El iPod de Barack
Barack Obama ha hecho p¨²blica la lista de m¨²sicos que contiene su iPod. Antes de la decepci¨®n o el entusiasmo que pueda generar la selecci¨®n del candidato dem¨®crata, es necesario digerir la idea de que un pol¨ªtico hace p¨²blico exclusivamente aquello que sirve a su fin ¨²ltimo, que es hacerse con el poder de un barrio, de una ciudad, de un pa¨ªs o, si la ocasi¨®n se presenta y lo amerita, del mundo entero. George Bush hizo lo mismo hace unos a?os, ten¨ªa entonces un iPod para 10.000 canciones, donde hab¨ªa metido 250, una cantidad p¨ªrrica y sintom¨¢tica, m¨¢s a¨²n si tenemos en cuenta que el iPod se lo llenaba su amigo y asesor Mark McKinnon, el mismo que hoy asesora, y seguramente le rellena el iPod, a John McCain.
El prodigioso aparato le serv¨ªa, seg¨²n sus propias palabras, "para no aburrirse en la bicicleta" y ten¨ªa canciones como Brown eyed girl, de Van Morrison, o My Sharona, de los inefables The Knack, simples detalles para contrapuntear el 90% de la lista que ocupaba George Jones, una estrella de country alcoh¨®lica en rehabilitaci¨®n, cuyas canciones hablan de los infiernos de la bebida, de sus resacas apote¨®sicas y de la dimensi¨®n religiosa del hombre rehabilitado. A veces, qu¨¦ duda cabe, el iPod es el reflejo del alma. El de Obama es otra historia, aunque quiz¨¢ se trate de un iPod menos sincero; hace unas semanas declar¨® en The New York Times: "Reggie ha ampliado mis horizontes musicales", refiri¨¦ndose a Reggie Love, su asistente personal, que el d¨ªa que cumpli¨® 46 a?os le regal¨® un iPod Nano repleto de piezas de hip-hop, un g¨¦nero aguerrido y con frecuencia pol¨ªticamente incorrecto por el que Obama, ahora que ha revelado oficialmente sus gustos musicales, pasa de puntillas. Comparado con el de George Bush, el de Obama es un iPod vasto y ecl¨¦ctico que se articula a partir de tres s¨®lidos tr¨ªos, en los que se nota la mano de un staff de asesores musicales. El primero corresponde a su educaci¨®n sentimental: Stevie Wonder, Earth, Wind & Fire y Elton John. El segundo tr¨ªo es el coraz¨®n del elenco: Miles Davis, John Coltrane y Charlie Parker. Para contrarrestar tanta negritud, y complacer tambi¨¦n al votante blanco que lo sigue, est¨¢ el tercer tr¨ªo: Bob Dylan, Bruce Springsteen y los Rolling Stones. Aunque se trata de un iPod pol¨ªticamente irreprochable, le falta lo que le sobra al de Bush: un vaquero como Garth Brooks, que toque country y se ponga hasta las cejas de Southern Comfort, para entrar en comuni¨®n con esa franja de trabajadores blancos que se le resiste. Esta pifia en la lista me hace pensar que quiz¨¢ se trate de un iPod aut¨¦ntico, aunque puede ser tambi¨¦n que sus asesores la hayan hecho aposta, para darle al iPod de Obama un poco de credibilidad.
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