Cuba, un cambio con verg¨¹enza
En mi libro La Ficci¨®n Fidel (Planeta, 2008) jam¨¢s propongo la venganza para el futuro de Cuba, pero s¨ª la justicia que hace 50 a?os nos merecemos; justicia y transici¨®n pac¨ªfica con verg¨¹enza. Adem¨¢s, cito tres pa¨ªses como ejemplos de transici¨®n pac¨ªfica: Espa?a, Chile y la Rep¨²blica Checa. Esta ¨²ltima muy cercana a nosotros a causa del comunismo y que, adem¨¢s, ha crecido con gran dignidad. Ahora, a los pocos d¨ªas del aniversario del hundimiento del remolcador 13 de Marzo, un 13 de julio de 1994, a manos de la dictadura cubana (74 personas perdieron la vida, entre ellas 12 ni?os), tambi¨¦n comparto memoria con otras injusticias cometidas por la dictadura castrista y recuerdo a los fusilados el 13 de julio de 1989 en La Habana: el coronel Antonio de la Guardia, el general Arnaldo Ochoa y otros generales. Y tambi¨¦n a enjuiciados en ese caso como el general Patricio de la Guardia (hasta hace poco encarcelado en Cuba y ahora bajo libertad condicionada).
El pa¨ªs necesita un cambio sin venganza, pero con justicia para los represaliados
Ra¨²l Castro no ha dado ning¨²n paso verdadero hacia la democracia
Las c¨¢rceles cubanas est¨¢n llenas de gente inocente. S¨®lo cuando se libere a los presos pol¨ªticos, s¨®lo cuando la disidencia interna y sus proyectos, y el exilio tambi¨¦n con sus proyectos, sean reconocidos en un proceso de transici¨®n democr¨¢tico, podremos hablar de cambios sustanciales. Hasta ahora esto no ha ocurrido y pienso que ser¨¢ un proceso dif¨ªcil de conquistar por los dem¨®cratas. En una dictadura tan larga como la que est¨¢ viviendo Cuba es probable que no haya tiempo para el arrepentimiento inmediato, pero sigo creyendo que, ante nuestro dolor, el dolor de las v¨ªctimas (entre las que cuento a los familiares de los militares), todos los militares cubanos deber¨ªan pedir perd¨®n y sus hijos deber¨ªan callarse, quiz¨¢s no para siempre, pero por un rato. Ser¨ªa un hermoso gesto ante tantas hijas e hijos de fusilados a los que nadie ha querido escuchar (v¨¦ase el documental de Luis Guardia Adi¨®s a pap¨¢).
Alina Fern¨¢ndez, hija de Castro I, y otros hijos de militares cubanos, incluidos los de Patricio de la Guardia, han reservado sus opiniones durante un tiempo y despu¨¦s han contado las verdades que interesan desde el ¨¢ngulo personal e hist¨®rico, siempre amparados por su trabajo, con sumo respeto hacia las dem¨¢s v¨ªctimas. Han sabido ser discretos y han reconocido la culpa de sus padres. Nadie ha pedido fusilamiento para los hermanos Castro ni para los militares, como s¨ª hicieron ellos ejecutando a tantos inocentes. S¨®lo sugiero que pidan perd¨®n, lo considero necesario.
Es necesario que se reconozca que las v¨ªctimas del castrismo no son ¨²nicamente los propios castristas, que el pueblo cubano fue la primera v¨ªctima de
la dictadura. Sin estos planteamientos ser¨¢ dif¨ªcil llegar a una tranquilidad profunda (no olviden el caso chileno, en donde se ha reconocido hondo el sufrimiento). En el orden social, este reconocimiento es imprescindible en su esencia. Ra¨²l Castro no ha dado ning¨²n paso hacia ese reconocimiento y mucho menos hacia la democracia; su hermano, ahora es Fidel el que est¨¢ a la sombra, tampoco. Algunas de estas realidades las apunto y las preciso en mi libro.
Nac¨ª pobre, fui pobre, no me averg¨¹enzo de ello; mi familia fue pobre, muchos de ellos murieron pobres. La revoluci¨®n no cambi¨® para nada nuestras vidas, las empeor¨®. Con la revoluci¨®n fuimos todav¨ªa m¨¢s pobres; lo que no sucedi¨® con algunas familias cubanas, que se enriquecieron a¨²n m¨¢s, dejaron de ser burgueses para devenir burgueses castrocomunistas. En mi libro La Ficci¨®n Fidel no hay incitaci¨®n al odio, algo a no confundir con un an¨¢lisis de la sociedad clasista cubana y del racismo. Dos fuertes realidades a resolver de inmediato para una Cuba futura.
