Al rescate obligado de bancos y Wall Street
Debido al fracaso total que ha tenido anteriormente la regulaci¨®n firme por parte del gobierno de los bancos comerciales, los bancos de inversi¨®n, los fondos de cobertura, las entidades de cr¨¦dito hipotecario y otros fondos privados de capital riesgo, Estados Unidos se encuentra ahora sumido en una crisis financiera semiletal, y seguir¨¢ as¨ª durante un tiempo considerable.
Las alzas y los bajones del mercado inmobiliario son algo que se ha ido repitiendo a lo largo de siglos de historia econ¨®mica. En una columna anterior, en mayo, aparec¨ªan especificados los sospechosos de rigor a los que tenemos que culpar de provocar este ¨²ltimo desplome financiero, el peor de la historia, en Estados Unidos y fuera de sus fronteras. Desgraciadamente, una semana tras otra, los titulares ponen ahora en evidencia lo grave que es el desastre que han dejado tras de s¨ª estos sospechosos.
"Como estamos en una ¨¦poca de bancarrotas y de embargos, casi todo es arriesgado ahora mismo"
Por consiguiente, mi tarea en este art¨ªculo es proporcionar un an¨¢lisis serio de c¨®mo y por qu¨¦ ser¨¢ necesario un gasto gubernamental de calado en ayudas para restablecer la estabilidad en los principales bancos, en Wall Street y en los mercados extranjeros.
Las p¨¦rdidas tanto de prestamistas como de prestatarios son tan inmensas que ning¨²n banco privado de inversi¨®n, ning¨²n banco privado comercial, ning¨²n grupo privado de inversiones y ning¨²n superrico Warren Buffet podr¨ªan verse impulsados jam¨¢s a rescatar a los principales afectados.
S¨ª, es verdad que el inter¨¦s p¨²blico exige que se salve a Fannie Mae y a Freddie Mad. Pero s¨®lo un ingenuo podr¨ªa pensar que cuando se les salve, sus bienhechores gubernamentales vayan a librarse de sufrir p¨¦rdidas grand¨ªsimas.
El capitalismo privado puro nunca se puede salvar a s¨ª mismo despu¨¦s de haber generado burbujas especulativas muy extendidas. ?sa es la raz¨®n por la que se fundaron en un principio los bancos centrales, como el Banco de Inglaterra, el Banco de Suecia y el sistema de la Reserva Federal de 1913. A todos los sistemas capitalistas de mercado les resulta imprescindible una "entidad crediticia de ¨²ltimo recurso".
La tarea del Gobierno consiste en perder dinero, no en favor de magnates ricachones ni de especuladores cegatos, sino de organismos de inter¨¦s p¨²blico, como Reconstruction Finance o las agencias nacionales de la vivienda.
La polic¨ªa y los bomberos consumen la recaudaci¨®n fiscal presente y futura. Esto no es un despilfarro. Es una asignaci¨®n razonable y prudente de los recursos de la sociedad.
El presidente Franklin Roosevelt no llev¨® a Estados Unidos a la bancarrota cuando salv¨® al capitalismo de la Gran Depresi¨®n. Todo lo contrario: en 1939, cuando Hitler amenaz¨® con conquistar el mundo entero, el Estados Unidos de Roosevelt era tan s¨®lido econ¨®micamente que fue capaz de derrotar a los agresores alemanes por segunda vez, en 1945, al igual que lo hab¨ªa hecho en 1918.
Los lectores se preguntar¨¢n si la Reserva Federal y los sistemas financieros estadounidenses podr¨ªan acabar quebrando como consecuencia de la carga que representan actualmente los rescates.
La comprensi¨®n profunda de los recursos macroecon¨®micos del Gobierno da a entender que entre el gasto fiscal deficitario del Tesoro estadounidense, primero, y el dinero nuevo que crea el sistema de la Reserva Federal, en segundo t¨¦rmino, se podr¨ªan saldar todas las deudas del erario p¨²blico denominadas en d¨®lares, incluso si el caos de las hipotecas subprime fuera el doble de fuerte de lo que va a ser entre ahora y 2010. Por tanto, no hay realmente que temer que vaya a producirse la clase de depresi¨®n que el presidente republicano Hoover le leg¨® al presidente dem¨®crata del New Deal, Franklin Roosevelt.
