Mat¨ªas Arranz, superviviente de los campos nazis
Luch¨® con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil
Hay seres humanos que han tenido el triste privilegio de sobrevivir al horror, pero han asumido el deber de dar testimonio del terror humano. Mat¨ªas Arranz Aparicio, que muri¨® el mi¨¦rcoles, 13 de agosto, a los 94 a?os, es uno de ellos. Naci¨® el 24 de febrero de 1914 en la localidad burgalesa de Vadocondes. Con 19 a?os se instal¨® en Madrid, y con la llegada de la Segunda Rep¨²blica se hizo miembro de la UGT. M¨¢s tarde milit¨® en las Juventudes Socialistas Unificadas, la organizaci¨®n que constituyeron las juventudes socialistas y las comunistas en marzo de 1936.
Tras el golpe de Estado de Franco, acudi¨® a alistarse como miliciano para defender el Gobierno democr¨¢tico. Dos meses despu¨¦s de iniciada la guerra, cay¨® herido en Illescas (Toledo). Se recuper¨® de sus heridas y en 1937 se convirti¨® en uno de los espa?oles que formaron parte de las Brigadas Internacionales, junto a la 13? Brigada Polaca Dombrowski, con la que combati¨® en las emblem¨¢ticas batallas de Guadalajara, Teruel y el Ebro.
Al finalizar la guerra, cruz¨® la frontera hacia Francia, a trav¨¦s de los Pirineos. Fue internado en un campo de refugiados en Saint Cyprien. All¨ª se recompuso de tres a?os de lucha por la libertad sin saber que su tragedia personal le llevar¨ªa a seguir recorriendo los acontecimientos m¨¢s oscuros que causaron los fascismos europeos al final de la primera mitad del siglo XX.
Por su experiencia en la Guerra Civil fue reclutado por el Ej¨¦rcito franc¨¦s. En sus filas luch¨® en Alsacia y, en junio de 1940, en las Ardenas. El 26 de junio de ese a?o cay¨® prisionero del Ej¨¦rcito nazi. Unos meses despu¨¦s, el 27 de enero de 1941, ingres¨® en el campo de concentraci¨®n de Mauthausen, inscrito con el n¨²mero 5.819. Unas semanas despu¨¦s fue trasladado al campo de Gussen con el n¨²mero 10.170. En ¨¦l permaneci¨® hasta su liberaci¨®n, el 5 de mayo de 1945. Tras salir del infierno de los campos de concentraci¨®n, no pod¨ªa regresar a la Espa?a franquista, por lo que se instal¨® en Francia, donde se cas¨® y tuvo tres hijos. Durante muchos a?os sigui¨® luchando contra el olvido, usando su memoria para dar testimonio del horror y denunciar los efectos del fascismo.
Me encontr¨¦ con Mat¨ªas en octubre de 2001, porque lleg¨® a Madrid para participar en los actos del Homenaje a las Brigadas Internacionales. Me impresion¨® conocer a un hombre que hab¨ªa sobrevivido a ese infierno, que hab¨ªa luchado tanto por defender los derechos humanos, que hab¨ªa conservado por encima de todo la esperanza en el ser humano.
Unos a?os despu¨¦s volv¨ª a verle en Perpi?¨¢n, en la librer¨ªa Torcatis, vinculada al exilio republicano en Francia. All¨ª le habl¨¦ de la posibilidad de hacerle un homenaje en su pueblo y lo rechaz¨® por humildad y porque todav¨ªa ten¨ªa ciertas reticencias a regresar a aquel lugar. Me habl¨® de una fosa com¨²n en la localidad burgalesa de Milagros, que va a ser exhumada pr¨®ximamente.
Tiempo despu¨¦s encontr¨¦ su testimonio en la pel¨ªcula documental Espa?a, ¨²ltima esperanza. Memoria de una odisea, de los cineastas austriacos Karin Helml y Hermann Peseckas. En ella dej¨® retratadas algunas de sus huellas, y esa fuerza que le ayud¨® a sobrevivir y a no rendirse.
Ha muerto con el anonimato y el silencio con el que lo han hecho en estos ¨²ltimos a?os muchos h¨¦roes que no obtuvieron en su tierra el reconocimiento que merecen. Sirvan estos renglones para rendir ese homenaje a quien tanto luch¨® por un mundo que en lo que tiene de bueno, de libre y de socialmente justo lleva su c¨®digo gen¨¦tico.
Emilio Silva es presidente de la Asociaci¨®n por la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica.
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