... y Keith Jarret se reencontr¨® con sus viejos amigos
La estrella del piano abre, sin brillo, el 43? Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n
Si no fuera porque es como es -dig¨¢moslo claramente: la simpat¨ªa no es su fuerte-, ser¨ªa como reencontrarse con un viejo amigo. Keith Jarrett ha tocado en Donostia en media docena de ocasiones; as¨ª que la afici¨®n donostiarra quiere al pianista casi tanto como ¨¦l se quiere a s¨ª mismo. La organizaci¨®n lo sabe y, por eso, el autor del celeb¨¦rrimo Concierto de Colonia ha sido elegido para inaugurar la 43 edici¨®n del Jazzaldia, junto a su equipo r¨ªtmico habitual: Gary Peacock al bajo y Jack DeJohnette a la bater¨ªa.
Los mismos protagonistas y el mismo escenario que en 2005 y en 2006. Bien es cierto que ninguno de los recitales del tr¨ªo es igual al anterior, o al siguiente; casi todos son extraordinarios, algunos no tanto, con lo que se demuestra que el jazz no es una ciencia exacta e incluso Dios -perd¨®n, Jarrett-, se equivoca.
M¨¢s cosas que hay que saber sobre Keith Jarrett: es uno de los primeros m¨²sicos en la historia del jazz en figurar en los libros sin haber hecho nada esencialmente nuevo. Todav¨ªa m¨¢s cuando se habla del otrora conocido como Standard Trio, cuya raz¨®n de vivir es la reinterpretaci¨®n del repertorio m¨¢s manoseado por los m¨²sicos de jazz de cualquier lugar y ¨¦poca. Con un a?adido: quien hoy rinde pleites¨ªa a sus mayores, ayer los despreci¨® hasta extremos inconcebibles. Caso de Thelonious Monk y Miles Davis. Las an¨¦cdotas al respecto dejan en muy mal lugar a su protagonista.
Hoy Jarrett tiene 62 a?os. Su compa?ero DeJohnette, 65, y Peacock, 72. Llevan 25 a?os juntos, descontados los tres que el pianista estuvo fuera de circulaci¨®n recobr¨¢ndose del s¨ªndrome de fatiga cr¨®nica. Y est¨¢n dispuestos a seguir en ello hasta que el cuerpo les aguante. Su recital donostiarra, con el teatro lleno hasta los topes, fue uno m¨¢s, y no de los mejores, precisamente. No hubo sorpresas y apenas nada noticiable, salvo la presencia entre el p¨²blico del cantante Bobby McFerrin, muy requerido por sus fans. Por all¨¢ sonaron las versiones nada inspiradas de Easy to love, I think about you o Round midnight (Thelonious Monk). Puestos a buscas a los culpables, puede hablarse de un Jarrett verdaderamente espeso y un Gary Peacock cansado y sin pegada. Solo DeJohnette mantuvo el tipo, pero esto no es noticia.
Las cosas del festival donostiarra: dentro del Kursaal nos aburr¨ªamos como ostras mientras, afuera, el personal se lo pasaba en grande bailando al son de las varias marching bands que estos d¨ªas recorren la ciudad. Los hay con suerte...
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