Ascensi¨®n y ca¨ªda de Augustyn
El surafricano corona en cabeza La Bonette y luego rueda por un barranco
A los pies de La Lombarda, el primer puerto de ayer, casi no se ve el cielo al mirar hacia arriba. Y en lo alto, al mirar hacia abajo tras 23 kil¨®metros de curvas estrech¨ªsimas, uno se pregunta d¨®nde ha desaparecido la carretera y de d¨®nde han aparecido tantos picos alrededor. A 2.200 metros, huele a aire limpio. Pero a¨²n queda el techo de Europa, el asfalto m¨¢s elevado (2.800). Queda el col de La Bonette, con sus pendientes que quitan el hipo, su paisaje lunar, sus piedras quemadas por el sol. Por all¨ª cruz¨® en solitario John Lee Augustyn, uno de los dos surafricanos del equipo Barloworld, quien en un minuto pas¨® del cielo al abismo.
"Quise ganar, pero...". No pudo concluir al recibir el abrazo de su director. Ese "pero" resumi¨® su d¨ªa en los Alpes. Nada m¨¢s cruzar el puerto, dedicado a la Virgen del Muy Alto, se cay¨® por un barranco. Se le fue la bicicleta, derrap¨® y... pum. Primero vol¨® su Bianchi. Despu¨¦s, ¨¦l. Uno, dos, tres, cuatro, cinco metros hasta que consigui¨® parar. "Intent¨¦ ir a rueda de Popovych, que baja m¨¢s r¨¢pido que nadie, pero me fui de su trayectoria. Quiz¨¢ fuese el cansancio. Con tanta altitud, se me nubl¨® la cabeza", coment¨® con la voz temblorosa. "Habr¨¢ sido el milagro de la Virgen. S¨®lo faltaba que perdi¨¦ramos a otro corredor y lleg¨¢ramos a Par¨ªs con tres [cinco han abandonado]", dijo Giancarlo Bianchi, el mec¨¢nico que recuper¨® la bici. "M¨ªrala. Est¨¢ intacta. Todav¨ªa lleva puesto el ordenador", brome¨® con Augustyn.
"El golpe no fue tan fuerte, pero el susto fue tremendo. Me vi en el fondo del valle"
"Intent¨¦ ir a rueda de Popovych y, quiz¨¢ por el cansancio, me fui de su trayectoria"
El chico, menudito, de 22 a?os, se qued¨® asombrado con el panorama de los Alpes. "En Sur¨¢frica tambi¨¦n hay monta?as, pero m¨¢s peque?as. Aunque existe un pico de 3.000 metros, no tiene esas vistas que te marean", cont¨®. Mareo o algo parecido a un estado de shock es lo que vivi¨® cuando, desaparecido el polvo que levant¨®, mir¨® hacia abajo: "El golpe no fue tan fuerte, pero el susto fue tremendo. Si vuelvo a pensar en ello, me entra miedo. Me iba deslizando y, cuando mir¨¦ hacia abajo, pens¨¦ que llegar¨ªa hasta el fondo del valle". Fren¨® la ca¨ªda con las zapatillas. "Con las manos me agarr¨¦ a todo lo que hab¨ªa por ah¨ª. Intent¨¦ levantarme, pero no pod¨ªa", prosigui¨®. De hecho, fue un aficionado quien baj¨® a por ¨¦l y, manos en su trasero, le empuj¨® desde abajo.
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