Muchas gracias, Jes¨²s
Cada ma?ana, Jes¨²s Neira despierta con el sue?o de conseguir una sociedad m¨¢s justa e igualitaria en la que la violencia no tenga lugar, y en la que la convivencia se produzca por crear el espacio para que pueda llevarse a cabo, no s¨®lo por compartir el que hay. Y como buen profesor, cada d¨ªa lo explica con el ejemplo que nace del compromiso para hacer de sus alumnos disc¨ªpulos en el vivir, no s¨®lo en la materia impartida.
Pero cada jornada, Jes¨²s se encuentra con la pesadilla de la violencia de g¨¦nero, con el silencio c¨®mplice y con las miradas desviadas que no ven para luego negar, como si nada ocurriera detr¨¢s de los muros de la amaurosis social, que s¨®lo se gu¨ªa por los gritos de terror y s¨®lo reacciona cuando tropieza ante cada nuevo caso. No es la vista cansada que nos describe el poeta Luis Garc¨ªa Montero, sino la mirada avergonzada de quien no quiere ver para no verse reflejado.
Conf¨ªo en que muchos hombres hayan aprendido la lecci¨®n del profesor
Jes¨²s sab¨ªa a lo que se enfrentaba. Por eso no mir¨® a otro lado y no guard¨® silencio, pero como ¨¦l, a tenor de lo que recoge el bar¨®metro del CIS, a¨²n hay pocas personas. No puede ser que el mismo mes que Jes¨²s Neira se enfrent¨® a un maltratador, s¨®lo el 2,1% de la poblaci¨®n considere que la violencia de g¨¦nero es un problema grave en Espa?a, o que haya 10 puntos de diferencia en la proporci¨®n de personas que estar¨ªan dispuestas a actuar ante una agresi¨®n a un anciano o un menor y las que lo har¨ªan ante una agresi¨®n a una mujer. Todo ello refleja que no es el desconocimiento lo que lleva a callar, sino la idea de que al actuar ante esos casos se est¨¢n traspasando los l¨ªmites que la misma cultura ha establecido para que los agresores impongan su ley, que siempre es la del m¨¢s fuerte.
Seg¨²n el informe que recoge la evaluaci¨®n de la Ley Org¨¢nica Integral contra la Violencia de G¨¦nero despu¨¦s de tres a?os de aplicaci¨®n, las denuncias realizadas por familiares y personas cercanas a las v¨ªctimas no llegaron al 2%. Y eso que la mayor¨ªa de ellas hab¨ªa le¨ªdo las cr¨®nicas enviadas por cada uno de los corresponsales de la violencia, que no son otros que los agresores. Pero prefirieron callar por considerarlo como un problema de dos, sin ser conscientes de que esa actitud pasiva fortalece al agresor a costa de su v¨ªctima y facilita que la violencia de g¨¦nero permanezca como una opci¨®n a la que acudir cuando el maltratador entienda que sus deseos no se han visto satisfechos.
?sa es la clave: la violencia de g¨¦nero es un problema social enraizado en una cultura hist¨®rica y, en consecuencia, s¨®lo la implicaci¨®n y participaci¨®n de toda la sociedad ser¨¢ capaz de resolverlo. Es cierto que cada uno con diferente responsabilidad, como ciudadanos, profesionales o como parte del Gobierno, pero todos con una parte de ella y nadie sin ninguna responsabilidad.
Jes¨²s lo sabe y actu¨® en consecuencia, y por ello cuenta con nuestro reconocimiento, por haberse enfrentado a la violencia y al violento, y por haber sentado con su ejemplo, como antes hicieron otros, unas nuevas referencias. Ya nada podr¨¢ ser igual, pero sobre todo conf¨ªo en que muchos hombres hayan aprendido la lecci¨®n del profesor y abandonen la idea de que el ser hombre pasa por la fuerza, la rigidez y la capacidad de imponer sus ideas sobre las de otras personas.
Te esperamos, Jes¨²s, para darte un abrazo y para contarte c¨®mo tu sue?o ha sido una especie de viaje por un t¨²nel que cruza entre dos realidades, y que ahora tu despertar ilumina un escenario con menos violencia sobre las mujeres y con m¨¢s disc¨ªpulos dispuestos a construir la nueva estructura que t¨² comenzaste a levantar con tu actitud. Muchas gracias, de coraz¨®n, Jes¨²s.
Miguel Lorente Acosta es delegado del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.