El rey de las fugas
Rafael Bueno Latorre sigue encabezando la lista de los delincuentes m¨¢s buscados y m¨¢s peligrosos. Est¨¢ entre los top ten, pese a que hace ya m¨¢s de 24 a?os que se escap¨® de la c¨¢rcel de alta seguridad de Alcal¨¢-Meco (Madrid), un fort¨ªn de hormig¨®n del que te¨®ricamente era imposible evadirse. Desde entonces no hay el menor rastro de ¨¦l. Como si se lo hubiera tragado la tierra. Hay quien dice que fue visto en Marsella (Francia). Hay quien le considera autor de alg¨²n atraco en bancos de la costa mediterr¨¢nea espa?ola. Y hay polic¨ªas que aventuran la teor¨ªa de que est¨¢ muerto. Sin embargo, nadie ha visto su cad¨¢ver.
Si vive, Rafael Bueno Latorre es hoy un hombre de 53 a?os, posiblemente con mucho menos pelo del que tiene en las ¨²ltimas fotos conocidas. ?Pero qui¨¦n es Bueno Latorre? Un tipo ind¨®mito, un hombre violento, un fuguista nato, el rey de las fugas. Forjado en el hampa barcelonesa, parece uno de esos tipos que hacen las cosas por las bravas: por cojones. Originario de Utrera (Sevilla), miembro de una familia numerosa que recal¨® en las barriadas marginales de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), fue un adolescente conflictivo (por decirlo de forma suave). Tanto que ingres¨® muy joven en el viejo reformatorio barcelon¨¦s de Wad Ras, de donde tard¨® poco en largarse. Eso -la huida perpetua- ser¨ªa una constante en su vida.
Tres reclusos escaparon tras amenazar a los guardianes con dos pistolas fabricadas con sendos trozos de jab¨®n
La polic¨ªa cree que el fugitivo act¨²a como delegado de una red de traficantes de hach¨ªs en Francia o B¨¦lgica
M¨¢s tarde fue detenido en repetidas ocasiones entre 1970 y 1983 por asaltar bancos a punta de pistola. El 26 de mayo de 1978 se escap¨® de la prisi¨®n de Carabanchel (Madrid), y fue capturado unos pocos meses despu¨¦s.
El salto a la fama de este peligroso atracador se produjo el 12 de octubre de 1983, cuando se fug¨® del hospital Provincial de Burgos, adonde hab¨ªa sido llevado dos d¨ªas antes desde la c¨¢rcel porque se hab¨ªa autolesionado clav¨¢ndose unas tijeras en el vientre. Todo formaba parte de un plan perfectamente urdido: varios compinches le rescatar¨ªan aunque tuvieran que abrirse paso a tiros. Y as¨ª fue: dos colegas, disfrazados con batas de m¨¦dico, asesinaron a Jes¨²s Postigo P¨¦rez y a Ra¨²l Santamar¨ªa Alonso, dos de los tres polic¨ªas nacionales que le custodiaban, y se apoderaron de sus armas. Una operaci¨®n perfectamente orquestada, en la que intervino un comando integrado al menos por cuatro hombres y tres mujeres. Despu¨¦s de liberar a Bueno Latorre de los f¨¦rreos grilletes que le manten¨ªan amarrado a la cama, el grupo huy¨® en tres coches hasta su refugio de Barcelona.
Apenas un mes despu¨¦s de la sangrienta evasi¨®n, su banda secuestr¨® a dos delincuentes -Manuel Andr¨¦s S¨¢nchez Manzano y Eduardo Aldama de la Red- por considerarlos soplones de la polic¨ªa. Ambos fueron llevados a un descampado pr¨®ximo a Barcelona y all¨ª les dieron un pico y una pala: "Empezad a cavar". Cuando ya hab¨ªan hecho un hoyo profundo, los dos secuestrados fueron asesinados a tiros y sepultados en el agujero. Dice un veterano polic¨ªa que fue Bueno Latorre quien supuestamente orden¨® luego a sus colegas: "Enterradlos boca abajo. Por si todav¨ªa est¨¢n vivos. As¨ª, si escarban, que escarben para abajo".
