Vivisecci¨®n en la zona de cat¨¢strofe
Una exposici¨®n revisa en Barcelona la obra de Ballard con una recreaci¨®n de su inquietante universo
Im¨¢genes de un escalpelo sajando carne, la foto de un soldado chino muerto, la secuencia a c¨¢mara lenta de un autom¨®vil aplastando una pierna, cub¨ªculos de hospital con mesas de morgue, un hombre que mide el pez¨®n de la mujer amada con un pie de rey, paisajes de una desolaci¨®n y melancol¨ªa tan extremas que hielan el coraz¨®n, hojas de ¨¢rbol cristalizadas, fantasmag¨®ricos iconos surrealistas proyectados sobre telas tenues que flotan como mortajas o exuvias de serpientes..., y un ni?o que recorre Shanghai en bicicleta. Todo eso est¨¢ en la extraordinaria y perspicaz exposici¨®n JG Ballard, autopsia del nuevo milenio, que acoge el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB) hasta el 2 de noviembre y en la que se ha conseguido sintetizar asombrosamente el inquietante universo del escritor brit¨¢nico nacido en Shanghai en 1930.
"Un ejercicio de Ballardoscopia", as¨ª define el comisario Jordi Costa esta exhibici¨®n dedicada a diseccionar el alucinante y alucinado mundo creativo de un autor ¨²nico, irrepetible, cuya obra abarca, desbord¨¢ndolos, campos como la ciencia-ficci¨®n, el surrealismo o el pop-art, y que se ha consagrado con las visiones extra?as y perturbadoras de los relatos y novelas que escribe desde hace 50 a?os.
Ballard, creador de cl¨¢sicos como El mundo sumergido, La sequ¨ªa, Crash o la novela autobiogr¨¢fica El imperio del sol, llevada al cine por Spielberg, es un grand¨ªsimo explorador del alma humana, del "espacio interior" en el que laten nuestras m¨¢s oscuras pulsiones y que ¨¦l plasma en bell¨ªsimas y estremecedoras met¨¢foras. "Ballard es un poeta que escribe como un forense", se?ala Costa.
La exposici¨®n, que reivindica la actualidad del escritor y aspira a ganar lectores para ¨¦l, se abre con un altar electr¨®nico en el que el propio Ballard recita su credo: "Creo en el poder de la imaginaci¨®n para rehacer el mundo, para liberar la verdad que llevamos dentro, para frenar la noche, para trascender la muerte, para embrujar las autopistas. (...) Creo en la belleza de los accidentes de coche, en la paz del bosque sumergido, en las excitaciones de la playa de vacaciones desierta, en la poes¨ªa de los hoteles abandonados".
La secci¨®n biogr¨¢fica De Shanghai a Shepperton (subt¨ªtulo de la reciente autobiograf¨ªa de Ballard, que publicar¨¢ Mondadori en septiembre) muestra la importancia de la infancia del escritor en China como base de su narrativa, con especial atenci¨®n a los dos a?os que estuvo internado por los japoneses en el campo de Lunghua. El hilo conductor de la exhibici¨®n son citas del propio Ballard y comentarios que ¨¦l hace desde pantallas instaladas en las salas (fragmentos del documental The unlimited dream company, 1983).
Los a?os de formaci¨®n (estudi¨® medicina y fue piloto de la RAF), el descubrimiento del psicoan¨¢lisis y los pintores surrealistas, la carrera como autor de ciencia-ficci¨®n, dejan paso a ¨¢mbitos dedicados a conceptos centrales en la obra de Ballard como la cat¨¢strofe. A ese tema remiten una serie de miniescenograf¨ªas y el impactante diorama de un autom¨®vil enterrado en arena e iluminado con una luz fr¨ªa: puro Ballard materializado. El propio Ballard evoca en las pantallas a esa n¨®mina de alucinados que son los protagonistas de sus mayores historias, los Sanders, Sheppard, Mallory, que se sumergen en el cataclismo seducidos por la promesa de cambio y plenitud psicol¨®gica que ¨¦ste les ofrece.
La secci¨®n sobre Tecnolog¨ªa y porno bucea en la etapa m¨¢s radical y chocante (valga la palabra) del autor. Los cub¨ªculos de hospital se abren para mostrar la insana obsesi¨®n de Ballard con los accidentes de coche y las heridas que provocan y con el asesinato de Kennedy, material de libros como La exhibici¨®n de atrocidades, del que forma parte el cuento Crash, desarrollado luego como novela y llevado al cine por Cronenberg. Im¨¢genes de ese filme y de la interesant¨ªsima versi¨®n protagonizada por el propio Ballard de la historia en 1971 figuran en este apartado de cruda y hermosamente malsana po¨¦tica.
Asepsia y neobarbarie explora la ¨²ltima etapa de la producci¨®n de Ballard, en la que son recurrentes las arquitecturas deshumanizadas de la contemporaneidad. El ¨²ltimo ¨¢mbito se dedica a una serie de obras de arte inspiradas en la obra de Ballard.
La exposici¨®n no aborda la traum¨¢tica muerte de la esposa de Ballard, base de algunas de sus m¨¢s conmovedoras p¨¢ginas. Uno hubiera deseado, asimismo, ver alguna piscina vac¨ªa...
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