente del Freire de los dem¨¢s d¨ªas, del Freire que ha estado conscientemente traicionando a su instinto, convenci¨¦ndose de que ¨¦l, solo, solo, tambi¨¦n pod¨ªa ser un rutinario cazador de puntos, un chic regular. ??l! S¨®lo el maillot verde que le canjean por los puntos, como quien cambia cupones en el Condis de la esquina, le alegra la mirada. Un sprinter sin ambiciones, un sprinter que no se deja guiar d¨ªa a d¨ªa por el deseo de mostrar su dorsal a todo el pelot¨®n, por el ¨¢nimo asesino, no es un sprinter. No es Freire. "En efecto", dice. "No soy Freire. No estoy bien. Cavendish es mucho. Es explosivo. Le he visto hacer cosas en los ¨²ltimos 200 metros que no le hab¨ªa visto a nadie. Es el ¨²nico que marca la diferencia". Lo dice por la ma?ana, en Nimes. Lo dice con cierto tono ap¨¢tico, aburrido, como con ganas de coger el avi¨®n y volverse a casa. Lo repite por la tarde, pero lo dice otro Freire. Resucitado. El col de l'Orme lo ha subido a 40 por hora un pelot¨®n desbocado. Primero tras las huellas de Iv¨¢n Guti¨¦rrez, el audaz, superviviente de la fuga de la ma?ana que se niega a entregar sin lucha su alma a la l¨®gica de la manada. Luego tras la ansiedad de Evans, de Valverde, de tantos que pasaban por cabeza y aceleraban. Se ha subido tan r¨¢pido que Cavendish, sus mofletes infantiles, sus rizos de ni?o sano, su sonrisa enorme, ha muerto, ha dicho basta despu¨¦s de haber intentado meter el miedo en el cuerpo a Freire. "Cuidado, amigo", le dice perdido en Provenza, "que voy a pasar los Alpes. Quiero llegar de verde a Par¨ªs". Podr¨¢ pasar los Alpes, pero no pudo con una cota de cuarta donde Freire se libr¨® de su fantasma. Por primera vez en el Tour, solo como siempre, cerrado tras la rueda de Zabel, Freire sprinta pensando que va a ganar. Gana. Alegre, dice: "Ten¨ªa que aprovechar la oportunidad. Aqu¨ª estoy yo. Espa?a no se acaba en Valverde".

Freire, m¨¢s verde que nunca, abrir¨¢ un par¨¦ntesis en los Alpes, a los que el Tour llega hoy por la puerta provenzal con destino en Italia: Pratonevoso, junto a Cuneo, un puerto nuevo en la galer¨ªa de la grande boucle y donde se espera al tr¨ªo m¨¢s cl¨¢sico. A Menchov, que dice que hasta ahora s¨®lo ha ido "a rueda"; a Evans, el l¨ªder por 1s que sigue viviendo su intenso romance con el le¨®n de peluche y que dice que en el puerto del Piamonte llegar¨¢ un grupo, que ganar¨¢ Cunego y que de Sastre no opina porque no lo ha visto mostrarse, pero que Valverde estar¨¢ muy bien.

La ¨²ltima vez que el Giro subi¨® a Prato Nevoso, en 2000 -la segunda vez, la primera fue en 1996 y gan¨® Tonkov- el Banesto en pleno ech¨® abajo una fuga de Pipe G¨®mez, del Kelme, para que ganara la etapa su l¨ªder, Leo Piepoli. Cay¨® el de Cu¨¦llar, pero Piepoli acab¨® cuarto, a 2s del ganador, Garzelli, y Belda, el director de Pipe, se enfad¨® mucho. De aquellos ciclistas s¨®lo Piepoli podr¨ªa haber repetido este Tour, y podr¨ªa haber pensado en reparar el error, pero se qued¨® a dos d¨ªas de llegar, junto a su alumno Ricc¨°, el chaval que ha hecho toda su carrera llevado de su mano -desde su primera victoria, en las Tres Cimas de Lavaredo del Giro 07, hasta la ¨²ltima, tras el Aspin de este Tour-, atropellados ambos por sus ambiciones. "Y si Ricc¨° no hubiera estado en los Pirineos a lo mejor yo no habr¨ªa muerto en el Tourmalet", dice Valverde, que ya poco tiene que decir en la general de este Tour. "Pero mejor no pensar en ello. Ya no se puede hacer nada".

Tampoco estar¨¢ en Prato Nevoso Due?as, el escalador bejarano a quien este Tour -una victoria de etapa, pensaba, un buen puesto en la general- iba a cambiarle la vida, convertirlo en figura. Despu¨¦s de su positivo, Barloworld, el sponsor surafricano de su equipo, ha dicho que despu¨¦s del Tour no quiere ver su nombre en los maillots nunca m¨¢s. Como el T-Mobile el a?o pasado seguir¨¢ pagando a los corredores ¨¦ste y el pr¨®ximo a?o, y el equipo seguir¨¢ existiendo, aunque, de momento, no se sabe c¨®mo se llamar¨¢.