CAR?CTER, PASI?N, ACCI?N
Esta sorprendente producci¨®n, una miniserie televisiva que a la vez alberga en su estructura una pel¨ªcula destinada a la exhibici¨®n en salas, es sobre todo la historia de una ingenuidad. O tambi¨¦n podr¨ªa decirse que trata de c¨®mo la creencia de tener la raz¨®n en exclusiva lleva frecuentemente al delirio. Viento del norte es primeramente, por ir ordenando las cosas, una adaptaci¨®n del Episodio Nacional n¨²mero 28, Montes de Oca, de Benito P¨¦rez Gald¨®s. No s¨¦ por qu¨¦ los estudiosos suelen colocar los Episodios de Gald¨®s en un lugar de inferior importancia literaria que el de sus novelas. El m¨²sculo narrativo de estos Episodios trabaja, sin embargo, de manera firme y potente. Y as¨ª, car¨¢cter, pasi¨®n y acci¨®n -tres referencias aristot¨¦licas para la creaci¨®n po¨¦tica- se combinan en un montaje literario que presagia planos, escenas y secuencias.
La serie dirigida por Imanol Uribe comienza a ca?onazos, y se desarrolla entre amores, lealtades y traiciones. La historia se convierte en melodrama de sangre durante la regencia de Mar¨ªa Cristina y la reina ni?a, Isabel II. Y los personajes son conminados a elegir entre la amistad al compa?ero o la lealtad a las ideas, el respeto a la vida o fusilar a los traidores. En la primera secuencia presenciamos una desbandada de soldados de boina roja. Los heroicos carlistas, una vez derrotados por los soldados de uniforme azul y penacho de plumas, se convierten en desertores, de desertores en vagabundos y de vagabundos en bandidos. El rey carlista, que huye al galope de su caballo, sigue fusilando y promulgando decretos en cuanto se detiene en un caser¨ªo. Despu¨¦s, huye de nuevo, echando proclamas por desfiladeros y quebradas, no recibiendo m¨¢s respuesta que la de su propio eco. Uribe filma una guerra desolada, sin frente ni enemigo claro, donde los que no son asesinos es porque son traidores. La contienda civil termina, pero se sigue combatiendo, ahora entre los vencedores. En la pel¨ªcula, las tropas de unos y otros contendientes cambian frecuentemente de bando, as¨ª que no se sabe si se ha ganado una batalla, ya que nos unimos al enemigo, o si se ha perdido, puesto que nosotros somos ahora los otros. Y esto es lo que le acontece al joven general Montes de Oca, del ej¨¦rcito del norte, destacado en Vitoria. Manuel Montes de Oca era poeta, militar y caballero. Cuando su personaje -hist¨®rico- aparece en la pel¨ªcula, ya se ha rebelado contra el Gobierno central. Por necesidades t¨¢cticas se apoya en antiguos carlistas y en cierto n¨²mero de mi?ones de ?lava. Nuestro joven militar cree firmemente en la justicia de su causa, y est¨¢ dispuesto a matar por ella, ya que una causa patri¨®tica y nacional lo justifica todo. Aunque s¨®lo le apoye una peque?a proporci¨®n de la poblaci¨®n civil. La secuencia que m¨¢s me ha llamado la atenci¨®n es precisamente aquella en que Montes de Oca, mientras todo se derrumba a su alrededor y su propia guardia de mi?ones vascos est¨¢ a punto de venderle al enemigo, duerme como un ni?o. Duerme con la conciencia tan tranquila que cuando los mi?ones suben a su habitaci¨®n para prenderle y entregarle, Montes de Oca no se despierta. Le zarandean, le gritan y nada. Cuando por fin despierta, pregunta: "?Es hora de combatir?". "No", le dicen, "usted ya no puede, don Manuel, y ahora se viene con nosotros". Por 10.000 duros de recompensa, los mi?ones, cansados de combatir con unos y con otros, se libran, adem¨¢s, de su jefe. Un paisaje de lluvia, cigarros y paraguas sirve de marco a su fusilamiento. A¨²n no hab¨ªa cumplido los 40 a?os. La historia de algunos momentos de nuestro pasado, como este episodio que filma Uribe, no estar¨ªa completa sin las obras de ficci¨®n, sin el relato de aquellas pasiones, tan cercanas. Lo meramente veros¨ªmil nos hace entender mejor la verdad de la historia.
![El director de cine Imanol Uribe.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZTC33D3GIURNAHLFDW4P7X4JPY.jpg?auth=44b9d0cb480b0c9c86a85a4a0f300b1c42112c57e938f65aec578219724bdb2b&width=414)
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