Guant¨¢namo, banda sonora original
"Est¨¢ en las Sagradas Escrituras: Josu¨¦ utiliz¨® el ruido de sus trompetas para introducir el miedo en el coraz¨®n de los habitantes de Jeric¨®". El teniente coronel Dan Kuehl, retirado del servicio activo y especialista en operaciones especiales psicol¨®gicas (psyops, en jerga militar), respond¨ªa as¨ª al rotativo The St. Petersburg Times cuando uno de sus periodistas le pregunt¨® por los protocolos del ej¨¦rcito estadounidense en Guant¨¢namo, que incluyen el uso de la m¨²sica como instrumento de tortura.
As¨ª lo explicaba Clive Stafford Smith en un reciente art¨ªculo en The Guardian (complementado con otro que puede leerse en la p¨¢gina web New Statement), donde este periodista y conocido colaborador de la ONG contra la tortura Reprieve relataba su 21? visita a la bah¨ªa de Guant¨¢namo, el enclave elegido por la inteligencia americana para instalar a muchos de sus m¨¢s distinguidos prisioneros de guerra tanto en Irak como en Afganist¨¢n.
Stafford, como Justine Sharrock y los impulsores de la web Mother Jones.com, hab¨ªa tenido acceso a una lista de canciones que los carceleros de la base utilizaban para atormentar a sus prisioneros. Algunas, m¨¢s o menos obvias 'para un carcelero' como Born in the USA, de Bruce Springsteen, y otras, menos, como Dirt, de Christina Aguilera. Estos particulares disc jockeys poseen su top ten de la tortura, en el que incluyen canciones de Britney Spears, Magic Numbers, Rage Against the Machine, Metallica, David Gray, el cl¨¢sico infantil Dinosaurio Barney o Nancy Sinatra.
El procedimiento es sencillo: se obliga al prisionero a adoptar la denominada 'posici¨®n de estr¨¦s', en la que no se pueden mover los brazos ni las piernas. Despu¨¦s se le encadena al suelo de un peque?o habit¨¢culo y se sube el aire acondicionado hasta el nivel de congelaci¨®n. Acto seguido, se pincha la canci¨®n y se sube el volumen al m¨¢ximo. Como cuenta el escritor Dan Fesperman en su ¨²ltimo libro, El prisionero de Guant¨¢namo, s¨®lo es necesario un altavoz. "Cuando se trata de Guant¨¢namo, ?a quien le importa que el sonido sea est¨¦reo?", reflexiona Fesperman en boca de uno de sus personajes.
David Peisner relataba en uno de los primeros art¨ªculos sobre La Disco (nombre en c¨®digo del m¨®dulo que los interrogadores utilizan para aplicar estos m¨¦todos), publicado en la revista Spin en diciembre de 2006: "Las sesiones pod¨ªan durar entre 14 y 27 horas, dos o tres veces por semana". El psiquiatra y ex brigada del ej¨¦rcito estadounidense Stephen Xenakis, una de las voces m¨¢s relevantes contra este tipo de tortura, advierte al respecto: "Los da?os psicol¨®gicos son incalculables. Se conduce al cerebro al mismo nivel de ansiedad que puede causar el s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico".
En esta ocasi¨®n, ni siquiera se puede especular con el desconocimiento de las autoridades sobre lo que est¨¢ sucediendo en la isla. Tanto Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa del Gobierno de Estados Unidos con Gerald Ford y George W. Bush, como el teniente general Ricardo S¨¢nchez ratificaron en abril y septiembre de 2003, respectivamente, el uso de estas t¨¦cnicas "para obtener informaci¨®n que pudiera conducir a la mejora de la seguridad nacional".
Poco importa que el Tribunal Europeo para los Derechos Humanos condenase en 1978 este tipo de pr¨¢cticas, empleadas por los servicios secretos brit¨¢nicos a principios de la d¨¦cada de los setenta contra prisioneros relacionados con el Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA). O que, en 1997, el Comit¨¦ contra la Tortura de las Naciones Unidas lo considerara "inaceptable". Hasta el Tribunal Supremo israel¨ª lleg¨® a reprobar en 1999 el uso de este tipo de interrogatorios.
