Pienso, luego... ?mosquis!
Las ense?anzas filos¨®ficas impl¨ªcitas en los personajes de Los Simpsons
En la Universidad de Berkeley, en California, se imparte un curso de filosof¨ªa fundamentado en la vida cotidiana de la familia Simpson. El maestro y sus alumnos van tomando nota, a lo largo de un semestre, de los actos y los di¨¢logos que la tribu de Homer va desvelando semanalmente en la televisi¨®n; este conocimiento, aparentemente superfluo, les sirve para comprender, y luego aplicar, los engranajes del pensamiento filos¨®fico. Matt Groening, art¨ªfice de esta familia dolorosamente arquet¨ªpica, sostiene: "Los Simpson es un programa que te recompensa si pones suficiente atenci¨®n". Sus c¨¦lebres episodios pueden entenderse en distintos niveles, divierten a ni?os, a adultos y a fil¨®sofos; tres datos sobre la inversi¨®n que lleva cada cap¨ªtulo de esta serie dan una idea de su complejidad: 300 personas, que trabajan durante 8 meses, con un costo de 1,5 millones de d¨®lares.
"Es un programa que te recompensa si pones atenci¨®n", dice Matt Groening
En los episodios se tratan temas muy serios con una mirada sat¨ªrica
El libro concluye que la familia es a la vez capitalista y cr¨ªtica marxista
La misma idea de convertir a la familia Simpson en materia de especulaci¨®n filos¨®fica es el tema de un curioso libro, The Simpsons and philosophy: the D'oh of Homer (ese D'oh se traduce en la versi¨®n espa?ola por "mosquis", la c¨¦lebre interjecci¨®n de Homer). Una nueva editorial, Blackie, lo publicar¨¢ en Espa?a en invierno con el t¨ªtulo de Los Simpson y la filosof¨ªa. En este volumen, un ¨¦xito de ventas en EE UU e Italia, 20 fil¨®sofos, de diversas universidades de Estados Unidos, ensayan sobre esta familia y su entorno en la desternillante ciudad de Springfield. El compilador de este proyecto de reflexi¨®n colectiva es William Irwin, profesor de filosof¨ªa del Kings College, en Pensilvania, con la participaci¨®n de Mark T. Conrad y Aeon J. Skoble; Irwin es tambi¨¦n autor de un c¨¦lebre ensayo, en la misma l¨ªnea de filosof¨ªa pop, titulado Seinfeld and philosophy (Seinfeld y la filosof¨ªa), donde, en un ejercicio a caballo entre la reflexi¨®n y la enajenaci¨®n que produce mirar tantas horas la tele, desmonta filos¨®ficamente la vida del solter¨®n neoyorquino y el grupo de solterones que lo rodean.
Los Simpson y la filosof¨ªa comienza con un ensayo de Raja Halwani dedicado a rescatar, filos¨®ficamente, lo que Homer tiene de admirable, y el punto de partida para esta empresa imposible es Arist¨®teles, ni m¨¢s ni menos. "Los hombres fallan a la hora de discernir en la vida qu¨¦ es el bien"; esta idea aristot¨¦lica consuena con esta idea hom¨¦rica, de Homer Simpson: "Yo no puedo vivir esta vida de mierda que llevas t¨². Lo quiero todo, las terror¨ªficas partes bajas, las cimas mareantes, las partes cremosas de en medio". La interesant¨ªsima radiograf¨ªa filos¨®fica de Homer que hace Halwani viene salpicada con di¨¢logos y situaciones que hacen ver al lector lo que ya hab¨ªa notado al ver Los Simpson en la televisi¨®n: que Homer, fuera de algunos momentos de intensa vitalidad, casi todos asociados con la cerveza Duff, no tiene nada de admirable. "Brindo por el alcohol, que es la causa y la soluci¨®n de todos los problemas de la vida", dice Homer en un momento festivo, con una jarra de cerveza en la mano, y unos cap¨ªtulos m¨¢s tarde se sincera con Marge, su esposa: "Mira Marge, siento mucho no haber sido mejor esposo; estoy arrepentido del d¨ªa en que intent¨¦ hacer salsa en la ba?era y de la vez en que le puse cera al coche con tu vestido de novia... Digamos que te pido perd¨®n por todo nuestro matrimonio hasta el d¨ªa de hoy".
El libro se divide en cuatro grandes secciones: personajes, temas simpsonianos, la ¨¦tica de los Simpson y los Simpson y los fil¨®sofos. El resultado, como suele suceder en los libros de varios autores, es desigual y ligeramente repetitivo; sin embargo, su lectura puede ser muy instructiva para los millones de forofos de esta serie que desde 1989 presenta una visi¨®n de la sociedad en dibujos que se parece bastante a la realidad de la familia occidental; en sus episodios, adem¨¢s de la l¨²cida disecci¨®n que se hace del zoo humano, se tratan temas muy serios como la inmigraci¨®n, los derechos de los homosexuales, la energ¨ªa nuclear, la poluci¨®n, y todo te?ido de una s¨¢tira pol¨ªtica que al final, como sucede casi siempre en los ambientes de Hollywood, resulta ser m¨¢s dem¨®crata que republicana.
