C¨®mo construir un Silicon Valley en Europa
Son demasiadas las iniciativas que tienen lugar en la Uni¨®n Europea y que se ven cercenadas por falta de claridad, al intentar complacer a tantas regiones o instancias al mismo tiempo para, al final, no agradar a ninguna. ?sta es una de las lecciones que hay que extraer del voto negativo irland¨¦s al Tratado de Lisboa. Ahora, la UE est¨¢ a punto de embarcarse en otra iniciativa pol¨ªtica en la que es necesario obrar de una forma clara y focalizada. Esta carta, basada en nuestra experiencia colectiva en los ¨¢mbitos acad¨¦micos, empresarial y pol¨ªtico, es una petici¨®n en favor de la b¨²squeda resuelta (y pol¨ªticamente dolorosa) de eficiencia.
La cuesti¨®n es la pol¨ªtica de cl¨²steres y se podr¨ªa resumir en una frase: ?c¨®mo promover la aparici¨®n de un Silicon Valley en Europa? Tras varios meses de estudio, est¨¢ previsto que la Comisi¨®n Europea emita durante este mes su primera respuesta formal a esta pregunta, con una declaraci¨®n de pol¨ªtica que recomienda a los miembros de la UE la adopci¨®n de medidas.
A Europa se le acaba el tiempo. Sus pol¨ªticos tienen que ser audaces, valientes y sobre todo selectivos
Hay que crear Zonas de Innovaci¨®n Especial dotadas de un dinero extra de los fondos estructurales
Entre los economistas que estudian el tema y los ejecutivos de las tecnol¨®gicas que lo viven, nadie discute que los cl¨²steres de empresas din¨¢micas en torno a universidades consideradas del m¨¢ximo nivel son de una importancia vital para el ¨¦xito econ¨®mico. Cambridge, Oxford, Grenoble o Lund son zonas geogr¨¢ficas efervescentes en lo referente a descubrimientos cient¨ªficos, innovaci¨®n tecnol¨®gica y empleos. Pero no son grandes. Una sola instituci¨®n de investigaci¨®n de Estados Unidos, la Universidad de California-San Francisco, en el cl¨²ster de Silicon Valley, ha generado empresas que cotizan en Bolsa y que, en conjunto, acumulan un valor de mercado de 90.000 millones de d¨®lares, tres veces el valor de todo el sector biotecnol¨®gico europeo. China ha concentrado recursos y deducciones fiscales en dos o tres megacentros neur¨¢lgicos para el desarrollo tecnol¨®gico. Ya sea por las reglas del mercado o por la acci¨®n de los gobiernos, estos cl¨²steres son grandes, audaces y concentrados.
En Europa, en cambio, esta cuesti¨®n se aborda de forma reducida, t¨ªmida y difusa. La UE cuenta con unos 2.000 cl¨²steres, desde el de la industria aeroespacial en Poitou-Charentes (Francia), con 1.932 empleados, al de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n de la Lombard¨ªa, situado en el ¨¢rea de Mil¨¢n, con 66.582 trabajadores. Aplica 70 pol¨ªticas de cl¨²steres nacionales diferentes (entre 27 Estados miembros), adem¨¢s de cientos de programas regionales, todos ellos trabajando para intereses cruzados. En Francia, el Gobierno declar¨® hace tres a?os que iba a concentrar su apoyo en polos de competitividad (p?les de comp¨¦titivit¨¦) y en aquel momento design¨® por lo menos 66.
Europa tiene ahora la oportunidad de emprender iniciativas m¨¢s audaces. Entre 2007 y 2013, Bruselas ha presupuestado 308.000 millones de euros para fondos estructurales. La mayor parte se gastar¨¢ -y as¨ª debe hacerse- en proyectos de infraestructura que ayuden a los miembros m¨¢s recientes a modernizar sus econom¨ªas. Pero un objetivo adicional ya comunicado es el de alentar la innovaci¨®n, el esp¨ªritu empresarial y el crecimiento de la econom¨ªa del conocimiento.
La inminente pol¨ªtica de cl¨²steres europea, liderada por el vicepresidente G¨¹nter Verheugen, podr¨ªa ayudar a guiar ese gasto de forma inteligente. Recomendamos encarecidamente que incorpore los principios siguientes:
1. Construir sobre los puntos fuertes ya existentes. Los cl¨²steres no se pueden sembrar sobre terreno bald¨ªo, all¨ª donde a un pol¨ªtico le parezca oportuno. S¨®lo se pueden cultivar en lugares que ya est¨¢n creciendo y podr¨ªan florecer.
2. Concentrar los recursos en hacer unas cuantas cosas realmente bien. No dispersar el dinero. Escoger s¨®lo algunas de las regiones y sectores m¨¢s prometedores a la hora de prestarles apoyo.
3. Ser abiertos. Alentar a las personas con talento, se hallen en la regi¨®n del mundo en la que se hallen, a que trabajen en los cl¨²steres de Europa. Promover la abierta competencia entre universidades, empresas y regiones en la consecuci¨®n de financiaci¨®n. Promover que las personas, las ideas, las disciplinas cient¨ªficas y los sectores industriales crucen las fronteras.
4. Realizar estudios comparativos, supervisar y ser transparentes. Basar la financiaci¨®n y la pol¨ªtica regulatoria no en el choque de intereses pol¨ªticos, sino en el an¨¢lisis emp¨ªrico de lo que funciona y lo que no. Acabar con todo apoyo que no impulse a un cl¨²ster a un nivel de competitividad que le sit¨²e entre los mejores del mundo.