Pero ni tan siquiera los medios de comunicaci¨®n estadounidenses desempe?aron el mejor de los papeles cuando se produjeron las primeras filtraciones sobre el perverso uso de algunas canciones en Guant¨¢namo: "?Cu¨¢l es tu interrocanci¨®n preferida?", se preguntaba a los lectores en la web del Chicago Tribune en 2005. "Por fin alguien m¨¢s tiene que sufrir a Britney Spears", lleg¨® a decir la revista Time. "M¨²sica tranquila para la yihad", afirm¨® The New York Sun. Nadie parec¨ªa demasiado preocupado por la suerte de "los combatientes enemigos", imbuidos como estaban en la inacabable "guerra contra el terror".
Lo cierto es que la CIA ha aplicado el tratamiento musical a discreci¨®n desde 1963. Desde principios de los cincuenta hasta 1962, la agencia gubernamental utilizaba la tortura en sus formas m¨¢s elementales, pero algunos analistas empezaron a cuestionar la fiabilidad de la informaci¨®n obtenida con estos m¨¦todos. Al parecer, los prisioneros estaban dispuestos a decir cualquier cosa con tal de evitar el dolor. En 1962 empezaron a desarrollarse los denominados no-touch methods. El prisionero era sometido, entre otras lindezas, a la privaci¨®n de sue?o y a un aislamiento sensorial. El uso de la m¨²sica (m¨¢s bien deber¨ªamos decir del sonido) como arma fue aprobado con el denominado Kubark Counterintelligence Interrogation, un protocolo que se difundi¨® r¨¢pidamente por Asia y Latinoam¨¦rica, como denunci¨® en su momento Amnist¨ªa Internacional.
La ¨²ltima ocasi¨®n en que la disco-inferno, como algunos tabloides ingleses han llamado a esta peculiar t¨¦cnica de interrogatorio, se convirti¨® en noticia fue el 28 de febrero de 1993, cuando la ATF, una agencia federal estadounidense, decidi¨® someter a los miembros de una secta en Waco (Tejas) a varios d¨ªas de m¨²sica a todo volumen con el objetivo de hacerles salir sin resistencia del rancho que ocupaban. Se trataba de un procedimiento que ya se hab¨ªa puesto a prueba en 1989 con Manuel Noriega durante la invasi¨®n de Panam¨¢, pero la t¨¢ctica musical en esta ocasi¨®n no fue demasiado efectiva: el asalto al templo de los davidianos de David Koresh culmin¨® con la muerte de m¨¢s de 90 personas, entre personal de la ATF y miembros de la secta.
En un magn¨ªfico art¨ªculo en la p¨¢gina web thenation.com, Moustafa Bayoumi contrasta adem¨¢s el hecho de lanzar canciones a un volumen infernal contra personas cuya radical visi¨®n de la religi¨®n no tolera ning¨²n tipo de m¨²sica y la indiferencia que despierta entre los propios culpables: las bandas y solistas que ven sus canciones utilizadas en Guant¨¢namo. "Hablamos mucho de las descargas ilegales y de la pirater¨ªa, pero no veo a nadie hablando de esto", se queja Bayoumi.
Aun as¨ª, parece que algo se mueve: el compositor brit¨¢nico David Gray acaba de afirmar que le parece "intolerable" que utilicen su canci¨®n Babylon para fines tan "degradantes", y anima a todos los artistas que aparecen en la lista a tomar medidas. Lo mismo han decidido bandas como Massive Attack, Magic Numbers o Rage Against the Machine. Tom Morello, guitarrista de estos ¨²ltimos, ha manifestado un "absoluto disgusto" por el hecho de que se hayan utilizado "canciones de nuestra banda para cosas tan indignas como la tortura".
Sin embargo, no todos piensan que la cosa sea para tanto. El mejor ejemplo al respecto se encuentra en las declaraciones de James Hetfield, l¨ªder de Metallica, al diario brit¨¢nico The Guardian: "?Tortura? Nosotros hemos estado torturando con nuestra m¨²sica durante a?os a nuestros padres, a nuestras esposas, a nuestros amigos, a la gente que queremos? ?Por qu¨¦ tendr¨ªan los iraqu¨ªes que ser diferentes?", afirmaba Hetfield al peri¨®dico ingl¨¦s. Lo mismo opina Steve Asheim, el bater¨ªa de la banda de death-metal Deicide, cuya canci¨®n Fuck your God (Que se joda tu Dios) es todo un hit en Guant¨¢namo: "Esos t¨ªos no son un grupo de ni?os asustados. Son guerreros. Esperan que les quemen vivos, que les destrocen con bates de b¨¦isbol. Si yo estuviera en Guant¨¢namo y lo ¨²nico que hicieran fuera ponerme m¨²sica alta, yo pensar¨ªa: ?es esto todo lo que pod¨¦is hacer? ?Anda ya!".
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