Genialidad imperecedera

La noche promet¨ªa ser intensa. B¨¦jart Ballet Lausanne volv¨ªa al Liceo por primera vez desde la muerte de su genial director, Maurice B¨¦jart. A la entrada del vest¨ªbulo del coliseo barcelon¨¦s una foto de B¨¦jart junto a un gran ramo de flores esperaba al p¨²blico. La emoci¨®n, la nostalgia y el respeto embriagaban el ambiente. La historia de amor entre p¨²blico y creador que se inici¨® en 1973 en la primera visita que el marsell¨¦s realiz¨® al Liceo al frente de su legendaria compa?¨ªa, el Ballet du XX¨¨me Si¨¨cle, continuaba.

Maurice B¨¦jart, como si presintiera su muerte, decidi¨® en el 2005 pasar revista a sus trabajos coreogr¨¢ficos y crear una pieza nueva, as¨ª L'Amour-La danse, la pieza que se puede ver hasta el 29 de julio en el Liceo, recoge los mejores fragmentos de 14 de sus m¨¢s emblem¨¢ticas obras. El resultado es una pieza ¨¢gil, intensa y bella, que acelera hasta el ¨¦xtasis los corazones de sus fieles admiradores. En medio del emotivo silencio que reinaba en el patio de butacas la noche del jueves se o¨ªa ese acelerado palpitar que comenz¨® en el principio de L'Amour-La danse con un fragmento coral de La Consagraci¨®n de la primavera hasta el final con Le presbyt¨¨re.... Al terminar el espect¨¢culo, de dos horas y treinta y cinco minutos de duraci¨®n, el p¨²blico puesto en pie estall¨® en una c¨¢lida ovaci¨®n.

Los fragmentos elegidos para este montaje tienen dos testigos que enlazan las coreograf¨ªas, son Romeo y Julieta que para B¨¦jart simbolizan el Amor y la Danza.

Cada creaci¨®n desde Brel et Barbara hasta Casta Diva pasando por H¨¦liogabale, G?ite Parisienne, y Sept danses grecques por citar algunas, arrancaron el aplauso espont¨¢neo del espectador, en especial la coreograf¨ªa con canciones de Jacques Brel en la que la catalana Elisabet Ros estuvo magistral y Gil Roman, actual director art¨ªstico de esta compa?¨ªa, heredero de B¨¦jart y ¨²nico miembro en activo del Ballet du Xx¨¨me Si¨¨cle, demostr¨® una envidiable forma f¨ªsica y destil¨® toda la magia y majestuosidad que pose¨ªan los miembros de la m¨ªtica compa?¨ªa.

Observaci¨®n que fue muy evidente en Le chant du compagnon errant, el famoso d¨²o masculino, que B¨¦jart cre¨® en 1971 para Rudolf Nureyev y Paolo Bertouluzzi, y m¨¢s tarde vimos en innumerables ocasiones interpretarlo a Daniel Lomel y George Donn, esos bailarines bejartianos han quedado grabados en la mente del p¨²blico para siempre.

A pesar de que los miembros del Ballet de Lasusanne tengan una buena t¨¦cnica y una convincente presencia esc¨¦nica no pueden emular a los bailarines del Ballet du Xx¨¨me Si¨¨cle. La fuerza de la genialidad coreogr¨¢fica prevaleci¨® y rein¨® sobre la interpretaci¨®n que no deja de ser notable.