El ruso de las viejas zapatillas
Al meticuloso Menchov le encantan el caos y las bromas, el chulet¨®n y el vino
El d¨ªa despu¨¦s en Prato Nevoso es como el d¨ªa despu¨¦s de una gran juerga. Algunos, los que salen pronto por la ma?ana, aprecian m¨¢s el olor a resina de los pinos, como Denis Menchov, que ayer, jornada de descanso, volvi¨® a subir el puerto con sus compa?eros de equipo. Y otros aprecian lo que son los Alpes italianos, que, por mucho Imax que haya, siguen siendo los Alpes italianos. As¨ª que, mientras que en las etapas en Francia las vallas y la basura acumulada desaparecen enseguida, en Italia empezaban a recogerlas ayer y, al ritmo que llevaban, quiz¨¢ las vallas se queden hasta Navidad. Los carabinieri est¨¢n m¨¢s pendientes de lucir el uniforme y hablar por el m¨®vil que de otra cosa y los obreros de saludar a todo el que se mueva.
A Menchov, el ruso que ha echado ra¨ªces en Pamplona, pero que va y viene a Orel, la ciudad de su pa¨ªs en la que tiene terrenos y donde sigue viviendo su familia, el caos italiano le deber¨ªa sacar de quicio. Pero resulta que no, que es un ruso at¨ªpico, que la anarqu¨ªa italiana le hace tanta gracia que el domingo, cuando en una de las rotondas a pie de puerto se produjo una buena montonera y se cayeron unos 30 ciclistas, le vacil¨® a McEwen: "Por lo que veo, muchos de vosotros no hab¨¦is corrido el Giro. Si no, sabr¨ªais que las rotondas no se toman tan r¨¢pido". Giancarlo Ferretti, ex director de Felice Gimondi, ex manager, entre otras escuadras, de Fassa Bortolo y eterno enamorado de la bici, le define como "un duro que da lo mejor de s¨ª en la distancia larga".
Eso, entre los pedales. Fuera, es un chico de campo. Uno de los que no se olvida de donde ha crecido. Uno que se sigue lavando la ropa, las zapatillas -dicen sus compa?eros que, llueva o nieve, son las m¨¢s limpias de todas- y que ayer, cuando le dieron un par de ellas nuevas con su nombre y la bandera rusa, dijo que no; que, si acaso, para el invierno que viene, cuando se hayan desgastado las que lleva. Es tan ordenado que su maleta siempre parece reci¨¦n comprada. Ni siquiera le quita la etiqueta que pone "diez a?os de garant¨ªa". Lo mismo pasa con las mochilas. "Es meticuloso, met¨®dico y tranquilo. Parece t¨ªmido y lo es, pero se suelta cuando coge confianza", comenta la columna espa?ola del Rabobank, con la que comparte charlas en los momentos de relax.
Pero tambi¨¦n tiene su punto de locura. Como ayer. En la jornada de descanso, anim¨® a todos -y, por supuesto, descolg¨® a todos- a subir Prato Nevoso. "No hay que perder el ritmo. Si no, el cuerpo se enga?a y no arranca", se justific¨®. O como hace un par de a?os, cuando en un d¨ªa de reposo en Pau alquil¨® un coche y se fue directo a Pamplona. Se comi¨® un buen chulet¨®n, acompa?ado de una buena copa de vino, y volvi¨® como si nada mientras todo el mundo le llamaba por tel¨¦fono pregunt¨¢ndose d¨®nde se hab¨ªa metido. Ahora todos saben que est¨¢ en los Alpes, encantado con el caos italiano y calzando zapatillas antiguas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.