Emulando a Bradbury

A veces me da por las fantas¨ªas futuristas, sobre todo cuando el presente se empecina en ser gris, deste?ido y mon¨®tono. Esta semana he proyectado un salto corto hacia el ma?ana; un breve brinco al domingo 13 de agosto del 2026. En esa fecha se cumplir¨¢ el centenario del nacimiento de Fidel Castro, quien hace un par de d¨ªas ha soplado las 82 velitas de su torta de cumplea?os. Sin bola m¨¢gica ni cuartetos de Nostradamus, apelo a la l¨®gica de la biolog¨ªa para confirmar que ser¨¢ una conmemoraci¨®n sin su presencia.

Algunos que hoy, como pioneritos, declaman poemas patri¨®ticos, llevar¨¢n camisetas con el rostro de quien fuera el M¨¢ximo L¨ªder. Las gorras a su usanza se podr¨¢n comprar a la entrada del peque?o teatro en el que un reducido n¨²mero de partidarios celebrar¨¢ el siglo de su alumbramiento. Para los m¨¢s j¨®venes, que nunca hab¨ªan escuchado sus discursos, se pondr¨¢ a la venta una compilaci¨®n de las arengas m¨¢s recordadas.

Sobre un tel¨®n rojo resaltar¨¢ el nombre de quien rigi¨® los destinos de Cuba por cinco d¨¦cadas. En el escenario dir¨¢n su testimonio quienes lo conocieron, intercalados por canciones y citas de sus numerosas alocuciones. El anuncio del evento se habr¨¢ publicado junto a los clasificados de bodas, defunciones y bautismos, en uno de los muchos peri¨®dicos que circular¨¢n. Ya para entonces habremos presenciado la desclasificaci¨®n de algunos pasajes de su vida y sus seguidores no habr¨¢n podido evitar que la diatriba hiciera mella en la figura verde olivo.

Esa jornada, para la que faltan s¨®lo 18 a?os, transcurrir¨¢ en paz. Los fidelistas de entonces tendr¨¢n libertad para aplaudir a su l¨ªder. Lo har¨¢n en el mismo teatro donde una semana antes un escritor -otrora exiliado- leyera sus textos, o una orquesta de salsa interpretara las inmortales canciones de Celia Cruz.