Desverg¨¹enzas en pol¨ªtica
El alcalde de Sierra de Yeguas, Rafael S¨¢nchez Lavado (PP), ha escenificado en p¨²blico sus relaciones con la teniente alcaldesa de esta localidad. Frente a la denuncia de esta compa?era de partido, que ha manifestado ante el juzgado de Antequera que ha sufrido violaci¨®n y acoso por parte del alcalde, ¨¦ste se defiende y pide perd¨®n en p¨²blico a su mujer y a sus hijos. A continuaci¨®n descalifica personalmente a la denunciante; la considera persona ambiciosa, deseosa de ser alcaldesa y sostiene que su relaci¨®n en estos a?os era consentida por ambos pero que le dijo que "no pod¨ªa abandonar ni a su familia ni a sus hijos".
No s¨¦ qu¨¦ mal habremos hecho algunos para que este alcalde nos cuente el de nunca acabar. En esto de las denuncias y de las contradenuncias, el tema va para largo. Da igual que te llames Clinton, Berlusconi o Rafael S¨¢nchez Lavado; todos ense?an sus verg¨¹enzas de una u otra forma, se acompa?an de mujer e hijos, nos cuentan las cosas con sus becarias y a seguir en pol¨ªtica. Mi madre siempre dec¨ªa "?qu¨¦ tendr¨¢ el agua que hasta la bendicen?" Pues, yo, a veces, me pregunto, ?qu¨¦ tendr¨¢ la pol¨ªtica que hagas lo que hagas no te vas? En Espa?a, a diferencia de otros pa¨ªses de nuestro entorno no hay quien dimita. Siempre hay una excusa y una raz¨®n. Si te trincan con la manos en la masa, en la m¨¢s de las ocasiones econ¨®micas, terminas diciendo que es una venganza de la polic¨ªa, del grupo pol¨ªtico de turno o de no s¨¦ qui¨¦n y de cu¨¢ntos m¨¢s por no haberles votado o por no haber recalificado un terreno en el que ten¨ªan inter¨¦s. Y, adem¨¢s, que van a seguir en pol¨ªtica por el bien de los ciudadanos; los ciudadanos los han votado a ellos. Y, si se trata de otras cuestiones, tres cuartos de lo mismo.
Recuerdo el caso Nevenka, la de aquel alcalde que fue de Ponferrada; la cantidad de apoyos que recibi¨® tras ser denunciado por abusos sexuales. Ana Botella apostaba por mantenerlo en el cargo y, l¨®gicamente, el fiscal general del Estado sosten¨ªa que el acosador, si bien procesal, era el fiscal jefe de Castilla-Le¨®n por acusarle. La sentencia puso fin a tanto disparate. Hubo condena. El alcalde dimiti¨® y se despach¨® a gusto con una carta a los vecinos de la ciudad. Ana Botella recogi¨® velas y el fiscal Cardenal ya no est¨¢. Evidentemente entre Sierra de Yeguas y Ponferrada hay una distancia.
Los casos no son iguales aunque pueden serlo en sus comienzos. Unos comienzos en los que, si bien, este alcalde goza de la presunci¨®n de inocencia, en cambio no tiene la confianza de su grupo pol¨ªtico. En esta ocasi¨®n el grupo popular le ha abierto expediente de expulsi¨®n y apoya a la teniente alcaldesa. Con esta realidad, y dejando para despu¨¦s su inocencia o culpabilidad, ya que corresponde a la Justicia, no estar¨ªa mal que se alejara de la pol¨ªtica. La pol¨ªtica, su ejercicio y su trascendencia p¨²blica, no est¨¢ para circos intimistas ni para perdones p¨²blicos cuando ¨¦stos son privados y se agotan en esta esfera. El poder municipal, su ejercicio, exige una dedicaci¨®n que no puede realizarse eficazmente si, al mismo tiempo, tienes que emplear tus fuerzas en la defensa de delitos de la gravedad de los que se contienen en la denuncia y en tratar de alcanzar un cierto sosiego familiar.
Esta realidad impide compaginar unas y otras. Pero es que, a¨²n cuando pudieran compatibilizarse, la p¨¦rdida de confianza por parte de su grupo pol¨ªtico y el espect¨¢culo medi¨¢tico que se est¨¢ dando trasciende y se incrusta en el ejemplo p¨²blico e influye en los ciudadanos, restando parte de la ejemplaridad que se presume a los cargos p¨²blicos. De ah¨ª que la decisi¨®n de este alcalde de permanecer en el cargo no se comprenda, da preferencia a sus intereses privados, los coloca por encima de su labor de alcalde y del grupo pol¨ªtico al que pertenece. Una situaci¨®n que cuando se produce, y aqu¨ª se ha generado, deber¨ªa hacer actuar a todos los grupos como uno, evitando que estas personas puedan mantenerse en sus cargos en su ¨²nico y exclusivo inter¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.