El pr¨®ximo infierno
Fueron unos meses largos y terribles, pero al final las obras de entrada del AVE en la estaci¨®n de Sants por el sur terminaron, y hay que reconocer que los problemas han vuelto a ser los normales. Es decir, la estaci¨®n es un caos, sigue siendo dif¨ªcil encontrar un simple indicador para ver por d¨®nde sale tu tren o hacia qu¨¦ salida debes dirigirte para encontrar un taxi... Vamos, todo normal, mediterr¨¢neo y simp¨¢tico.
Ahora el AVE debe atravesar Barcelona, cargarse si Dios quiere la Sagrada Familia y emerger alg¨²n d¨ªa no muy lejano por el otro lado, a fin de generar de nuevo un hipercaos en las l¨ªneas f¨¦rreas que conectan mal que bien Barcelona con la l¨ªnea de Montcada, Sant Celoni, Girona y Figueres hasta la frontera. Mal que bien es un eufemismo, por supuesto. Para empezar, las estaciones de ferrocarril carecen de suficientes plazas de aparcamiento. Un ejemplo: la estaci¨®n de Sant Celoni, origen de la principal l¨ªnea de cercan¨ªas del Vall¨¨s Occidental, tiene, en lugar de aparcamientos, unos descampados donde ni Ayuntamiento ni Renfe se ponen de acuerdo para urbanizar un poquito la zona. Los baches son profundos, porque las calles de tierra que hay cerca de la estaci¨®n no han recibido ning¨²n cuidado desde hace m¨¢s de tres cuartos de siglo. Cuando por fin logras abandonar tu veh¨ªculo en alg¨²n lugar, a veces en el aparcamiento de un s¨²per cercano, y caminas 20 minutos hasta las v¨ªas, llegas por fin a la estaci¨®n y tienes que hacer un cursillo para sacar billete en la m¨¢quina autom¨¢tica. Porque la estaci¨®n est¨¢ desierta. En lugar de pagar el sueldo a un empleado de Renfe para vender billetes, le pagan una miseria a una boliviana con uniforme de guardia de seguridad, que instruye a los profanos en los arcanos de la m¨¢quina de muy confuso lenguaje.
Provisto de billete, el paciente viajero tiene dos tipos de trenes a su disposici¨®n. Los baratos, de cercan¨ªas propiamente dichos, tardan m¨¢s de una hora en recorrer 40 kil¨®metros. Los hay tambi¨¦n car¨ªsimos, que tardan unos tres cuartos de hora en hacer el recorrido, trenes semidirectos que, en invierno y en verano, se llenan de turistas en Figueres y oficinistas en Girona, y llegan a Sant Celoni y Granollers con los asientos ocupados. Huelen a una mezcla de humanidad, pocilga y jab¨®n en polvo de Renfe que tira para atr¨¢s. Has de hacer el recorrido de pie, pero feliz de hacerlo a velocidad de v¨¦rtigo. La sauna que es la estaci¨®n de Passeig de Gr¨¤cia a media tarde, en verano, es para no contarlo. Como m¨ªnimo hay unos 12 grados m¨¢s que en la calle, y la gente anda trasegando botellas de agua mineral y refrescos mientras intenta descifrar los carteles que anuncian el paso de los convoyes que deben llevarles de regreso al norte. Siempre que un tren viaja a la estaci¨®n de Francia, lo indican muy bien. Los que van hacia Figueres y Portbou los anuncian con medio minuto de antelaci¨®, y la gente ha de correr, lo cual, con temperaturas de 40 grados, es muy sano, pues contribuye a quemar grasas que es un contento.
No quiero ni pensar en los alicientes adicionales que a este panorama sumar¨¢ la llegada del Adif y el resto de las huestes de la ministra Magdalena ?lvarez, cuya chuler¨ªa ha sido premiada por el simp¨¢tico Zapatero con la renovaci¨®n de su permanencia en el Ministerio de Caos y Jolgorio. El pr¨®ximo infierno que nos preparan va a ser de a¨²pa. Esta vez, adem¨¢s de mandar al director general, hasta ella misma se montar¨¢ un pisito en Barcelona. Sugiero en la calle de Proven?a, no lejos del, as¨ª llamado, templo expiatorio.
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