El rastro de sangre que iban dejando a su paso Bueno y su banda hizo saltar todas las alarmas. Fue declarado enemigo p¨²blico n¨²mero 1 y toda la maquinaria policial tens¨® sus resortes para capturarle. Hasta que la Brigada Provincial de Polic¨ªa Judicial de Barcelona le ech¨® el guante el 25 de noviembre de 1983.
El apresamiento de este criminal fue celebrado como uno de los mayores logros policiales de la ¨¦poca. Sin embargo, la alegr¨ªa iba a durar bien poco. Bueno Latorre volvi¨® a demostrar sus dotes de fuguista el 20 de abril de 1984. Viernes Santo. Ese d¨ªa, en uni¨®n de otros dos reclusos -Antonio ?lvarez Gallego y Antonio Retuerto Gonz¨¢lez-, logr¨® evadirse del penal de alta seguridad de Alcal¨¢-Meco despu¨¦s de enca?onar con dos pistolas (hechas con dos trozos de jab¨®n pintado con tinta china) a varios funcionarios de prisiones, a quienes desnudaron, para ponerse luego sus ropas y abandonar la prisi¨®n tranquilamente.
Bueno, ?lvarez y Retuerto comenzaron hacia las nueve de la noche la ejecuci¨®n de un plan que hab¨ªan rumiado durante mucho tiempo. A esa hora, la mayor¨ªa de los reclusos de Alcal¨¢-Meco ve¨ªan la televisi¨®n, jugaban a las cartas o charlaban. Mientras tanto, el tr¨ªo de fugitivos se dedicaba a arrancar la taza del retrete de una celda para as¨ª descender por el agujero hasta una galer¨ªa de servicio y, tras serrar una rejilla de hierro, acceder al s¨®tano donde estaban las llaves de paso del agua y los interruptores el¨¦ctricos. Una vez all¨ª, esperaron la llegada de alg¨²n funcionario.
El plan de Bueno, ?lvarez y Retuerto precisaba de la cooperaci¨®n de otros reclusos. Y ¨¦stos cumplieron su parte de trato: entraron en una celda desocupada, rompieron un grifo y provocaron una aparatosa inundaci¨®n. Para atajarla, tres funcionarios corrieron hacia el s¨®tano con objeto de cerrar las llaves de paso e impedir que siguiera saliendo agua a raudales.
Nada m¨¢s entrar en el s¨®tano, los carceleros fueron asaltados por los tres delincuentes, armados con un pincho rudimentario y dos pistolas. Lo que los funcionarios no sab¨ªan entonces era que las supuestas pistolas no eran sino dos canteros de jab¨®n pintados de negro y dos trozos de tubo de acero. Retuerto, que en otro tiempo hab¨ªa sido pastelero, fue el encargado de moldear las armas. Daban el pego. Tanto, que ninguno de los funcionarios se atrevi¨® a comprobar su funcionamiento. ?lvarez y Retuerto, los compa?eros de Bueno, ya hab¨ªan utilizado con ¨¦xito una estratagema similar para largarse en 1983 de la vieja prisi¨®n de Carabanchel: en aquella ocasi¨®n emplearon pistolas de escayola pintadas de negro, una obra de arte que mereci¨® en su d¨ªa el honor de figurar en las vitrinas del Museo Penitenciario. La evasi¨®n, en cualquier caso, ten¨ªa un argumento digno de la pel¨ªcula Fuga de Alcatraz.
Una vez reducidos los funcionarios, ¨¦stos fueron atados, amordazados y despojados de su uniforme, de su placa de identificaci¨®n y de las llaves. Dos de los fugitivos se disfrazaron de guardianes y el tercero se embuti¨® en un mono de alba?il. Salieron al patio y caminaron sin prisas hacia el edificio donde estaban las cocinas generales, en las que exist¨ªa una puerta que daba directamente a la calle. El resto fue coser y cantar. Echaron a andar hacia el campo y se perdieron entre las sombras de la noche sin despertar las sospechas de los vig¨ªas. La evasi¨®n fue descubierta al hacerse el ¨²ltimo recuento de presos del d¨ªa. Aullaron las alarmas, pero ya era demasiado tarde.
Antonio ?lvarez, madrile?o, hab¨ªa sido detenido con anterioridad en 21 ocasiones, y la del Viernes Santo era su cuarta fuga. Estaba acusado de participar en la muerte de un sargento del Ej¨¦rcito durante un atraco a un banco de Legan¨¦s (Madrid) en enero de 1981.
