Negacionismo econ¨®mico 'versus' credibilidad
No hace mucho me aventur¨¦ en estas mismas p¨¢ginas (EL PA?S 12-11-2007) a pronosticar una mini recesi¨®n en primavera. El argumento que tej¨ª sosten¨ªa que las l¨²gubres previsiones de crecimiento para 2008, junto con el enorme efecto de inercia con el que se mov¨ªa nuestra econom¨ªa, pod¨ªan esconder un pron¨®stico de recesi¨®n en 2008. A las cr¨ªticas amables de mis amigos economistas se a?ad¨ªa mi ¨ªntimo deseo de estar equivocado. Desgraciadamente no ha sido as¨ª y, aunque no ha habido recesi¨®n en primavera, parece ser que la tendremos, o estaremos borde¨¢ndola, en oto?o. El crecimiento del primer trimestre respecto al anterior ha sido exiguo (0,3%) y, si la previsi¨®n del Gobierno para el segundo se confirma (0,2%), podr¨ªamos entrar en el segundo semestre del a?o con un efecto de inercia del 1,6%.
Zapatero debe liderar inversiones p¨²blicas y un pacto de control de salarios y beneficios
El efecto inercia puede ser f¨¢cilmente comprendido por los no economistas con un s¨ªmil. ?Saben a cu¨¢ntos kil¨®metros de la costa han de dejar casi parados sus motores los portacontenedores antes de llegar al puerto? En Valencia, a unos 15 kil¨®metros. Si midi¨¦semos la velocidad del buque durante ese tramo el resultado ser¨ªa positivo y, aunque el buque avanzase, no ser¨ªa por la acci¨®n de los motores sino simplemente por la inercia f¨ªsica. Lo mismo ocurre en econom¨ªa: es importante saber qu¨¦ parte del crecimiento anual es realidad y responde al empuje del motor, y qu¨¦ parte es apariencia y responde a la inercia. En nuestro caso, una inercia del 1,6% significa que aunque no crezcamos en la segunda mitad del a?o, el crecimiento para 2008 en su conjunto ser¨¢ del 1,6%. Esta cifra se acerca a las previsiones de Funcas (1,7%), del FMI (1,8%) y son las que ayer mismo acept¨® el Gobierno. En otras palabras, todos est¨¢n pronosticando un crecimiento cercano al cero para la segunda mitad del a?o.
Nuestra econom¨ªa tiene puntos fuertes como son la solvencia bancaria, el super¨¢vit p¨²blico, o el reducido stock de deuda p¨²blica, entre otros. Pero tiene debilidades espec¨ªficas que la hacen m¨¢s vulnerable que las dem¨¢s, como la enorme dependencia energ¨¦tica, el desplome en construcci¨®n, la escasa dotaci¨®n de maquinaria por trabajador, el raquitismo en capital tecnol¨®gico, el elevado endeudamiento y las enormes necesidades de financiaci¨®n (unos 100.000 millones de euros) en un momento de sequ¨ªa crediticia y tipos al alza. Ante esta situaci¨®n, el negacionismo econ¨®mico del Gobierno preocupado por no enviar mensajes pesimistas a los agentes econ¨®micos se compadece mal con la teor¨ªa econ¨®mica y crea m¨¢s problemas de los que pretende resolver.
La teor¨ªa econ¨®mica nos ense?a que las autoridades econ¨®micas deben construir reputaci¨®n y credibilidad actuando de acuerdo con lo que se espera de ellas, aunque sea impopular, porque ello permite la correcta formaci¨®n de las expectativas de los agentes econ¨®micos. Lo hacen todos los bancos centrales sin que a nadie se le ocurra tacharlos de irresponsables. Al contrario, su reputaci¨®n de competencia hace cre¨ªbles y transparentes sus pol¨ªticas, y la finura y equilibrio de sus mensajes constituyen la medida de su credibilidad y transparencia. Las declaraciones y las acciones que les siguen sirven para construir la buena reputaci¨®n y credibilidad que necesitan para reducir la ratio de sacrificio de la econom¨ªa, es decir, para aumentar la tasa a la que una econom¨ªa puede crecer sin p¨¦rdida de producci¨®n y empleos, ya que cuanta m¨¢s credibilidad acumulen menos tendr¨¢n que subir los tipos de inter¨¦s para que los agentes privados act¨²en en consecuencia.
El concepto de credibilidad en econom¨ªa no s¨®lo ata?e a los bancos centrales, se aplica igualmente a la pol¨ªtica fiscal y de rentas. La falta de credibilidad, en pol¨ªtica, se paga cara luego en las encuestas y, en econom¨ªa, crea m¨¢s problemas que admitir la realidad.
?Qu¨¦ podemos hacer para no quedar instalados en la recesi¨®n hasta 2010? Aparte de dejar jugar libremente a los estabilizadores autom¨¢ticos para que los subsidios por desempleo amortig¨¹en la ca¨ªda del consumo, en el ¨¢mbito de decisi¨®n del Gobierno la primera medida que se deber¨ªa tomar es la de proporcionar a los agentes privados toda la informaci¨®n econ¨®mica de la que dispone, y con la mayor veracidad. Esto suprimir¨ªa parte de la incertidumbre existente y que provoca una recuperaci¨®n del ahorro no ya por motivo de "precauci¨®n", sino por razones de "miedo". Recuperar la confianza favorecer¨ªa que esa parte del consumo no se mantuviese artificialmente deprimida.
El presidente debe utilizar su liderazgo y proponer un pacto pol¨ªtico-social de moderaci¨®n salarial y, sobre todo, de beneficios -que ahora mismo son los principales responsables del aumento de precios- con el fin de distribuir equitativamente las cargas del ajuste a la crisis. A cambio, el Gobierno realizar¨ªa -siempre que el desplome de los ingresos fiscales no suprimiese su margen de maniobra- mayores inversiones p¨²blicas en capital humano (formaci¨®n profesional), p¨²blico (infraestructuras) y tecnol¨®gico (I+D+i). Ello respetar¨ªa la regla de oro de las finanzas p¨²blicas, que permite endeudarse siempre que sea a cambio de un mayor stock de capital, ayudar¨ªa a compensar la actual ca¨ªda de la demanda, y crear¨ªa bases s¨®lidas para una recuperaci¨®n sostenida. Enterremos pues el negacionismo, restauremos la credibilidad, y pong¨¢monos a trabajar ?ya!
Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia.
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