Dise?o gr¨¢fico, dise?o activista
El libro 'Pictop¨ªa' recoge las inquietudes sociales del colectivo Un Mundo Feliz
Si un dise?ador gr¨¢fico tiene hondas preocupaciones sociales ?puede transmitirlas a trav¨¦s de su trabajo? Obviamente no, si no quiere quedarse sin encargos. Una cadena de zapater¨ªas que necesite una imagen corporativa dif¨ªcilmente aceptar¨¢ un logotipo que encierre un mensaje sobre la violencia contra la mujer.
El dise?o gr¨¢fico, en especial el corporativo, est¨¢ totalmente ligado al mundo empresarial y comercial. Los dise?adores gr¨¢ficos pocas veces, por no decir nunca, elaboran mensajes con un contenido de denuncia social, a no ser que formen parte de un briefing. Aquellos que sienten la necesidad vital de poner un contrapeso y mostrar su compromiso lo hacen, pues, por amor al arte: por puro activismo social gr¨¢fico.
Los miembros del colectivo madrile?o Un Mundo Feliz, dirigido por Sonia D¨ªaz y Gabriel Mart¨ªnez, son de los pocos dise?adores gr¨¢ficos que en Espa?a realizan este tipo de gr¨¢fica-denuncia. Recientemente acaban de publicar el libro Pictop¨ªa (editado por Promopress), que re¨²ne hasta 400 pictogramas e ilustraciones de libre reproducci¨®n y 200 peque?as pel¨ªculas disponibles en un compacto que el libro lleva adjunto. Son trabajos libres en los que, si bien el mensaje gr¨¢fico es importante, tambi¨¦n lo es el pie de foto que los acompa?a. Con ellos muestran su posici¨®n ante temas como la violencia, el racismo, los derechos de los homosexuales, los presos de Guant¨¢namo o el terrorismo.
Fue en el momento de la entrada de Espa?a en la guerra de Irak cuando su activismo gr¨¢fico dej¨® de ser anecd¨®tico. Desde entonces, Sonia D¨ªaz y Gabriel Mart¨ªnez llevan una especie de doble vida profesional. Por un lado, tienen su estudio de dise?o gr¨¢fico en el que, bajo la denominaci¨®n LSD space, desarrollan su trabajo comercial cumpliendo con los encargos de sus clientes: logos, carteles, dise?o editorial o packaging. Luego est¨¢ Un Mundo Feliz, en honor de la obra literaria de Aldous Huxley. Una ONG gr¨¢fica, como la denomina Mart¨ªnez, que les da muchas satisfacciones emocionales pero ni un duro. Es m¨¢s, financian sus guerrillas gr¨¢ficas con dinero de su bolsillo.
Cuando trabajan como LSD, hay detr¨¢s un cliente y un briefing. Cuando se transforman en Un Mundo Feliz, no hay cliente ni briefing, s¨®lo un ciudadano m¨¢s que quiere expresar sus opiniones y denunciar aquello que considera injusto. Con la peculiaridad de que utilizan su destreza gr¨¢fica para expresar lo que otros s¨®lo pueden hacer con palabras.
En Espa?a es necesario llevar esta doble vida profesional para poder ejercer activismo gr¨¢fico. En otros pa¨ªses, como Francia, Alemania o Estados Unidos, estos dise?adores cuentan con apoyos. Algunos hasta tienen una columna gr¨¢fica en un peri¨®dico, como los holandeses De Designpolitie en la publicaci¨®n De Volkskrant.
Generalmente son dise?adores ligados a la producci¨®n cultural o que dan clase: ¨¦ste es el caso de Sonia D¨ªaz y Gabriel Mart¨ªnez. Nombres como Alex Jordan, de Nous Travaillons Ensemble, Teresa Sdralevich o Alain Le Quernec, quien participa en el pr¨®logo de Pictop¨ªa, forman tambi¨¦n parte de los profesionales m¨¢s relevantes de este tipo de activismo gr¨¢fico.
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