De Karadzic a Talaat Pach¨¢
La captura y el juicio de Radovan Karadzic son de gran importancia por representar, en la estela de N¨¹remberg, una aplicaci¨®n del principio de que los genocidios y los cr¨ªmenes contra la humanidad nunca deben quedar impunes. Sabemos que aunque el castigo tenga lugar y clamemos una y otra vez contra los causantes de la muerte en masa, tales tragedias seguir¨¢n ocurriendo. Pero por lo menos desaparecer¨¢ el aliciente de la impunidad.
Hay otra dimensi¨®n menos valorada del caso Karadzic: su papel de cara a la conciencia social serbia. La imagen del siniestro psiquiatra, oculto a favor de la complicidad de sus compatriotas, era la de un pa¨ªs que asum¨ªa en su conjunto, por activa o por pasiva, la responsabilidad de los cr¨ªmenes cometidos sobre Sarajevo o Srbrenica. Es cierto que unos miles de ultras se han manifestado en protesta por la entrega a La Haya, pero sobre todo no puede olvidarse que fue el Gobierno democr¨¢tico de Belgrado quien lo detuvo y extradit¨®. La traumatizada Serbia de la democracia no es la agresora sanguinaria que creara Milosevic. La culpa colectiva queda ya atr¨¢s.
El episodio adquiere un valor de ejemplaridad si pensamos en el debate sobre el genocidio armenio, cuya negaci¨®n puede costarle a Turqu¨ªa el ingreso en la UE. Es cierto que sucedi¨® hace casi un siglo, pero tambi¨¦n sus dimensiones fueron enormes y fue el patr¨®n para matanzas posteriores. Hay adem¨¢s testimonios abrumadores: el proceso y condena de responsables por el propio Imperio otomano agonizante, cuyas actas se conservan en Washington, la documentaci¨®n recopilada por el Patriarcado armenio en los a?os de ocupaci¨®n aliada de Estambul, los informes de los c¨®nsules. De momento el reconocimiento del genocidio sigue siendo tab¨² en Turqu¨ªa y el art¨ªculo 301 del C¨®digo Penal pende sobre cualquier infractor (recordemos a Orhan Pamuk). Ahora bien, la atm¨®sfera ha mejorado sensiblemente en los ¨²ltimos a?os, a pesar de golpes como el asesinato del periodista armenio Hrant Dink en Estambul. Y hay que dar cauce a la nueva coyuntura, con hechos hasta ahora inimaginables, como la invitaci¨®n del presidente de Armenia al de Turqu¨ªa para presenciar juntos el partido Armenia-Turqu¨ªa a celebrar en Yerev¨¢n. La prensa democr¨¢tica turca, tanto laica como confesional, presiona a favor de la asistencia y de una reconciliaci¨®n definitiva.
?Por qu¨¦ no seguir el ejemplo serbio? Fue l¨®gico el encubrimiento en los a?os 20, cuando Turqu¨ªa acababa de nacer como rep¨²blica independiente y exist¨ªan reivindicaciones territoriales. Pero ahora, ?por qu¨¦ no fijarse en que la responsabilidad del genocidio no fue del pueblo turco, sino del grupo de militares ultranacionalistas en el Gobierno, cuya cabeza efectiva era Talaat Pach¨¢, a quien corresponden las directrices mort¨ªferas? Hubo casos de violencia armenia, como en Van, recon¨®zcanse, siempre en el marco de la valoraci¨®n de conjunto. Obviamente, el negacionismo, como suced¨ªa en Serbia con la protecci¨®n a los criminales de guerra, conlleva una absurda asunci¨®n de la responsabilidad por unos hechos ajenos a la Turqu¨ªa de hoy. Ni siquiera tuvo Mustaf¨¢ Kemal nada que ver con el lanzamiento de la pol¨ªtica de exterminio. Cast¨ªguese la memoria de los dirigentes responsables; quede limpia la conciencia de todo un pa¨ªs. Objeci¨®n: con las tensiones en curso, ?qui¨¦n le pone el cascabel al gato?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.