Liberalismo con red

As¨ª da gusto. Libertad, igualdad y propiedad reza uno de los lemas favoritos del (ultra) liberalismo econ¨®mico. A la luz de la urgente intervenci¨®n del Tesoro -creo que "p¨²blico"- de los EE UU en algunos de los m¨¢s importantes bancos hipotecarios del imperio liberal por excelencia, en quiebra por el laissez faire y, sobre todo, por el laissez passer, debo interpretar por libertad la absoluta libertad de mercado sin las necesarias regulaciones de las que hablaba magistralmente Gabriel Jackson en la pasada edici¨®n dominical de EL PA?S.

Por igualdad deber¨¦ atenerme al c¨¦lebre concepto acu?ado por Orwell en Rebeli¨®n en la granja: "Todos somos iguales, pero unos somos m¨¢s iguales que otros".

Y, finalmente, deber¨¦ entender por propiedad privada protegible exclusivamente la suya y no la m¨ªa o la nuestra, mucho m¨¢s insignificante. Es f¨¢cil: no al intervencionismo regulador estatal mientras mi saldo sea positivo, e inmediata intervenci¨®n estatal -para evitar distorsiones indeseables del mercado y males a¨²n mayores para todos- si mi saldo est¨¢ en n¨²meros rojos: iny¨¦ctenme lo que haga falta y de donde haga falta.

Privaticemos las ganancias y socialicemos las p¨¦rdidas. Eso es trabajar con red. Y ahora, expl¨ªquenme con una ecuaci¨®n econom¨¦trica lo que desde siempre ha sido f¨¢cil de entender. Neruda lo llamaba "la ley del embudo". Seguro que ustedes y yo lo llamamos de otra manera.