Prohibido hablar de pol¨ªtica
El COE exige a los deportistas espa?oles que no hagan declaraciones 'molestas' para el r¨¦gimen
A la Villa Ol¨ªmpica lleg¨® Alejandro Blanco, el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE), para reunirse con sus deportistas. No muchos; apenas las chicas del baloncesto, la selecci¨®n de esgrima, el d¨²o del voley-playa; Pablo Abi¨¢n, el del badminton, o el maratoniano Chema Mart¨ªnez. "Es dif¨ªcil reuniros a todos", se lament¨® Blanco antes de felicitar a los que estaban y a los que est¨¢n por estar donde est¨¢n, en Pek¨ªn.
Luego, tras las felicitaciones, llegaron las advertencias. Hablar podr¨¢n hablar. Pero de pol¨ªtica ni una palabra. Nada de mencionar la precariedad de los derechos humanos en China o el conflicto del T¨ªbet. "Hemos preguntado a Jacques Rogge [el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional] y nos ha contestado que la Carta Ol¨ªmpica se cumplir¨¢ taxativamente", manifest¨® Blanco; "no se pueden hacer declaraciones de contenido pol¨ªtico en la zona ol¨ªmpica: ni en la Villa ni en las instalaciones. No se puede escribir en medios de comunicaci¨®n. La consecuencia es la retirada de la acreditaci¨®n y a casa. Ya somos todos mayores. Es el momento del deporte y de los deportistas. El de la pol¨ªtica ser¨¢ otro. Os lo ten¨ªa que decir". Y se lo dijo. En Sidney 2000 o Atenas 2004 no habr¨ªa habido necesidad de recordar el punto 3 de la Norma 50: "No se permitir¨¢ ning¨²n tipo de manifestaci¨®n ni propaganda pol¨ªtica, religiosa o racial en ning¨²n emplazamiento, instalaci¨®n u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos ol¨ªmpicos".
Blanco recuerda que incumplir la norma supondr¨¢ "perder la acreditaci¨®n y a casa"
Ya somos mayores. Es el momento del deporte", a?ade el presidente del COE
Las manifestaciones pol¨ªticas, religiosas o raciales est¨¢n vetadas por la Carta Ol¨ªmpica
S¨®lo Amaya Valdemoro se atrevi¨® a preguntar: "Alejandro, ?habr¨¢ jamoncito?"
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Termin¨® su discurso el presidente y abri¨® el turno de preguntas. Silencio sepulcral. "?Qu¨¦? ?Vergonzosos? ?Ni t¨² quieres preguntar, Amaya?", insisti¨® el directivo mirando a Valdemoro, a quien todos consideran extrovertida. Y la baloncestista, que lleva tatuado en la nuca el nombre de su madre, fallecida, no se cort¨® un pelo y se arranc¨® acelerada: "Alejandro, ?habr¨¢ jamoncito?", pregunt¨® quiz¨¢s enterada de que su importaci¨®n est¨¢ prohibida en China. "S¨ª, hemos tra¨ªdo uno por deporte. Y vino espa?ol". La lluvia de aplausos fue lo m¨¢s movido del d¨ªa en Pek¨ªn, donde el aire castiga cada gesto, el sudor navega a riadas y la poluci¨®n impide ver los gigantescos estadios a m¨¢s de cinco metros de distancia. Lo resumi¨® tras entrenarse el sablista Jaime Mart¨ª: "En la Villa estamos de f¨¢bula, pero cada vez que salimos sudamos como pollos".
Las cifras asustan: 35 grados y 50% de humedad a primera hora de la ma?ana, aunque la previsi¨®n era alcanzar el 90% al caer la tarde. Por eso las banderas de Ir¨¢n, como las de Brasil o Espa?a, desfallecen sin viento en las ventanas de las habitaciones de la Villa. Por eso las mujeres se protegen del sol invisible con paraguas multicolores y finos guantes hasta el codo. Por eso los deportistas llevan chancletas con sus colores nacionales, que, en el caso de Valdemoro, permiten ver u?as rojigualdas. Y por eso Mart¨ªnez, maratoniano, remueve sobre su vientre plano una pel¨ªcula aceitosa, mezcla de sudor y poluci¨®n solidificada, tras s¨®lo dos minutos a la intemperie.
Terminaron los espa?oles, se cruzaron con el ajetreado Gaiet¨¤ Cornet, que ha llegado desde los 400 metros -es el ¨²nico espa?ol que ha bajado de los 45s- a la jefatura del equipo y, metidos ya en el horno, donde les esperaba el control de seguridad de la Villa -"?qu¨¦ pesaos!"-, pasaron por delante de un banco, dos cafeter¨ªas, una peluquer¨ªa, una zona enorme dedicada a juegos de consolas y una macrosala para conectarse a Internet.
Adem¨¢s, podr¨¢n estudiar chino: una diminuta profesora se?alaba con su puntero s¨ªmbolos ilegibles mientras algunos alumnos-deportistas repet¨ªan sus sonidos guturales. No hab¨ªa espa?oles.
"Ganaremos m¨¢s de diez medallas, pero menos de cien para no ganar a Estados Unidos ni a China", les dijo Blanco; "a un espa?olito ya no le tiemblan las piernas ante citas como ¨¦sta". Y asintieron los deportistas, que llevan varios d¨ªas compartiendo pisos en la Villa, disfrutando del lujo de beber agua del grifo -algo inusual en China- y paseando por sus 370.000 metros cuadrados. "?Todo bien en la Villa?" "?S¨ª, s¨ª!", contestaron a coro.
A Blanco, que termin¨® el d¨ªa cenando en la Casa de Espa?a, en la Beijing Tower, donde se puso en las manos de Paco, el cocinero del restaurante La Criolla, de Valladolid, no le sorprendi¨® nada: "Nos hemos pegado hasta con el rosario de la aurora". Como ellos por estar aqu¨ª. Un lujo. Hasta jamoncito tienen.
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