Paul Anka reta a la nostalgia con su alegr¨ªa desbordante
El canadiense canta sus temas de siempre en el Conde Duque
A sus 67 a?os reci¨¦n cumplidos, Paul Anka, m¨²sico canadiense que defini¨® un estilo de cantar bello y duradero, demostr¨® anoche en Madrid que sus canciones y su forma de interpretarlas pueden a¨²n irradiar la alegr¨ªa de un coraz¨®n adolescente.
Su m¨²sica, que apenas ha sufrido la erosi¨®n del tiempo en cinco d¨¦cadas, se alz¨® en la noche alegre hacia el ¨¦ter desde el Cuartel del Conde Duque, donde una multitud devota le rindi¨® c¨¢lido tributo. Aunque, m¨¢s bien, las gentes rend¨ªan homenaje a s¨ª mismas y a sus recuerdos, porque los estribillos de Paul Albert Anka trenzaron muchos amor¨ªos desde entonces hasta ayer.
Homenaje¨® a sus amigos Sammy Davis, Budy Holly y Frank Sinatra
El precio de la entrada (70 euros) disuadi¨® a muchos, pero los asistentes llenaron el centro municipal y pudieron ver de cerca y en pie, lleno de energ¨ªa, a uno de los grandes ¨ªdolos de la m¨²sica ligera o mel¨®dica del siglo XX; la misma m¨²sica que, desde la garganta de Mario Lanza descendiera poco a poco de los altivos escenarios del bel canto oper¨ªstico hasta los labios de Roy Orbison, Elvis Presley y el mismo Paul Anka, que generosamente la esparcieron entre la gente de a pie en el ecuador del siglo pasado. Llamaba la atenci¨®n anoche la intensidad de las miradas de los asistentes al concierto porque, pese a estar orientadas hacia el escenario, parec¨ªan procesar en las retinas un sinf¨ªn de im¨¢genes y a?oranzas memorables para la historia sentimental de cada cual.
Con una sorprendente Diana, compuesta por Paul Anka cuando apenas contaba 14 a?os, irrumpi¨® entre las gradas del p¨²blico, c¨®mplice y emp¨¢tico. Muy pocos sab¨ªan que su canci¨®n m¨¢s c¨¦lebre la dedic¨® a una ni?era cuatro a?os mayor que ¨¦l.
El cantante de Ontario desmostr¨® su confianza hacia los asistentes al exhibir, sobre una gran pantalla, su ¨¢lbum familiar, narrado con sencillez y afecto hacia las cinco hijas de su primera mujer y su segunda esposa, presente en la tribuna. Anka demostr¨®, con sus canciones en ingl¨¦s, no s¨®lo que canta de manera sublime, sino que cantar es una forma de dialogar de coraz¨®n a coraz¨®n con la gente. Y lo consigui¨®. Mostr¨® a sus amigos, que ya se fueron, Budy Holly -para el que compuso una inolvidable It doesn't matter anymore, interpretada anoche con la maestr¨ªa de su compositor-; Sammy Davis, para el cre¨® un canto de libertad repleto de emoci¨®n, y Frank Sinatra, al que ofreci¨® My way, un arreglo sublime del Comme d'habitude de Claude Fran?ois.
Anka pertenec¨ªa a una familia de raigambre libanesa, de confesi¨®n cristiana del rito siriaco ortodoxo, donde la m¨²sica lit¨²rgica, que ¨¦l practic¨® desde el coro de la iglesia de San El¨ªas, a¨²na numerosas influencias orientales y tambi¨¦n occidentales. A tal acervo polif¨®nico Anka agreg¨® un estro po¨¦tico y musical muy suyo. Su sensibilidad hacia la francofon¨ªa, y tambi¨¦n su condici¨®n de canadiense, le llev¨® a tener entrada en la Europa continental. Tras a?os de penumbra, Anka ha renacido para demostrar, tambi¨¦n ahora, que todav¨ªa toca el coraz¨®n de quien le escucha, porque en ese mundo enso?ado por sus acordes, los a?os no cuentan: s¨®lo cuenta la emoci¨®n de latir y sentirse vivo y en forma como ¨¦l, en una noche memorable.
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