Terror
Al final todas las pel¨ªculas son de terror, porque los actores y actrices que trabajan en ellas han muerto. En la ni?ez fueron tus h¨¦roes. Trababas de imitar sus gestos cuando eras adolescente. Te enamoraste de aquellas mujeres seductoras en tu juventud. Hubo un tiempo en que Gary Cooper, Ingrid Bergman, Montgomery Clift, Audrey Hepburn, Steve McQueen, fueron maravillosos seres vivos junto a otros personajes fascinantes que llenaron tu vida de sue?os imposibles. Si ves en televisi¨®n una pel¨ªcula de cine cl¨¢sico y est¨¢s solo en casa al poco rato te dar¨¢s cuenta de que eres el ¨²nico que sigue vivo en un mundo de fantasmas. Hubo un tiempo en que en la pantalla s¨®lo mor¨ªan los malos, los patilludos de mirada torva, los indios y los cuatreros. Nunca se daba el caso que ese lance le sucediera al guapo. Ning¨²n p¨²blico hubiera tolerado que Gary Cooper muriera de mala manera. De hecho, todos los actores a los que am¨¢bamos eran inmortales. Pero la vida es esa pel¨ªcula de aventuras en que al final Gary Cooper muere de verdad. Para saber si te est¨¢s volviendo viejo existe una prueba irrebatible. Empieza a contar cu¨¢ntos actores y actrices que llenaron de fascinaci¨®n tu juventud viven todav¨ªa. Tuve esa experiencia una noche del pasado invierno. Para aliviar el insomnio me puse una pel¨ªcula, la primera que sali¨® de la estanter¨ªa al alargar la mano. Result¨® ser Casablanca. Todo iba bien al principio, pero agitada mi imaginaci¨®n por el viento oscuro que silbaba en la ventana ca¨ª en la cuenta de que Bogart en realidad ya no exist¨ªa y tampoco Peter Lorre ni Ingrid Bergman ni el negro que tocaba el piano ni el polic¨ªa ni ninguno de aquellos esp¨ªas alemanes ni nadie de aquellos franceses que puestos en pie cantaban a coro la Marsellesa. Todos hab¨ªan muerto y yo me estaba moviendo entre ellos dentro de un pante¨®n. Casablanca se hab¨ªa convertido en una pel¨ªcula de terror. Tal vez no habr¨ªa sido lo mismo si hubiera visto la pel¨ªcula en un cine de verano bajo las estrellas. Porque envuelto en el aroma de jazmines habr¨ªa imaginado que aquellos h¨¦roes que adornaron nuestra juventud segu¨ªan vivos fuera de la pantalla formando una nueva constelaci¨®n, como segu¨ªan vivos los personajes de los libros que le¨ªmos un d¨ªa tumbados en una hamaca.
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