¡®Pastelcuento¡¯ de calabaza
Hoy vamos a poner una cucurbit¨¢cea en nuestra vida. En plan Cenicienta, que estamos muy sueltos hoy los impostores culinarios. Pero las calabazas son duras y complicadas de manipular (lo del hada convirtiendo a la calabaza en carruaje fue una licencia po¨¦tica para la pel¨ªcula, en realidad a Cenicienta lo que hizo fue pagarle un taxi. Y por cierto, de simp¨¢ticos y l¨ªricos ratoncitos nada: eran unas ratas como demonios). As¨ª que nos dejamos de cuentos y nos vamos al s¨²per de la esquina, que es lo que hacen las personas pr¨¢cticas en estos casos, que te dan la calabaza pelada, troceada, triturada, precocinada y envasada al vac¨ªo de una forma decente, que no est¨¢ ya uno en edad de ir con una calabaza desnuda por la calle. Y ya puestos, con dos cositas de la despensa, tres huevos, un brik de crema de calabaza, algo de queso, nuestros ya habituales escasos conocimientos culinarios y mucho cuento, vamos a hacer un pastel que dejar¨¢ flipada a la madrastra. Ponerse zapatitos de cristal para hacerlo no mejorar¨¢ en nada la receta, pero igual nos abre nuevas perspectivas vitales. Al gusto.
Ingredientes
- 1 lata o bote de cebolla frita
- 1 brik de crema de calabaza (Knorr de 500 ml.)
- 1 paquete de queso rallado
- 3 huevos
- 1 cu?a de un queso sabroso (Provolone en este caso)
- Pimienta
- Perejil
- Opcionalmente un poco de sal
Instrucciones
Volcamos el bote de cebolla frita en una sartén (sin aceite, que ya trae) y dejamos que se haga un poco. Agitamos bien el brik de calabaza y lo vamos añadiendo mezclando bien, dejando que se caliente.
Mientras se hace, cogemos un bol y ponemos en él los tres huevos batidos, dos o tres puñados generosos de queso rallado, un poco de perejil y un poco de pimienta. Si queremos, podemos añadirle algo de sal, pero con cuidado, que si usamos queso Provolone ya va a tener bastante sazón.
Añadimos el contenido de la sartén y mezclamos bien. Podemos incluso darle unos toques con la Minipimer, para que quede todo más hilado. Es el momento de cortar unos tacos del queso Provolone (o el que queramos utilizar) y esparcirlos por la mezcla.
Se quedan bastante enteritos y al comernos el pastel actúan de agradables tropezones. Ponemos todo el invento en un molde y lo metemos en el horno que habremos calentado previamente a 200 grados.
En una horita más o menos estará en su punto. Lo dejamos reposar unos minutos y desmoldamos con cuidado. Ya puede irse jubilando el hada.
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