"Hay boicot al jurado"
Desde hace pocas semanas coordina un equipo de seis fiscales que impulsar¨¢n la instituci¨®n del jurado. Jaime Cussac, fiscal que siempre ha ejercido en Valencia, reconoce que, en la pr¨¢ctica, el jurado ha sido boicoteado, defiende la instituci¨®n como un ejercicio de ventilaci¨®n y frescura de la justicia, admite que necesita de pedagog¨ªa social y se confiesa un converso a favor del tribunal popular.
Pregunta. ?Por qu¨¦ se crea una secci¨®n de jurado cuando son m¨ªnimos los juicios que se celebran bajo esa f¨®rmula?
Respuesta. Porque creo que podemos cambiar esa tendencia, impulsar una instituci¨®n hacia la que hay rechazo pero que tiene innumerables ventajas. La gran cifra negra del jurado est¨¢ en los delitos que tienen poca importancia penol¨®gica y que son f¨¢cilmente escamoteables: omisi¨®n del deber de socorro, allanamiento de morada y amenazas condicionales. La cifra negra del jurado est¨¢ en buena medida ah¨ª. Esas cosas no se llevan nunca a jurado.
"La instituci¨®n funciona mucho mejor de lo que se dice"
"No hay culpables a los que se absuelve, hay inocentes a los que se confirma"
P. ?Ha habido un boicot?
R. S¨ª, s¨ª. Creo que los jueces instructores, en mi opini¨®n sin fundamento, tienen miedo, reticencia y desconfianza. Eso provoca la huida. Y, como huyen, no conocen. Por tanto, algunos de esos prejuicios negativos hacia el jurado no se disipan. Creo que un juez instructor no deb¨ªa tener el m¨¢s m¨ªnimo problema en instruir un procedimiento con arreglo a la ley del jurado. Es verdad que la ley del jurado vigente es manifiestamente mejorable. El proceso de selecci¨®n de los miembros del jurado se pod¨ªa haber simplificado. Es buena idea que el referente sea el censo electoral, se garantiza una representatividad muy grande, pero probablemente se pod¨ªan haber previsto mecanismos de desplazamientos del jurado a otras sedes territoriales cuando se presuma que va a haber una situaci¨®n comprometida para los jurados, lo que tambi¨¦n se pod¨ªa prever para determinados procedimientos t¨¦cnicos. En la cuna de la democracia, que es EE UU, lo hacen continuamente.
P. Se critica el cat¨¢logo de delitos que van a jurado. ?Lo comparte?
R. Los delitos de jurado se supone que tienen que ser delitos graves, porque es un procedimiento caro, no s¨®lo en dinero, sino en esfuerzo del aparato. No tiene sentido matar moscas a ca?onazos. Tienen que ser delitos sencillos, con acciones que cualquier ciudadano pueda representarse. El paradigma de eso es el homicidio. Pero, ?por qu¨¦ no la violaci¨®n, los delitos contra la libertad sexual, las injurias, las detenciones ilegales? Y, sin embargo, ?por qu¨¦ s¨ª el cohecho o la malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, que a veces a los propios t¨¦cnicos nos cuesta entender? Ser¨ªa disparatado convertir en delitos de jurado los delitos contra la hacienda p¨²blica o las conducciones et¨ªlicas, u otros delitos en los que el ciudadano pudiera reconocerse.
P. Pero, ?por qu¨¦ el rechazo a juzgar por jurado?
R. Nos hemos formado en un modelo ajuradista, un modelo donde no exist¨ªa el jurado y era visto como una cosa anglosajona. Tenemos todas las reticencias iniciales de los profesionales respecto de los aficionados. Esto no es una cosa espec¨ªficamente jur¨ªdica. Es como si de repente se decidiera que en los casos muy graves, tipo House, se va a reunir a nueve ciudadanos para que hagan el diagn¨®stico de una enfermedad. Es de suponer que a los m¨¦dicos les dar¨ªa un ataque nada m¨¢s pensarlo. Es aquello que dec¨ªa Benjam¨ªn Clemenceau de que la guerra es una cosa demasiado importante para dej¨¢rsela a los militares. Toda intromisi¨®n de la ciudadan¨ªa en un ¨¢mbito t¨¦cnico es vista por los t¨¦cnicos como algo perturbador y a menudo como una aut¨¦ntica amenaza.
