Los peligros de ser padre de ciclista
La polic¨ªa registra el coche de Johnny Schleck y no encuentra nada prohibido en el d¨ªa que Sastre estren¨® liderato
"S¨®lo vot¨¢is para hacer da?o", dice Wyoming todas las noches a sus feligreses, quienes, en el fondo, son como los polic¨ªas franceses de aduanas, que son mal pensados de profesi¨®n y capaces de enca?onar con su pipa en una rotonda de la N-91 cerca de Grenoble al venerable Johnny Schleck, uno que entra dentro del subconjunto de los sospechosos porque es padre de ciclistas que van muy deprisa y encima los sigue todos los d¨ªas durante el Tour.
No encontraron nada. "?Y qu¨¦ iban a encontrar?", dijo Johnny; "mis hijos son limpios"
El suceso rest¨® brillo al 'amarillo' de Sastre, que avisa: "No me ganar¨¢n as¨ª como as¨ª"
Desde la captura a?os ha de la peligrosa Edita Rumsas, que llevaba el maletero hasta arriba de farlopa para su marido Raimondas, aquel que hab¨ªa quedado tercero en el Tour, en Francia, y tambi¨¦n en Italia, donde han ca¨ªdo padres, novias y suegros con el camper hasta arriba, los familiares de los ciclistas son potenciales camellos o dep¨®sitos rodantes del material dopante cuya presencia en otros ¨¢mbitos ser¨ªa demasiado conspicua. Eso pensaban los polic¨ªas de Johnny, que trabaja de ch¨®fer de invitados vip de Skoda -y que lleva haciendo trabajos similares en el Tour desde hace 30 a?os, desde antes de que nacieran sus hijos-, quienes registraron su veh¨ªculo durante un buen rato.
No encontraron nada prohibido, un voltar¨¦n y una buscapina fue todo -"?y qu¨¦ iban a encontrar?", dijo Johnny, "mis hijos son limpios"- pero levantaron tanta polvareda y tantas maledicencias que, impepinablemente, le robaron cierto brillo al maillot amarillo que estrenaba Carlos Sastre, el v¨¦rtice de la Trinidad del CSC, el Padre, en la que los hermanos Schleck ocupan el lugar del Hijo, el que se sacrifica -Frank, claro-, y del Esp¨ªritu Santo que a todos inspira, Andy, por supuesto.
"Tambi¨¦n estaban mi madre y mi t¨ªa en la etapa", inform¨® Andy, dando ideas al enemigo. "No s¨¦ por qu¨¦ no las registran tambi¨¦n".
Quiz¨¢s no habr¨ªa sido muy elegante ni con ellas, en Francia se respeta a las damas, ni con Sastre, quien durmi¨® con el maillot amarillo si no de pijama s¨ª al menos al alcance de la mano, donde pod¨ªa tocarlo. "No me lo van a quitar as¨ª como as¨ª", dijo el chaval de El Barraco, quien, dado que la etapa transcurri¨® con calma en el pelot¨®n, tuvo tiempo bajo la can¨ªcula de disfrutar de las prebendas del l¨ªder -prioridad en los ceda el paso, pasillo para retornar a la cabeza, capacidad de decidir la pausa para orinar...-, de mirar el suelo profundamente -aunque hay quien le vio sonre¨ªr ayer, no fue en la etapa, sino en la salida, cuando se hizo una fotograf¨ªa con un grupo de ni?os en bicicleta-, de meditar sobre lo que le espera ma?ana en los 53 kil¨®metros de contrarreloj -"y, sobre todo, de guardar fuerzas: no puedo desperdiciar ni un gramo"- y de enterarse en la distancia de los avatares de la pareja de fugados, un asturiano y un alem¨¢n.
El asturiano, que se llama Carlos Barredo, forma parte junto a Alberto Contador y Luis Le¨®n S¨¢nchez de la camada extraordinaria que cri¨® Manolo Saiz y que se desperdig¨® por medio mundo tras la Operaci¨®n Puerto. Aun siendo joven, 27 a?os, luce estampa de ciclista antiguo -por lo menos se atreve a llevar melena en unos tiempos en los que los ciclistas se rapan al cero o al uno, y todo el cuerpo, todo el vello de todas partes, y no tanto para combatir el calor como para sabotear los controles capilares con que los ameniza peri¨®dicamente la agencia francesa antidopaje-. Tambi¨¦n actu¨® a la antigua, a la espa?ola, durante la fuga a dos. El ciclista del Quick Step, sabedor de que no ten¨ªa nada que hacer en una llegada al sprint ante el talento alem¨¢n -uno que le levant¨® con un ataque en el ¨²ltimo kil¨®metro de la Gante-Wevelgem a ?scar Freire en 2007 y que hab¨ªa pasado a la peque?a historia del Tour, y al top ten de Youtube, por tragarse un perro el a?o pasado- no tuvo m¨¢s remedio que intentar soltarle desde lejos, aprovechando los repechos y su mayor talento escalador. No andaba sobrado de piernas, pero s¨ª de cabeza, de instinto, y hasta invent¨® el ataque de la cremallera -demarr¨® cuando vio que su compa?ero se estaba abrochando el maillot despu¨¦s de sudarlo en una subida-, pero sin ¨¦xito alguno. Ligero de pedalada, Burghardt luci¨® su formaci¨®n de pistard hasta los ¨²ltimos metros, donde con facilidad gan¨®. Le sac¨® una bicicleta al asturiano que, para cerrar el c¨ªrculo, tambi¨¦n reaccion¨® a la antigua, a la espa?ola: "Me ha enga?ado, no me ha dado relevos".
Freire, que es m¨¢s moderno -tiene alma de pionero aunque est¨¦ cansado de ir abriendo puertas por las que todos siguen-, sigui¨® sumando puntos y ya ha atado, casi matem¨¢ticamente, el maillot verde. El domingo ser¨¢ el primer espa?ol que lo luzca en los Campos El¨ªseos en un podio en el que, posiblemente, si Evans no lo impide ma?ana, le acompa?e Sastre como s¨¦ptimo espa?ol que llega de amarillo.
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