El gazpacho que no ofende

Estos d¨ªas he pisado las alfombras de distintos restaurantes caros. Muchos de ellos ten¨ªan en la carta esa variante pija del gazpacho que consiste en gazpacho de bogavante. Cada a?o, desde hace ya unos cuantos, cuando llega el verano, compruebo que los gazpachos de los restaurantes son m¨¢s horrendos que el a?o pasado. "A ver qu¨¦ nueva tortura se les habr¨¢ ocurrido esta vez con el gazpacho", me digo siempre por estas fechas. Y la verdad es que siempre consiguen sorprenderme.

La cuesti¨®n del gazpacho de bogavante es que los chefs deben de considerar demasiado humildes los cl¨¢sicos tropezones del gazpacho normal (la cebolla, el pepino, el pan tostado o el pimiento). De manera que te los cambian por tropezones de bogavante para que, adem¨¢s, de este modo tengan coartada para cobr¨¢rtelo m¨¢s caro. Hasta ah¨ª, correcto. El plato se llama gazpacho de bogavante y si lo pides ya sabes a qu¨¦ atenerte. Lleva bogavante.

Es una suerte de zumo de tomate y cebollino, pero sin ajo (repite), ni pan (engorda), ni pimiento (sienta mal)...

El problema no es, claro, el bogavante. El problema es el gazpacho, que no es gazpacho. Es una suerte de zumo de tomate (a veces mezclado con crema de leche) y cebollino, eso s¨ª, el cebollino no falta. El cocinero moderno se dejar¨¢ descuartizar antes que eliminar el cebollino de sus creaciones. Pero no tiene ajo (por Dios, el ajo repite), ni pepino (a mucha gente no le gusta), ni pan (porque engorda), ni pimiento (porque a la mayor¨ªa le sienta mal), ni vinagre (que muchos comensales rechazan).

Pero es que entonces no es gazpacho. Es otra cosa. Si yo leo "gazpacho" me hago la ilusi¨®n del gazpacho. A m¨ª me gusta mucho el gazpacho. Me lo bebo a litros. Pero estoy condenada. En los restaurantes de men¨² no es de bogavante, cierto, pero a veces es de tetrabrick. Y si no es de teatrabrick, es casi de tetrabrick. En muchos de estos establecimientos trituran pepino (de ese que viene plastificado) y pimiento (de ese que viene envasado) y le a?aden zumo de tomate concentrado.

En los restaurantes finos no hacen esto. Al contrario. Te anuncian que los tomates son de una raza a punto de extingirse cultivados en el terreno en el que Bertrand Russell se sent¨® una vez a meditar. Pero no esperen encontrar en ese cuenco desigual y de dise?o nada m¨¢s que el tomate y el bogavante. Las ¨²nicas personas que conozco que cuando prometen gazpacho hacen gazpacho como Dios manda son la se?ora Isabel Torres y el cocinero Oriol Ibern, del restaurante Hisop.

Una vez me quej¨¦ de que aquello que me estaba tomando no era gazpacho a pesar de que en la carta pon¨ªa que s¨ª lo era. Se me dijo: "Hombre, si est¨¢s en un restaurante as¨ª y lees 'gazpacho', ya te puedes imaginar que no es el gazpacho tradicional". Pues no. Si alguien va -es un suponer- a un sal¨®n de masajes de alto standing y lee en la hoja de servicios que le practicar¨¢n unos lametones, espera unos lametones. No espera otra cosa.

S¨ª, yo s¨¦ que el gazpacho nunca es gazpacho en estos sitios. Entonces, ?por qu¨¦ lo pido? Porque tambi¨¦n me tomar¨ªa una ensalada con pepino, tomate, zanahoria y todas las cosas que lleva una ensalada, pero en estos restaurantes las ensaladas no est¨¢n en la carta. Hay ensaladas, claro, pero de bogavante.

As¨ª que una, cuando va a los restaurantes de men¨² y pide ensalada, tiene que preguntar antes: "?Es de bolsa?". Pero cuando una va a los restaurantes pijos, la pregunta todav¨ªa es m¨¢s necesaria: "?La ensalada de bogavante lleva lechuga?". Casi siempre la respuesta es no.

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