P. ?Ha perdido el miedo a la intromisi¨®n de los ciudadanos en la administraci¨®n de justicia?
R. Soy un converso. Mi punto de partida era el del rechazo. Me vi abocado al primer jurado que me toc¨® a rega?adientes. Aquella experiencia y las sucesivas, en total ocho o diez, me han ido convenciendo. La instituci¨®n funciona mucho mejor de lo que se dice, mucho mejor de lo que se cree. Funcionando razonablemente bien, su efecto de introducci¨®n de la soberan¨ªa popular en el poder judicial se cumple, con toda la modestia. Me parece que s¨ª es verdad lo que dice la ley en cuanto a la introducci¨®n de ciertas innovaciones en el modo de actuar, de conducir los juicios, de proponer y practicar las pruebas, dota de mucha importancia las pruebas periciales. Donde est¨¦ una prueba de ADN, una huella digital o una buena pericial sobre la trayectoria de proyectil que se quite el testigo que vio o dej¨® de ver. Es el siglo de las luces contra las brujas de Goya. El jurado me ha ido seduciendo. Y tambi¨¦n he ido constatando la reticencia con la que en general era acogido por el sistema.
P. ?El rechazo al jurado tiene que ver con la concepci¨®n de infalibilidad de los tribunales t¨¦cnicos?
R. Hay varios factores que contribuyen a eso que podemos llamar reticencia o boicot. Uno es el desconocimiento. Hay una actitud sincera de que el jurado ha funcionado mal en algunos casos. Pero ese n¨²mero de casos no es significativamente superior al mal funcionamiento de los tribunales t¨¦cnicos. No hay jurados torpes, sino operadores jur¨ªdicos inadaptados. El mismo jurado que ha salido por peteneras, quiz¨¢s si se le hubieran planteado las cosas de otra manera, a lo mejor el resultado hubiera sido otro. He combatido siempre esto porque tambi¨¦n los tribunales t¨¦cnicos fallan.
P. ?Qu¨¦ experiencia pudo influir negativamente? ?Por qu¨¦ la sociedad se ha sentido frustrada en algunos veredictos de inocencia?
R. Cuando se dice que la sociedad qued¨® frustrada porque la respuesta no fue la esperada, creo que hay un problema de pedagog¨ªa social. Y los medios de comunicaci¨®n tienen un gran papel en eso. Vamos a ver, una sociedad no se puede nunca sentir frustrada por una absoluci¨®n, porque existe la presunci¨®n de inocencia. No hay culpables a los que se absuelve, hay inocentes a los que se confirma su inocencia. Por eso, una absoluci¨®n nunca es un error judicial. Eso es tanto como decir que hay un mecanismo, una instancia que establece las culpabilidades al margen del juicio, lo cual es un perfecto disparate. No existen unos culpables que se determinan nadie sabe c¨®mo, cu¨¢ndo, d¨®nde y por qui¨¦n y luego un tribunal que si les condena acierta y si les absuelve se equivoca. El que decide si son culpables o inocentes es el tribunal.
P. ?C¨®mo puede el fiscal promocionar la pr¨¢ctica de jurado?
R. Sencillamente, no siendo parte en las maniobras de ocultaci¨®n. Uno de los preceptos de los que no se puede decir que sea lo mejor de la ley es el art¨ªculo 5. Es enrevesado, complicado, el t¨ªpico art¨ªculo lleno de reglas, excepciones y contraexcepciones. El Tribunal Supremo nos ha dicho que cuando una misma persona sea autora de varias infracciones, que no tengan entre ellas m¨¢s raz¨®n de conexi¨®n que esa, en lo que se llama conexidad subjetiva, se plantea el problema siguiente: si todas las infracciones son competencia del jurado, perfecto; si lo son de un tribunal t¨¦cnico, tambi¨¦n. Pero si unas son competencia de jurado y otras no, debe conocer la jurisdicci¨®n t¨¦cnica. La ley dice que si es posible separar las infracciones sin ruptura de la continencia de la causa, cada delito lo tiene que juzgar su tribunal. Esto, en el caso de los homicidios, es pr¨¢cticamente imposible. Ha habido escamoteos directos. Es la lista negra de los jurados, y queremos acabar con ella.
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