Madrid port¨¢til
Dubai se ha convertido en algo as¨ª como la Pasarela Cibeles de la arquitectura. Parece ser que, entre otras construcciones que existen all¨ª, se va a levantar un rascacielos giratorio, en que cada apartamento ir¨ªa teniendo su propia orientaci¨®n a lo largo del d¨ªa. Y, a su vez, el edificio se distinguir¨ªa porque, al moverse sus piezas, nunca ser¨ªa el mismo. Y por si esto no fuera ya bastante impactante, a otra mente creativa se le ha ocurrido que va a colocarlos al rev¨¦s, con la base arriba, como si pusi¨¦ramos una pir¨¢mide boca abajo. Audacias arquitect¨®nicas que recuerdan a esas prendas de los modistas tipo John Galliano que nada m¨¢s se ven en los pases y jam¨¢s por la calle, ni en ning¨²n sitio a decir verdad. Pero que dicen que sirven, no s¨®lo para admirar a su creador, sino para marcar tendencias, porque mientras que uno puede aprovechar el volumen del modelo, otro puede interesarse por las mangas o por la ca¨ªda de la falda.
Puede que llegue un d¨ªa en que nos resulte inconcebible vivir en una casa totalmente est¨¢tica
En fin, aunque no entiendo gran cosa de alt¨ªsima costura, es de suponer que estos vestidos irreales han de servir sobre todo para inspirar lo que luego se ver¨¢ en la gente corriente. Por lo que no nos imaginamos que nadie pueda ir vestido de la ma?ana a la noche con estos sofisticados, por no decir imposibles, ropajes. A no ser que se trate, claro est¨¢, de un nuevo rico.
Nunca he estado en los Emiratos, pero toda la informaci¨®n que siempre llega de all¨ª viene envuelta en lujo, en construcciones rabiosamente modernas y rompedoras, y en cantidad. Tienen incluso un hotel submarino en el que uno debe de sentirse como el capit¨¢n Nemo del resort. ?No ser¨¢ demasiado? ?No ser¨¢ como colgarse juntas todas las joyas que una tenga para salir a la calle?
De todos modos, el rascacielos giratorio resulta muy interesante, porque propone un concepto din¨¢mico que mover¨ªa nuestra sedentaria vida.
En cuanto nos metemos en el piso o en el despacho, tenemos la sensaci¨®n de que el mundo se ha paralizado. De ah¨ª los famosos dichos de "se me cae la casa encima" o "como fuera de casa, en ning¨²n sitio". Incluso, en caso de poseer una mansi¨®n, uno no va a estar recorri¨¦ndola todo el d¨ªa como un loco para cambiar de vistas; al final hace la vida en unas cuantas habitaciones.
As¨ª que, al elegir casa, lo que se vaya a ver desde la ventana a la ca¨ªda de la tarde (la hora de la dudosa luz del d¨ªa) ser¨¢ de suma y absoluta importancia, porque ser¨¢ lo que se vaya a ver siempre.
Desde que hace unos cuantos miles de a?os abandonamos el nomadismo (menos algunas sabias tribus que a¨²n disfrutan de ¨¦l) y comenzamos a contemplar el mismo paisaje d¨ªa tras d¨ªa desde el mismo refugio, nuestra mirada se volvi¨® melanc¨®lica. Y seguramente a¨²n conservamos en los genes la necesidad de seguir adelante en busca de caza y nuevos horizontes.
Si recuper¨¢semos la cueva o la choza como algo provisional y a nuestro servicio, ya no tendr¨ªamos que estar nosotros al suyo, hipotec¨¢ndonos hasta las cejas. Suelo, constructoras, especulaci¨®n.
Se empieza marcando el territorio, como hacen los animales, y se acaba creando suelo urbanizable como hacemos nosotros. Puede que llegue un d¨ªa en que nos resulte inconcebible vivir en una casa completamente est¨¢tica. Tal vez, como el tel¨¦fono, habr¨¢ viviendas fijas y otras m¨®viles.
Me imagino mi propio piso. Me despertar¨ªa viendo el paseo de la Florida, para ir rotando lentamente hacia la sierra, all¨¢ a lo lejos. Me quedar¨ªa en esta posici¨®n hasta la tarde en que volver¨ªa a desplazarla hasta la masa de ¨¢rboles del parque del Oeste, vista muy agradable cuando hay luz, pero invisible por la noche, momento en que se posicionar¨ªa cara al Palacio Real iluminado. Y por la ma?ana vuelta a empezar, y cuando me cansara, cambiar¨ªa el orden.
Quiz¨¢ esta nueva idea de vivienda es un reflejo de una nueva sociedad que raramente va a aguantar en la misma casa, con los mismos muebles y en el mismo barrio toda la vida, ni siquiera con la misma pareja.
Los j¨®venes parece que llevan una mochila pegada a la espalda, y todo el mundo, su port¨¢til y su m¨®vil. Ahora, la gente viaja y se desplaza sin parar por vacaciones, por estudios, por trabajo y porque no tiene m¨¢s remedio que emigrar.
La gente se lanza al mar en balsas de pl¨¢stico en busca de horizontes a riesgo de morir como de hecho, desgraciadamente, ocurre.
El mundo est¨¢ lleno de seres errantes. Es un nuevo nomadismo. Ahora, el ordenador, el tel¨¦fono, las bicicletas, la m¨²sica, el v¨ªdeo; todo es transportable.
Madrid es n¨®mada. Los madrile?os no se est¨¢n quietos, vagan por el mundo aprendiendo otras cosas, y al mismo tiempo crecen otros madrile?os africanos, rumanos, chinos, ecuatorianos. Madrid es port¨¢til.
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