Necesitamos un cambio sin venganza, pero con justicia y con verg¨¹enza, en nombre de todos aquellos fusilados y desaparecidos en los juicios populares y p¨²blicos: de Mario Chanes (30 a?os de c¨¢rcel), de Eusebio Pe?alver (22 a?os de c¨¢rcel), de Luis Boitel (asesinado en la c¨¢rcel), de ?scar El¨ªas Biscet y de los 75 poetas y periodistas todav¨ªa encarcelados desde la Primavera Negra de Cuba de 2003.
El t¨ªtulo de este art¨ªculo responde al de Ileana de la Guardia, Cuba, un cambio sin venganza, publicado aqu¨ª el 16 de agosto. En el mismo, la autora afirma que yo fui diplom¨¢tica: falso. Durante cinco a?os fui esposa de diplom¨¢tico ante la Unesco, que era y es escritor, nombrado diplom¨¢tico a modo de castigo. En ning¨²n momento tuve un alto cargo de funcionaria: ejerc¨ª durante dos a?os como jefa de redacci¨®n y otros dos a?os como subdirectora de la revista Cine Cubano.
Mi padre estuvo preso dos a?os en las c¨¢rceles cubanas, nunca le hicieron juicio, muri¨® en el exilio sin saber por qu¨¦ estuvo encarcelado; esto ocurri¨® en la ¨¦poca en la que el padre y el t¨ªo de Ileana de la Guardia gozaban de plenos poderes militares. Jam¨¢s se lo ech¨¦ en cara; al contrario, le tend¨ª la mano y la recib¨ª en mi casa, junto a su esposo, Jorge Masetti, hijo del periodista argentino Ricardo Masetti, quien muri¨® en Argentina, convertido en guerrillero, luego de haber creado en Cuba la agencia Prensa Latina. A los pocos a?os de edad, Jorge Masetti recibi¨® la noticia por el comandante Manuel Pi?ero (Barba Roja) de la muerte de su padre, al que de inmediato transformaron en h¨¦roe. Todo cubano sabe lo que significa ser hijo de h¨¦roe en Cuba y en un r¨¦gimen totalitario: el futuro comprometido bajo los signos de la heroicidad y la fidelidad m¨¢s absoluta. Jorge Masetti, nacido en Argentina, en 1955, pero residente en Cuba, debi¨® partir bajo la tutela de Barba Roja, convertirse tambi¨¦n ¨¦l en guerrillero, en esp¨ªa, en pich¨®n de terrorista (en ¨¦poca en que todav¨ªa esa palabra no pose¨ªa la connotaci¨®n actual, para algunos era casi rom¨¢ntica); no s¨®lo en Am¨¦rica Latina, adem¨¢s en ?frica y en Angola, como as¨ª cuenta en el libro El Furor y el Delirio (Tusquets, 1999). Es una v¨ªctima m¨¢s del horror cubano. A los ni?os cubanos nos adoctrinaron ideol¨®gicamente, pero a un n¨²mero siniestro de hijos de "h¨¦roes" los adoctrinaron para perros de presa. Es la raz¨®n por la que siento una inmensa l¨¢stima por ellos. Los apoyamos, mi marido, el cineasta Ricardo Vega, y yo cuando decidieron enjuiciar a Fidel Castro en un tribunal de Par¨ªs para que fuese juzgado por sus cr¨ªmenes contra la humanidad.
Creo conveniente aclarar que no renunciar¨¦ nunca a mi derecho de escritora de contar las verdades que yo he vivido. No soy historiadora, la historia s¨®lo me interesa en funci¨®n de la novelista que soy.
Los hijos de los militares cubanos se preparan para tomar el relevo de sus padres. Lo vemos con Mariela Castro, hija de Ra¨²l Castro, con Fidelito Castro, con Antonio Castro, hijos del Castro I, con Aleida Guevara, hija del Che. No me extra?ar¨ªa que ahora que la vieja "guardia" ha retomado el poder, la Guardia ponga su apellido en cola y al servicio hereditario, pero antes, por un momento, que ceda la tribuna p¨²blica a las v¨ªctimas de su padre y de su t¨ªo. De cualquier modo, lo verdaderamente justo es que se ganara sus puestos en democracia y bajo elecciones libres.
Zo¨¦ Vald¨¦s es escritora cubana exiliada en Par¨ªs.
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