Supertramp sin oropel

?Por qu¨¦ se seca el talento? ?Qu¨¦ se siente al vivir de un cauce hace a?os seco? Esas eran algunas de las cosas que se pod¨ªan pensar escuchando a Roger Hodgson en directo, viendo como el artista recuperaba, una a una, gran parte de las canciones que llevaron al grupo que lideraba a ser referente mundial en m¨²sica pop hace unos treinta a?os. Ahora, con Supertramp en el recuerdo, Hodgson es un artista moderadamente simp¨¢tico, menos de lo que ¨¦l mismo cree, que de forma leg¨ªtima recuerda la ¨¦poca en la que compon¨ªa ¨¦xitos con la misma facilidad con la que ahora acumula a?os. Y claro, en este reverdecimiento de laureles, la apoteosis le saluda.

Tuvo Hodgson el buen criterio de interpretar los temas, todos menos un par de Supertramp, s¨®lo con teclado o piano, guitarra y el apoyo de un saxofonista que le hac¨ªa segundas voces. Con eso se elimin¨® parte del sustrato sinf¨®nico y toda la capa de instrumentos y arreglos que hac¨ªan de Supertramp un grupo sin medida. Con s¨®lo una voz y como m¨¢ximo dos instrumentos, las canciones resultaron m¨¢s directas y sencillas, evidenciando a¨²n m¨¢s la habilidad compositiva que tuvo Hodgson al hacer de cancioncillas afortunadas -enti¨¦ndase que no existe menosprecio en el uso del diminutivo- ¨¦xitos planetarios. Lo peor del concierto fue que Hodgson abord¨® la parte final con prisas. Fue un final deslucido que no se mereci¨® una asistencia que se reencontr¨® con canciones que les marcaron.