Navajazo a Londres
La ola de homicidios con arma blanca sobrecoge la capital de Reino Unido - El asesinato de 21 j¨®venes en lo que va de a?o enciende todas las alarmas
En lo que va de a?o han sido asesinados 21 j¨®venes en Londres. El ¨²ltimo, el jueves por la tarde. Hace poco, la capital brit¨¢nica se sobrecogi¨® con cuatro homicidios por arma blanca en 24 horas. Unos d¨ªas antes, dos estudiantes franceses murieron apu?alados en un modesto piso del sureste de Londres: hab¨ªan venido en un intercambio de alumnos por unos pocos meses y sus cad¨¢veres se llevaron a Francia m¨¢s de 200 pu?aladas entre ambos. Apenas unos d¨ªas antes de ese macabro incidente, muri¨® apu?alado en Islington, un barrio m¨¢s bien de clase media, un chaval de 16 a?os que result¨® ser hermano de una joven actriz del veterano serial de la BBC EastEnders.
Todas estas noticias han acaparado la atenci¨®n de la prensa londinense en las ¨²ltimas semanas. El a?o pasado eran las muertes a tiros. Este a?o son los navajazos. La fuerza de la prensa de la capital es enorme: entre los brit¨¢nicos ha calado la sensaci¨®n de que en el pa¨ªs impera la ley de la selva y que el Londres del nuevo milenio es como el Nueva York de los a?os sesenta.
Ha calado la idea de que la ciudad es como el Nueva York de los a?os sesenta
Las estad¨ªsticas muestran una ca¨ªda del 10% en los delitos, pero nadie se lo cree
Las propuestas de Brown se basan en las iniciativas que defendi¨® Blair
El primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, en ca¨ªda libre en los sondeos desde hace meses, ha proclamado que hay menos cr¨ªmenes que en el pasado. Las estad¨ªsticas le dan la raz¨®n, pero la gente no le cree. Los ciudadanos, los londinenses al menos, tienen la sensaci¨®n de vivir sentados en un barril de p¨®lvora a punto de estallar. Aunque las cifras publicadas esta misma semana reflejan que los delitos violentos han ca¨ªdo un 10% en el ¨²ltimo a?o y que la utilizaci¨®n de navajas se mantiene proporcionalmente estable desde hace muchos a?os, los pol¨ªticos han contribuido a fomentar ese alarmismo al reaccionar a las campa?as de prensa como si efectivamente la criminalidad se estuviera desbordando.
Algunos, como el nuevo alcalde de Londres, Boris Johnson, lo han hecho por puro inter¨¦s; a r¨ªo revuelto, ganancia de pescadores, debi¨® de pensar este astuto pol¨ªtico conservador, que organiz¨® la campa?a electoral de los comicios de mayo situando la inseguridad ciudadana en primer plano. Le sali¨® bien: gan¨® con claridad al hasta entonces imbatible Ken Livingstone. Pero quien a hierro mata a hierro puede morir, y desde que Johnson ha llegado a la alcald¨ªa se ha producido la peor oleada de muertes violentas en la capital.
Otros pol¨ªticos, como Brown, est¨¢n reaccionando por mera necesidad: qu¨¦ m¨¢s da que la criminalidad suba o baje, lo ¨²nico importante es lo que perciben los electores. Al primer ministro no le ha sido de mucha ayuda en este caso la ministra del Interior, Jacqui Smith, que hace unos meses tuvo la osada franqueza de reconocer que ella misma tendr¨ªa miedo de pasear de noche por las calles de Londres. Tampoco le ha servido el que Smith lanzara hace una semana la peregrina idea de obligar a los navajeros a visitar los servicios de urgencia de los hospitales para ver con sus propios ojos el dolor y la destrucci¨®n que provocan en sus v¨ªctimas. Brown no desdijo luego a su ministra del Interior, pero rest¨® importancia a la propuesta al precisar que era una entre muchas ideas que maneja el Gobierno para reducir la criminalidad juvenil.
Esas y otras sugerencias han dado cuerpo a un plan de acci¨®n contra el crimen juvenil. Un programa que no difiere mucho del ya presentado en abril pasado. Y que refleja muchas de las iniciativas defendidas en a?os anteriores por Tony Blair, que lleg¨® al poder con el lema "duros con el crimen, duros con las causas del crimen", pero se despidi¨® de ¨¦l dejando como legado la sensaci¨®n de que el gamberrismo de los j¨®venes brit¨¢nicos no tiene ni cura ni parang¨®n.