?stos son los principios generales, pero tambi¨¦n tenemos una idea pr¨¢ctica a la que denominamos SIZE: Special Innovation Zones in Europe (Zonas de Innovaci¨®n Especial en Europa).
Instamos a la UE a que designe a unos cuantos -y nos referimos s¨®lo a unos pocos- cl¨²steres ya existentes para que se beneficien de un nuevo estado legal como zonas de innovaci¨®n especial. Eso les dar¨ªa dinero extra procedente de esos 308.000 millones de euros destinados a fondos estructurales para invertir en transporte, escuelas y servicios culturales que atrajeran a los mejores trabajadores del conocimiento del mundo (lo que revertir¨ªa la "fuga de cerebros") y apoyaran a los profesores de las universidades, los proyectos de I+D y la creaci¨®n de empresas (spin-outs) nacidas de la investigaci¨®n. Estas zonas obtendr¨ªan una dispensa especial con relaci¨®n al cumplimiento de normas que dificultan la libre circulaci¨®n de personas e ideas.
Esto incluir¨ªa las pol¨ªticas laborales, incluyendo las migratorias, que dificultan la contrataci¨®n o el despido por parte de las empresas al ritmo requerido por los mercados tecnol¨®gicos; las normas de promoci¨®n acad¨¦mica que convierten en un suicidio profesional el dejar el campus universitario, incluso temporalmente, para trabajar en la empresa; o las pol¨ªticas de patentes que hacen demasiado costoso para las universidades y las empresas el trabajar juntas protegiendo al tiempo sus invenciones. Y obtendr¨ªan incentivos fiscales para las empresas de nueva creaci¨®n; China es un modelo, pues ofrece la exenci¨®n del pago de impuestos durante los tres primeros a?os de actividad y una deducci¨®n del 50% en los mismos en los tres a?os siguientes.
?C¨®mo seleccionar¨ªa la UE estos centros de excelencia? A trav¨¦s de una competencia basada en datos objetivos, transparente e internacional, en lugar de mediante pol¨ªticas regionales de puerta cerrada. Creando un consejo, con predominio de expertos en tecnolog¨ªa, desarrollo empresarial y educaci¨®n superior de fuera de la UE, que pondere las solicitudes de las regiones competidoras sobre la base de su desempe?o bas¨¢ndose en indicadores cuantitativos tales como el n¨²mero de inventos, publicaciones, spin-outs, licencias, n¨²mero de empresas cuyas acciones pasan a cotizarse en Bolsa y empleos creados; y en un an¨¢lisis cualitativo de sus infraestructuras, calidad de vida y planificaci¨®n para hacer realidad una "visi¨®n" ambiciosa. En Bruselas existen ya modelos para ello. El reci¨¦n creado Consejo Europeo de Investigaci¨®n consigui¨® en 2007 dar un primer paso: otorgar 300 millones de euros en becas de investigaci¨®n bas¨¢ndose ¨²nicamente en el criterio de expertos internacionales. La "tasa de selecci¨®n" fue feroz: el 97% de los solicitantes fueron rechazados. Pero el 3% ganador era, sin lugar a dudas, merecedor de financiaci¨®n desde el punto de vista cient¨ªfico y destinado a producir valor para la sociedad, justificando el empleo del dinero procedente de los impuestos. Si este enfoque experto y sensato puede funcionar en un sector tan endog¨¢mico y politizado como el universitario en muchos pa¨ªses de la UE, puede hacerlo tambi¨¦n, con toda seguridad, en la pol¨ªtica regional.
A Europa se le agota el tiempo. Los mercados de capital norteamericanos, algunas veces tan "traicioneros", est¨¢n canalizando enormes sumas de dinero hacia los centros tecnol¨®gicos de su pa¨ªs. En Corea del Sur, la inversi¨®n selectiva de 11.000 millones de d¨®lares de fondos estatales en la Zona Econ¨®mica Libre de Incheon ha atra¨ªdo 49.000 millones de d¨®lares en inversi¨®n extranjera desde abril de 2008. El caso de China, con su singular orientaci¨®n a los cl¨²steres tecnol¨®gicos de Pek¨ªn, Shanghai y Tianjian, es especialmente preocupante.
Los pol¨ªticos europeos no se pueden permitir por m¨¢s tiempo el lujo de jugar a Reyes Magos con todas las regiones, grandes y peque?as, brillantes y hermosas. Tienen que ser audaces, valientes y sobre todo selectivos. Pueden empezar con la pr¨®xima declaraci¨®n de pol¨ªtica de cl¨²steres de la Comisi¨®n.
E. Aho, presidente de SITRA, del fondo de innovaci¨®n de Finlandia, y ex primer ministro de Finlandia, es el primer firmante del art¨ªculo-manifiesto. Son coautores y miembros del Consejo de Innovaci¨®n Ciencia/Empresa: J. Frank Brown, decano de INSEAD; J.-P. Courtois, presidente de Microsoft International; P. Cox, presidente del Movimiento Europeo y ex presidente del Parlamento Europeo; R. Doliveux, consejero delegado y presidente de UCB; D. Payre, consejero delegado de Kiala y cofundador de Business Objects; P. Pouletty, partner general de Truffle Capital; A. Sauquet, decano de ESADE Business School; H. M. Sch¨¹hsler, socio gerente de TVM Capital, y H. Wallberg-Henriksson, presidenta del Instituto Karolinska
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