Una vez que hayan comprendido este punto, deber¨ªan seguir pregunt¨¢ndose si el ¨¦xito de la ayuda a Fannie Mae, a FDIC y a otros organismos nuevos de pr¨¦stamo hipotecario no har¨¢ que Estados Unidos se convierta en una econom¨ªa t¨ªpica de una rep¨²blica bananera, con una inflaci¨®n galopante como la Alemania de 1923 o el Zimbabue de 2008.
Mi sobria respuesta a esto hace referencia una vez m¨¢s a la historia econ¨®mica de la Gran Depresi¨®n, entre 1929 y 1939, y a las macrohistorias de la II Guerra Mundial, entre 1940 y 1946. Durante la guerra, cerca de la mitad de nuestro PIB se gastaba en librar la guerra.
En comparaci¨®n con esa ¨¦poca y con la de la Depresi¨®n, las actividades futuras del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y del secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, parecer¨¢n nimias.
De hecho, hasta el momento, nuestra inflaci¨®n anual actual del 5% se debe a los sobresaltos de la oferta microecon¨®mica y no a la expansi¨®n de la moneda impresa.
Actualmente, el dinero no es en absoluto "f¨¢cil". El cr¨¦dito est¨¢ anormalmente restringido para cualquier inversi¨®n que implique un riesgo considerable. Como estamos en una ¨¦poca de bancarrotas y de embargos, casi todo ser¨¢ arriesgado ahora mismo. Preg¨²ntenle a cualquier pistolero de un fondo de cobertura o intenten lograr financiaci¨®n para comprarse una ganga de casa que se ha puesto barata en su barrio.
Durante demasiado tiempo, los expertos de Wall Street y los economistas de la Casa Blanca contaban con que hubiera un aterrizaje suave y modestamente d¨¦bil. En sus habituales c¨¢lculos "consensuados" inclu¨ªan una ca¨ªda en torno al 1% en el crecimiento del PIB por los empleos perdidos en la construcci¨®n y quiz¨¢s un descenso adicional del 1,5% por la p¨¦rdida de valor neto de los propietarios de viviendas. Y est¨¢ claro que nadie pod¨ªa dejar de notar que los efectos de los elevados precios del petr¨®leo y de los productos b¨¢sicos de la c¨¢mara de comercio estadounidense iban a sentirse en el gasto de los consumidores en 2008.
Esto es igual que la diferencia entre diagnosticar una gripe suave y un c¨¢ncer en fase de met¨¢stasis. Utilizo esta temida palabra a prop¨®sito: la radiaci¨®n puede frenar el crecimiento del c¨¢ncer en el cuello, pero no hay ning¨²n esc¨¢ner moderno ni Rayos X que puedan detectar a priori en qu¨¦ parte del dedo gordo del pie va a aparecer ese tipo de c¨¢ncer.
Un colapso financiero se le parece mucho. Ayudar a la moribunda empresa Bear Stearns puede mantener su caparaz¨®n con algo de vida. Pero en pocas semanas, Merrill Lynch y Lehman Investment Bank estar¨¢n a las puertas de la muerte. Y quiz¨¢s un centenar de bancos comerciales locales sean los siguientes en la lista de rumores. Quiz¨¢s.
Todo se vuelve "quiz¨¢s" cuando la transparencia se acaba y tiene lugar un hiperapalancamiento no realizado.
Una vez que se devuelva con seguridad a Bush a su rancho de Crawford, Tejas, un nuevo Congreso recuperar¨¢ para el pueblo estadounidense la base fiscal original que el presidente Bush y el vicepresidente Cheney han estado desperdiciando en las clases con ingresos multimillonarios.
Despu¨¦s de 1929, ninguna democracia razonable va a volver a seguir el lema del secretario del Tesoro Mellon: liquida, liquida y liquida; paciente, c¨²rate a ti mismo.
El poeta Robert Frost escribi¨®: "El hogar es el lugar en el que, cuando tienes que ir a ¨¦l, te tienen que acoger". Lo mismo ocurre con los votantes de la actualidad. Cuando las cosas se vienen abajo, tenemos que empezar a reconstruir el lugar en el que vivimos.
(c) 2008, Paul A. Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services.
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