Genocidio en Sud¨¢n
Reci¨¦n llegado de Ruanda, donde he visitado el museo del genocidio en Kigali, me congratulo al leer en EL PA?S que el presidente sudan¨¦s, Omar el Bashir, ha sido imputado por la Corte Penal Internacional por el genocidio de Darfur, iniciado hacia 2004.
Diez a?os antes, en 1994, se hab¨ªa producido el genocidio ruand¨¦s. El entonces comandante de las fuerzas de UNAMIR (Misi¨®n de Asistencia de las Naciones Unidas para Ruanda), general canadiense Romeo Dallaire, ten¨ªa informaci¨®n fidedigna de los planes de la matanza sistem¨¢tica que se estaba fraguando y solicit¨® a la ONU un refuerzo de 2.000 soldados con el que esperaba poder controlar la situaci¨®n. El Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia...) rechaz¨® su petici¨®n con argumentos hip¨®critas y s¨®lo autoriz¨® a las tropas de UNAMIR a disparar en defensa propia.
Hubo m¨¢s de 800.000 muertos y dos millones de desplazados en apenas tres meses de horror, mientras las escasas fuerzas comandadas por Dallaire s¨®lo pod¨ªan disparar a los perros para que no se comieran los cad¨¢veres de los hombres, mujeres y ni?os masacrados. Kofi Annan reconocer¨ªa posteriormente que la ONU hab¨ªa hecho dejaci¨®n de sus funciones en Ruanda.
De nuevo nos enfrentamos a otro genocidio, esta vez en Sud¨¢n, y de nuevo los cascos azules precisan refuerzos humanos y materiales para proteger eficazmente a la poblaci¨®n de Darfur. ?Esta vez ejercer¨¢ la ONU su "responsabilidad de proteger" o se repetir¨¢ el horror.
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