Los criminales de guerra y su legado
La noticia de la detenci¨®n de Radovan Karadzic recorri¨® al mundo despertando alegr¨ªa por el triunfo de la justicia. Las informaciones sobre su cambio de identidad llenaron p¨¢ginas de prensa dejando a un lado el verdadero motivo de su detenci¨®n: el oportunismo pol¨ªtico. "En los Balcanes, desde hace tiempo, el caso de Karadzic no es una cuesti¨®n de cr¨ªmenes y justicia, sino de juegos pol¨ªticos", escribe el veterano periodista de Sarajevo Zlatko Dizdarevic.
El prestigioso semanario Vreme asegura que hubo m¨¢s agentes de servicios de seguridad que p¨²blico en una de las conferencias pronunciadas por el doctor de medicina alternativa Dragan Babic, nombre asumido por Karadzic, y que "no sab¨ªan qu¨¦ hacer con ¨¦l, a qui¨¦n entreg¨¢rselo". Cuando tuvieron la luz verde, le detuvieron. El ministro del Interior, Ivica Dacic, antiguo portavoz de Slobodan Milosevic y actualmente miembro del Gobierno de coalici¨®n por el Partido Socialista Serbio, se desmarc¨® inmediatamente de la detenci¨®n: "La polic¨ªa no lo hizo".
Los Balcanes seguir¨¢n presentando un desaf¨ªo a la pol¨ªtica europea
Por otro lado, el presidente de Serbia, Boris Tadic, y el ministro de Exteriores, Vuk Jeremic, han asegurado que con la detenci¨®n de los criminales de guerra el pa¨ªs est¨¢ cumpliendo con sus obligaciones internacionales. Por primera vez, Jeremic mencion¨® la "obligaci¨®n moral". Pero si la obligaci¨®n moral fuera la gu¨ªa de los pol¨ªticos serbios, las detenciones no hubiesen estado justificadas por presiones internacionales, necesidades econ¨®micas y la entrada en la UE, sino por la necesidad de hacer justicia, las obligaciones con las v¨ªctimas y la asunci¨®n de responsabilidades pol¨ªticas.
"Una ley no puede cambiar la actitud hacia los cr¨ªmenes, se necesita educaci¨®n", sostiene Vojin Dimitrijevic, director del Centro de Belgrado para los Derechos Humanos. Actualmente, los ni?os en Bosnia, Serbia y Croacia aprenden lecciones diferentes sobre la historia reciente, donde la l¨ªnea entre los criminales de guerra y los h¨¦roes nacionales resulta borrosa. El nuevo ministro de Educaci¨®n serbio tambi¨¦n pertenece al Partido Socialista, creado por Slobodan Milosevic. Por otro lado, el Parlamento tampoco es un foro ideal para aprender los valores c¨ªvicos. Cuando los diputados recurren a insultos ¨¦tnicos o racistas, no hay sanciones.
Desde la ca¨ªda de Milosevic, hace ocho a?os, los diferentes gobiernos de coalici¨®n en Belgrado no han querido o podido afrontar el pasado b¨¦lico. La cooperaci¨®n con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), el acercamiento a la UE y la pol¨ªtica hacia Kosovo han sido los temas que han dominado las campa?as electorales y dividido a la opini¨®n p¨²blica. Las coaliciones carec¨ªan de proyectos comunes respecto a los criminales de guerra y al crimen organizado, ¨ªntimamente entrelazados. "Los partidos peleaban entre s¨ª, unos proteg¨ªan a un grupo, otros a otro. As¨ª entramos en sus redes... Se trata de gente con mucho dinero. La mayor¨ªa de los acusados por cr¨ªmenes de guerra son gente muy rica", dijo, en 2003, el entonces viceprimer ministro, Nebojsa Covic, tras el asesinato del primer ministro Zoran Djindjic.
As¨ª, una parte del Gobierno deten¨ªa a los criminales de guerra, mientras que otra les proteg¨ªa y/u obstaculizaba su b¨²squeda y captura. Los partidos se repart¨ªan ministerios (y servicios de seguridad) y nadie se met¨ªa con nadie. Todos ostentaban el poder. Los ministerios de Defensa e Interior eran siempre los m¨¢s solicitados. Estos arreglos imped¨ªan que las instituciones del Estado funcionasen siguiendo una pol¨ªtica com¨²n. ?Funcionan hoy las instituciones? ?Hay consenso pol¨ªtico en el Gobierno? Es dif¨ªcil hablar de un proyecto pol¨ªtico com¨²n cuando el ministro del Interior se desmarca de la detenci¨®n de Karadzic y la presidenta del Parlamento, del mismo partido, dice estar "muy triste". Parece que no sienten esa obligaci¨®n moral, esgrimida por el ministro de Exteriores. Adem¨¢s, si no fuese por esta coalici¨®n de otrora enemigos, que apoya la UE, los ultranacionalistas estar¨ªan en el poder.
Los pol¨ªticos europeos parecen convencidos de que Belgrado est¨¢ cumpliendo con los requisitos para acercarse a la UE. Se espera la detenci¨®n de Ratko Mladic para que Serbia entre en la sala de espera del club europeo.
Sin embargo, sigue pendiente una soluci¨®n duradera para Kosovo. La UE sostiene que el reconocimiento de su independencia por parte de Serbia no es una condici¨®n para comenzar las negociaciones con Bruselas. De hecho, algunos pa¨ªses de la UE tampoco la reconocen. Mientras, Belgrado espera el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia acerca de la legalidad de la proclamaci¨®n de la independencia. Cualquiera que sea el veredicto, es dudoso que EE UU y otros pa¨ªses se retracten del reconocimiento. Las consecuencias de este limbo son tanto pr¨¢cticas como pol¨ªticas. Por ejemplo, Kosovo acaba de imprimir su pasaporte. ?Ser¨¢ aceptado por Espa?a, que no ha reconocido al nuevo pa¨ªs? Pol¨ªticamente, las relaciones con Bruselas podr¨ªan tensarse si Belgrado contin¨²a con su ofensiva contra la independencia, pero si no lo hace, la fr¨¢gil coalici¨®n puede sucumbir a las presiones nacionalistas. Los Balcanes seguir¨¢n presentando un desaf¨ªo a la pol¨ªtica europea.
En cuanto a todos los criminales de guerra, hay que alegrarse por las detenciones pero los motivos de las detenciones son tan importantes como la detenci¨®n misma. La herencia pol¨ªtica de los criminales de guerra balc¨¢nicos perdura.
Mirjana Tomic es periodista serbia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.