Hace unos a?os, Matt Groening declar¨® que el gran subtexto de Los Simpson es ¨¦ste: "La gente que est¨¢ en el poder no siempre tiene en mente tu bienestar". La serie est¨¢ basada en la desconfianza que siente el ciudadano com¨²n frente al poder, en todas sus manifestaciones, y en la necesidad que ¨¦ste tiene de preservar a su familia que, por disfuncional que sea, termina siendo el ¨²ltimo refugio posible. En los cap¨ªtulos que se ocupan de los personajes de la serie, los fil¨®sofos autores de este libro aprovechan para revisar el antiintelectualismo yanqui a la luz de Lisa, o el silencio de Maggie a partir de esa idea de Wittgenstein que dice "los l¨ªmites de mi lenguaje son los l¨ªmites de mi mundo"; tambi¨¦n hay una sesuda reflexi¨®n sobre Marge, esposa y madre, como referente moral de la familia Simpson, y del pueblo de Springfield; en uno de los episodios aparece este di¨¢logo, debidamente consignado en el libro, entre Marge y el tabernero Moe:
Moe: "He perdido las ganas de vivir".
Marge: "Oh, eso es rid¨ªculo, Moe. Tienes muchas cosas por las que vivir".
Moe: "?De verdad?, no es lo que me ha dicho el reverendo Lovejoy. Gracias Marge, eres buena".
Bart Simpson es analizado con ¨®ptica nietzscheana; Mark T. Conrad intenta armonizar la vida gamberra de este ni?o con el rechazo de Nietzsche a la moral tradicional. "Yo no lo hice. Nadie me ha visto hacerlo. No hay manera de que t¨² puedas probar nada", se defiende Bart en uno de los episodios, ignorando esta contundente l¨ªnea de Nietzsche que lo justifica: "No existen los hechos, s¨®lo las interpretaciones".
Adem¨¢s de Nietzsche y Arist¨®teles, Los Simpson y la filosof¨ªa echa mano de Kierkegaard, Camus, Sartre, Heidegger, Popper, Bergson, Husserl, Kant y Marx, y este ¨²ltimo fil¨®sofo da sustancia al divertido cap¨ªtulo Un (Karl, no Groucho) marxista en Springfield, donde James M. Wallace llega a la conclusi¨®n de que los Simpson son capitalistas y, simult¨¢neamente, cr¨ªticos marxistas de la sociedad capitalista. A la hora de desmontar filos¨®ficamente a Homer, Raja Halwani llega a la conclusi¨®n de que el tipo de car¨¢cter que tiene este personaje, desde el punto de vista aristot¨¦lico, es el vicioso, su escaso autocontrol frente a la ira, la alegr¨ªa, el sexo o la cerveza, sus mentiras y su cobard¨ªa hist¨¦rica en las situaciones en que tendr¨ªa que responder como jefe de la tribu, lo sit¨²an como la ant¨ªtesis de la templanza. Esta l¨ªnea, dicha por ¨¦l mismo cuando peligraba su integridad f¨ªsica, describe bien al entra?able personaje: "?Oh, Dios m¨ªo; criaturas del espacio! ?No me coman, tengo esposa e hijos!; ?c¨®manselos a ellos!".
La sabidur¨ªa amarilla, en frases
Una selecci¨®n de algunas de las frases m¨¢s memorables de Homer Simpson:
- Yo no puedo vivir esta vida de mierda que llevas t¨². Lo quiero todo: las terror¨ªficas partes bajas, las cimas mareantes, las partes cremosas de en medio....
- Brindo por el alcohol: que es la causa y la soluci¨®n de los problemas de la vida.
- Intentar algo es el primer paso hacia el fracaso.
- Normalmente no rezo, pero si est¨¢s ah¨ª, por favor s¨¢lvame, Superman.
- A Billy Corgan, de The Smashing Pumpkins: ?Sabes? Mis hijos piensan que eres fant¨¢stico. Y gracias a tu m¨²sica depresiva han dejado de so?ar con un futuro que no puedo darles.
- ?Cu¨¢ndo aprender¨¦? Las respuestas de la vida no est¨¢n en el fondo de una botella. ?Est¨¢n en el televisor!.
- S¨®lo porque no me importe no significa que no lo entienda.
- Si cuesta trabajo hacerlo, es que no merece la pena.
- Quiero decirte las tres frases que te acompa?ar¨¢n en la vida. Uno, c¨²breme; dos, jefe, qu¨¦ gran idea; tres, as¨ª estaba cuando llegu¨¦.
- Hijo, una mujer es como una cerveza. Huelen bien, se ven bien, ?y matar¨ªas a tu madre por una! Y no puedes tener s¨®lo una. Querr¨¢s beber a otra mujer.
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