Do?ana sufre el ataque de la pesca ilegal
Desde comienzos de a?o se han producido 75 infracciones en la costa protegida
Es frecuente olvidar que Do?ana es un paraje cuya riqueza trasciende de la tierra firme y se hunde tambi¨¦n en el Atl¨¢ntico, donde el parque se convierte en un reservorio de numerosas especies marinas. Por ello, toda su costa est¨¢ protegida de determinadas actividades pesqueras. Pero hay quienes violan la normativa, abriendo un nuevo frente en este acosado para¨ªso natural, cercado en tierra firme por la presi¨®n urban¨ªstica y la sobreexplotaci¨®n agr¨ªcola y de sus recursos h¨ªdricos o el peligro de extinci¨®n de iconos como el lince ib¨¦rico.
Una red de arrecifes artificiales impide el uso de artes de arrastre
La pesca ilegal ataca al sostenimiento de un lugar clave de la fauna marina en Andaluc¨ªa, pues es en la desembocadura del Guadalquivir donde importantes especies de uso comercial se reproducen y cr¨ªan, como boquerones, sardinas, doradas, lubinas, corvinas, chocos, lenguados, aced¨ªas, langostinos, chirlas o coquinas, entre otras. En lo que va de a?o, se han producido 75 infracciones de pesqueros en el entorno de Do?ana.
"El fen¨®meno de la pesca ilegal es grande, pero tambi¨¦n es cierto que se ha avanzado mucho. En 2000 las actividades ilegales en la zona de Do?ana eran muy superiores", explica Alfonso M¨¢rquez, jefe del Servicio de Ordenaci¨®n de Recursos Pesqueros y Acu¨ªcolas de la Consejer¨ªa de Agricultura y Pesca. Entre otras medidas para mejorar la situaci¨®n, M¨¢rquez destaca la instalaci¨®n de una red de arrecifes artificiales frente a Do?ana que impide el uso de las artes de arrastre a los pesqueros.
Y es que la franja del Golfo de C¨¢diz que ba?a al Espacio Natural est¨¢ protegida por dos figuras administrativas que regulan espec¨ªficamente la pesca del lugar, aunque no evitan que algunos las pasen por alto. As¨ª, de las 75 infracciones detectadas, 45 se debieron a buques que faenaban en zonas que les estaban prohibidas o vedadas. Las zonas restringidas consisten, por un lado, en una milla de protecci¨®n desde toda la orilla del parque nacional establecida por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente. Por otro, la Consejer¨ªa de Agricultura y Pesca cre¨® en 2004 una compleja reserva pesquera desde la desembocadura del Guadalquivir hasta casi Matalasca?as, que engloba a la zona de protecci¨®n. Esta reserva comprende zonas de amortiguaci¨®n en las que est¨¢ regulada la pesca, permiti¨¦ndose s¨®lo el marisqueo artesanal o las artes pesqueras menores que utilicen red (trasmallos) con regulaciones espec¨ªficas para cada lugar.
En la primera de las ¨¢reas, la zona A, que engloba el cauce del r¨ªo desde su desembocadura hasta el ca?o de Mart¨ªn Ruiz (ver mapa), s¨®lo est¨¢ permitido el marisqueo a pie en la franja intermareal. En la zona B, que abarca desde Chipiona (C¨¢diz) hasta la Torre Zalabar, en Do?ana, se puede mariscar a pie y se permite faenar de manera artesanal a un grupo de 121 nav¨ªos censados en tres puertos gaditanos (Chipiona, Sanl¨²car y Rota). La zona C, que alcanza desde la Torre Zalabar hasta las inmediaciones de Matalasca?as, es id¨¦ntica a la zona B, pero algo m¨¢s permisiva, puesto que durante seis meses s¨ª permite la pesca con rastro remolcado o draga hidr¨¢ulica para la captura de chirla. En ning¨²n caso se puede utilizar artes de arrastre en la reserva.
Alfonso M¨¢rquez destaca las mejoras en las medidas de control y teledetecci¨®n para evitar que barcos no seleccionados faenen en esta zona o que los que lo est¨¦n, lo hagan cumpliendo la legalidad: "Existen mecanismos de control v¨ªa sat¨¦lite que indica la posici¨®n del barco cada tres minutos, lo que permite ser usado para el levantamiento de actas de infracci¨®n". De momento, est¨¢ instalado s¨®lo en la flota que se dedica a la chirla.
Los patrones de los barcos saben de la eficacia de dichos controles y hay quien ha tratado de manipular los dispositivos para faenar sin ser molestado en el entorno de Do?ana. De hecho, la Direcci¨®n General de Pesca tramit¨® 20 infracciones por interferir en las comunicaciones del sistema de detecci¨®n. El resto de las infracciones de este a?o se debieron a incumplimientos de los horarios establecidos (en seis casos); en la incorrecta balizaci¨®n de las artes de pesca o por el uso de artes prohibidas (dos infracciones en cada caso).
El 90% de las transgresiones fueron cometidas por buques incluidos en la lista de embarcaciones marisqueras dedicadas a la captura de la chirla. El resto fue de barcos pertenecientes a los censos de pesqueros de arrastre de fondo o de cerco del Golfo de C¨¢diz. A estas infracciones hay que sumar las que cometen el considerable n¨²mero de embarcaciones en el cauce del Guadalquivir hasta su desembocadura, que carecen de documentaci¨®n.
La costa olvidada
La labor inspectora y coercitiva de las administraciones para controlar la pesca en Do?ana es importante. Pero la directora general de Pesca, Elvira ?lvarez, recuerda que "s¨®lo con la persecuci¨®n no se puede acabar con el problema. Por eso intentamos realizar una labor de concienciaci¨®n entre los primeros interesados, que deben ser los propios pescadores. Pues de ellos depende en gran parte su propio futuro. En la zona de Do?ana esto se da especialmente, pero es importante en toda la costa andaluza", explica ?lvarez.
Rafael Cadenas, director del Instituto Andaluz de la Caza y la Pesca Continental, recuerda que proteger la costa de Do?ana es esencial, no s¨®lo para preservar la fauna que alberga, sino para sostener el propio parque: "La costa garantiza el aporte de arena necesario para afianzar el sostenimiento del complejo sistema dunar del parque".
Para muchos, el marco de protecci¨®n dise?ado para Do?ana ha dejado en un segundo plano el litoral. "Debemos de hacer todos un poco de autocr¨ªtica, incluidos los movimientos ecologistas", afirma Juan Jos¨¦ Carmona, de WWF/Adena. "La costa de Do?ana ha sido la gran olvidada en el parque", sostiene.
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