?Que vienen las vacaciones!
Las vacaciones, como su propio nombre indica, son para hacer de vaca, o sea, estar por ah¨ª tirada, y ponerte como una de ellas. Y est¨¢n h¨¢bilmente inventadas para no matar al jefe, asesinar al cliente o ahogar al compa?ero de curro. ?Pero lo que cuesta que lleguen!
Primero aparece el buen tiempo. T¨² todav¨ªa NO tienes vacaciones, pero con lo de la noche apetecible sales m¨¢s, madrugas igual, vas de mambo, y curras el doble...
Y por fin, cuando llega la hora de largarte por ah¨ª, nunca te llega para hacer las vacaciones que realmente te gustar¨ªa. Y te encuentras m¨¢s colgada que el cartel de un campanario en venta.
Ahora adem¨¢s, con lo de las vacas flacas, hay veces que no queda m¨¢s remedio que echar mano del plan B. Es decir, terminar en casa de los suegros, muy majos, si, pero sabes que, aunque sonr¨ªan, te est¨¢n radiografiando todos tus puntos d¨¦biles.
Despu¨¦s, si consigues que todos los astros se alineen para hacer una escapadita, de repente, y la v¨ªspera de coger un avi¨®n, te das cuenta de que tienes el carnet caducado (por lo menos una vez en la vida le ha pasado a todo el mundo). Y ?el pasaporte? ni idea de d¨®nde se ha metido, claro. O te pasa como a una amiga que se march¨® de viaje con una cartilla de ahorro pensando que llevaba el pasaporte. Claro, el aduanero mosqueado le dijo, que no te importaba nada su n¨®mina. La pobre no entend¨ªa nada, hasta que cay¨® del guindo, y se puso roja... como la caperucita. Y vuelta a casa, claro.
El otro d¨ªa and¨¢bamos con un l¨ªo de estos, que si el carnet caducado, que no te da tiempo de renov¨¢rtelo, y al d¨ªa siguiente mi hijo peque?o, me pregunt¨® preocupado, qu¨¦ pasaba y a ver qu¨¦ ten¨ªamos podrido. Me cost¨® entenderle, "?podrido?". "S¨ª, me dice, algo para el viaje, que dec¨ªs que ten¨¦is podrido". Claro, lo que caduca se pudre, como los yogures.
Luego por fin llegas a casa. (?Ay, si la lavadora hablase!) Y te llaman unos amigos de la infancia que casi ni los conoces pero que viven en Brasil y quieren pasar unos d¨ªas contigo. Y eso quiere decir, en tu casa. ?Venga!, saca colchonetas, mueve el ordenador, porque all¨ª dormir¨¢n los ni?os (no los tuyos, no. Los de ellos, que tambi¨¦n los traen). Y convence a tu pareja que son supermajos, y que luego, pod¨¦is hacer un viaje a Brasil (que nunca se hace). ?Qu¨¦ pesadilla!
Pero lo que m¨¢s se desarrolla con esto de las vacaciones es la envidia. La de todo tipo. La envidia por el viaje de tus amigos, esos que ya han pisoteado medio mundo, y ahora se van a Vietnam. Y t¨² con cara de ver pasar el tren, a conformarte con ir a la playa que parece Hong Kong en fiestas, y encima, all¨ª te ataca la envidia por los cuerpazos que pasean por la orilla. Claro, no te vas a poner a comparar con los/las estropeados/as. No. O sea, tumbadita y ni moverte de la toalla. Pero aparte de estas cosillas... las vacaciones tiene sus cosas buenas, y muchas. Much¨ªsimas. Demasiadas. ?A que s¨ª? ?Pues a pastar, que ya llegar¨¢ el matadero!
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