Aborto desfasado
La b¨²squeda del consenso no debe paralizar una nueva ley que d¨¦ protecci¨®n total a la mujer
El PSOE sorprendi¨® en su reciente congreso federal apostando por una ley de plazos sobre el aborto que hab¨ªa dado de lado, con criterios claramente electoralistas, en su programa electoral. Esa propuesta, sin embargo, figuraba en el programa de los comicios de 2004 y desde antiguo hab¨ªa sido una de las barajadas para superar los problemas de inseguridad jur¨ªdica que crea a mujeres y profesionales sanitarios la vigente ley de 1985.
A los 23 a?os de su entrada en vigor, la ley que despenaliz¨® el aborto s¨®lo en tres supuestos -violaci¨®n, malformaci¨®n del feto y riesgo para la vida o salud f¨ªsica o ps¨ªquica de la madre- ha quedado reducida a parche legal desfasado de la realidad social, lo cual no quita para que, en su momento, fuera una conquista legal y social de primer orden. Rompi¨® una barrera ideol¨®gica cuyos cimientos se asentaban en un amplio sector social influenciado por la Iglesia cat¨®lica y acab¨® con el aborto clandestino que, adem¨¢s de poner en grave riesgo la vida de la mujer, convert¨ªa a ¨¦sta en una delincuente, someti¨¦ndola en no pocas ocasiones a procesos judiciales de corte inquisitorial.
Una ley de plazos, que despenalice el aborto durante las 12 o 14 primeras semanas de gestaci¨®n, no tiene por qu¨¦ chocar con la Constituci¨®n. El pronunciamiento hecho por el Tribunal Constitucional sobre la ley de 1985 queda lejos y la doctrina establecida entonces, condicionada a los tres supuestos de despenalizaci¨®n previstos en la ley, no prefigura necesariamente su posicionamiento actual sobre una posible ley de plazos. Ser¨¢n los expertos los que indiquen la manera de articular una legislaci¨®n sobre el aborto que, con distintos matices, rige en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. Y que es la ¨²nica capaz de acabar con la inseguridad derivada de la actual ley, pues apartar¨ªa a la mujer que decide dar el paso traum¨¢tico de abortar y a los profesionales que la ayudan del punto de mira de los llamados grupos provida y de quienes les apoyan desde la judicatura y las administraciones.
Buscar el m¨¢ximo acuerdo en un tema tan sensible es obligado. Pero es conocido que hay fuerzas pol¨ªticas que se oponen y grupos sociales y religiosos que se muestran beligerantes. La cuesti¨®n es si las mujeres espa?olas pueden seguir sometidas a una ley que aun permiti¨¦ndoles abortar lo hace con unas tutelas y con un coste cada vez menos asumibles.
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