Esta ni?a est¨¢ en mi cabeza

El ¨²nico personaje indispensable de Los Simpson es Lisa. Las astracanadas de Bart o el payaso Krusty son intercambiables, y cada uno de los caracteres restantes puede ser sintetizado en un giro verbal, as¨ª "?Excelente!", "Jaaaa-h¨¢" u "Hola-holita, vecino". Esta sucesi¨®n de pifias y calamidades no podr¨ªa sostenerse narrativamente de no ser por esa conciencia racional, c¨ªvica y tocada con collar de bolas que pugna por sobreponerse a la sinraz¨®n de sus mayores. La ni?a mod¨¦lica como imagen del futuro nacional: esta idea ha sido elaborada en el marco de la teor¨ªa pol¨ªtica queer y desarrollada por comentaristas como Laurent Berlant o Mariano Rajoy. Sin embargo, Lisa es una "primera de la clase" m¨¢s europea que norteamericana. En la escuela de Estados Unidos no basta con sacar las mejores notas; es preciso ser tambi¨¦n activa, din¨¢mica, una l¨ªder natural; de lo contrario, una quedar¨¢ reducida a ojito derecho de la maestra. La singularidad de este personaje determina que en la serie coexistan dos tipos distintos de s¨¢tira, que podr¨ªamos llamar "anecd¨®tico" y "trascendental".

Por una parte, lo que ocurre alrededor de Lisa y a pesar de ella: la incompetencia de los dirigentes, el alcoholismo de los paisanos, el rid¨ªculo cotidiano. Por otra, lo que le pasa a ella en particular, y que no es sino la cancelaci¨®n de todas las ilusiones de trascendencia: el ecologismo, la Ilustraci¨®n, el sentido de la comunidad... el porvenir, en fin, tal como lo imagina un europeo con gafotas. En cada episodio nos re¨ªmos 10 veces de asuntos anecd¨®ticos y s¨®lo una o dos de cosas trascendentales. Por eso Los Simpson es cr¨ªtica cultural punk en estado puro: no porque haga mofa de lo m¨¢s sagrado, sino porque nos dice que el fin de la civilizaci¨®n es menos grave que la suspensi¨®n del programa de Krusty.

Eloy Fern¨¢ndez Porta es autor de Afterpop. La literatura de la implosi¨®n medi¨¢tica (Berenice), y Homo Sampler, de pr¨®xima publicaci¨®n en la editorial Anagrama.