Entre las ideas propuestas por Brown est¨¢ la de monitorizar a las 100.000 familias m¨¢s conflictivas y recortar los beneficios sociales a quienes no controlen a sus hijos, una de las viejas propuestas de Blair. Brown quiere endurecer los castigos contra los j¨®venes que porten armas blancas, pero no quiere llegar al extremo de que puedan ir a la c¨¢rcel por la mera posesi¨®n de una navaja, como proponen los conservadores. El primer ministro ha prometido tambi¨¦n recortar la tarea burocr¨¢tica de la polic¨ªa para que los agentes puedan pasar m¨¢s tiempo en la calle y menos en los despachos. Otra vieja aspiraci¨®n de su antecesor. Con la econom¨ªa en crisis y las cuentas p¨²blicas en alarmantes n¨²meros rojos, el Gobierno no tiene mucho margen para ampliar la plantilla policial.
Downing Street ha recibido como agua de mayo el informe anual Encuesta del Crimen Brit¨¢nico (BCS en sus siglas en ingl¨¦s), publicado el jueves. Tanto los datos sobre cr¨ªmenes cometidos como sobre el temor de los brit¨¢nicos a ser v¨ªctimas de un asesinato revelan una considerable mejor¨ªa, contradiciendo la percepci¨®n que destilan los medios. Seg¨²n el BCS, elaborado a partir de entrevistas con m¨¢s de 45.000 personas, uno de cada cuatro brit¨¢nicos tem¨ªa en 1998 ser v¨ªctima de un delito violento y uno de cada cinco tem¨ªa que le desvalijaran el piso: esas tasas han ca¨ªdo ahora al 15% y el 12%.
Los datos sobre cr¨ªmenes cometidos tambi¨¦n reflejan una tendencia a la baja. El n¨²mero de delitos ha bajado un 10% respecto al a?o anterior, los delitos violentos un 12%, los robos de coches un 11%, las sustracciones en domicilios un 12%, el vandalismo un 10%, el riesgo de ser v¨ªctima de un crimen ha ca¨ªdo del 24% al 22% y los robos personales han permanecido estables.
Los datos de casos reales contabilizados por la polic¨ªa est¨¢n en la misma l¨ªnea. Los delitos registrados han ca¨ªdo un 5%, la violencia contra las personas un 8%, los ataques violentos graves un 12%, los delitos sexuales un 7%, los robos callejeros un 16%, el desvalijamiento de pisos un 4%, etc¨¦tera. S¨®lo suben los relacionados con drogas: un 18%.
El aumento de asesinatos con navaja en Londres est¨¢ en la base de la actual preocupaci¨®n. Con cierta raz¨®n: aunque los londinenses suponen menos del 14% de la poblaci¨®n de Inglaterra y Gales, el a?o pasado sufrieron la tercera parte de las muertes por arma blanca. Sin embargo, en el conjunto del pa¨ªs el uso de navajas sobre el total de incidentes violentos (6%) es inferior al registrado en el a?o anterior (7%) y ha permanecido en los ¨²ltimos a?os por debajo de la cota del 8% que se dio en 1995.
Hay otros indicadores, sin embargo, que permiten cuestionar estas cifras. Por ejemplo, los hospitales de Inglaterra y Gales aceptaron el a?o pasado a 12.340 personas heridas con cuchillos y objetos punzantes, un 19% m¨¢s que hace cinco a?os. Aunque ese dato incluye los accidentes dom¨¦sticos, la evoluci¨®n al alza es significativa.
Violencia desatada
- En lo que va de a?o, 21 j¨®venes han sido asesinados en la capital del Reino Unido.
- El ¨²ltimo de los cr¨ªmenes fue el pasado jueves y cost¨® la vida a un hombre de 18 a?os. La polic¨ªa sospecha que fue atacado por una banda de ocho personas.
- El 10 de julio, la ciudad qued¨® conmocionada por cuatro homicidios en 24 horas. Todos con arma blanca y sin aparente relaci¨®n entre ellos.
- La semana anterior, dos estudiantes franceses -Laurent Bonomo y Gabriel Ferez- fueron brutalmente asesinados. Entre
ambos recibieron m¨¢s de 200 pu?aladas.
- Ben Kinsella, un chico de 16 a?os, hermano de una conocida actriz, fue apu?alado el 29 de junio en Islington, un barrio
de clase media. Acababa de celebrar el fin de los ex¨¢menes.
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