Antonio Retuerto hab¨ªa sido arrestado en 12 ocasiones anteriores. Y la escapada de Alcal¨¢-Meco era la tercera que protagonizaba: la primera vez se larg¨® de la vieja prisi¨®n de Alcal¨¢ de Henares, y la segunda lo hizo de la de Carabanchel, siempre en compa?¨ªa de Antonio ?lvarez. Dos a?os despu¨¦s de aquello, Retuerto declaraba a Amelia Castilla, redactora de EL PA?S, que todo lo pasado era fruto de "la falta de madurez y las malas compa?¨ªas". Y agregaba: "Si cuando me detuvieron a los 18 a?os por robar un coche no me hubieran condenado a ocho a?os de c¨¢rcel, todo esto no habr¨ªa pasado".
Veinticuatro a?os despu¨¦s de que Bueno Latorre dijera adi¨®s al penal de Alcal¨¢-Meco, nadie ha vuelto a ver sus ojos verdes. Los polic¨ªas que mejor le conocen creen que huy¨® a Francia y que posiblemente all¨ª contact¨® con hampones relacionados con grupos de corte anarquista. Tambi¨¦n barajan la hip¨®tesis de que se marchara a Suram¨¦rica aprovechando sus contactos con narcotraficantes con los que coincidi¨® en las c¨¢rceles. Pero eso no deja de ser una mera elucubraci¨®n.
En muchas comisar¨ªas sigue estando la ficha de uno de los m¨¢s famosos fugitivos, junto con una ajada foto de 1983 y su descripci¨®n f¨ªsica: 1,70 de estatura, de complexi¨®n atl¨¦tica, ojos verdes, cabello rubio (con entradas pronunciadas e incluso calvicie por el paso del tiempo). Tambi¨¦n se hacen constar sus cicatrices (un viejo costur¨®n transversal en el vientre, posiblemente recuerdo de aquella vez que se clav¨® unas tijeras para que le trasladaran al hospital de Burgos) y sus tatuajes (un hombre en el brazo derecho y una pantera negra en la espalda). Esa pantera es todo un s¨ªmbolo de su car¨¢cter, porque ¨¦l, como el felino, es un hombre astuto, silencioso y h¨¢bil para ocultarse.
"La trayectoria delincuencial de Bueno Latorre es una de las m¨¢s importantes de Espa?a, no s¨®lo por la cantidad e importancia de los delitos que se le atribuyen, sino por la peligrosidad de este hombre", asegura un informe del grupo antiatracos de Barcelona que a¨²n le sigue el rastro.
?Pero c¨®mo es este individuo que contin¨²a siendo una pesadilla para los cuerpos de seguridad del Estado m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de su desaparici¨®n? Es un tipo con una inteligencia normal, tiene un pensamiento pobre de contenido, su capacidad de ideaci¨®n est¨¢ parcialmente bloqueada por sus escasos recursos y sufre una gran inestabilidad afectiva, con predominio de la depresi¨®n, seg¨²n determin¨® un psiquiatra que le explor¨® pocos d¨ªas antes de que se evadiese.
La polic¨ªa no tiene elaborada una lista oficial con los delincuentes m¨¢s buscados. Pero, sin duda, en la lista oficiosa figura en un lugar preeminente el despiadado atracador barcelon¨¦s, junto con Antonio Angl¨¦s, el asesino de las tres ni?as de Alc¨¤sser (Valencia) en 1992; el capo mafioso Carlos Ruiz Santamar¨ªa, El Negro, y Aribert Heim, el m¨¦dico nazi conocido como el Doctor Muerte por las barbaridades que cometi¨® en el campo de exterminio de Mauthausen, que se sospecha pueda estar oculto en Espa?a.
"Creemos que Bueno Latorre est¨¢ en alg¨²n pa¨ªs europeo, tal vez Francia o B¨¦lgica, y que act¨²a como delegado de alguna red de tr¨¢fico de hach¨ªs marroqu¨ª", confiesa un agente. La Comisar¨ªa General de Polic¨ªa Judicial ha impulsado recientemente la b¨²squeda de este delincuente, a la vez que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n ha cursado ¨®rdenes internacionales de busca y captura a los pa¨ªses en los que se sospecha que est¨¦ escondido y utilizando documentaci¨®n falsa. La persecuci¨®n contin¨²a. -
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