La cara pintada de la capital
El artista Murphy hace un repaso por los cinco 'graffitis' m¨¢s emblem¨¢ticos que tiene la ciudad
"Os voy a llevar a los buenos, a trabajos que tienen muchas horas y mucho curro detr¨¢s. A muros muy elaborados". Murphy, grafitero desde los 12 a?os, sabe que elegir las mejores pintadas de la capital no es moco de pavo. Cuesta trillar entre tanta variedad y localizaci¨®n. "Hay muchos. Y encima algunos de mis preferidos, como uno de Suso33 que el Ayuntamiento borr¨® cuando vino el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, han desparecido". Pero los que ense?a dan una visi¨®n global del grafito madrile?o.
Murphy, de 32 a?os, forma junto a Asier, de 30, Desviados (www.desviados.com), un colectivo que protesta contra la nueva normativa municipal, encuadrada dentro de la Ley de Modernizaci¨®n, que contempla multas de hasta 6.000 euros para los que hagan dibujos en las paredes. El grafitero, que acumula a?os de experiencia pintando, comienza su ruta por la capital.
El Ayuntamiento borr¨® varias obras cuando vino el Comit¨¦ Ol¨ªmpico
Los autores precisan hasta 30 horas de trabajo para las grandes pintadas
Los grafiteros Os Gemeos visitaron Madrid en la ¨²ltima edici¨®n de Arco
Los artistas pueden ser multados hasta con 6.000 euros por hacer sus obras
La primera parada est¨¢ algo escondida. Se localiza en el distrito de Fuencarral, frente a las cocheras de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Las pintadas comparten espacio con una tienda de campa?a. "Casi todos los puentes y t¨²neles de la capital est¨¢n reventados con tags [firmas]. Son zonas de grafitis tradicionales, perfectas para disfrutar. Las autoridades y la polic¨ªa las respetan". En este espacio abunda el grafiti m¨¢s purista. "Cada parte pertenece a un grupo", explica Murphy, flanqueado por dos muros de unos veinte metros de largo embadurnados de firmas, mu?ecos y flechas. A lo lejos, se levanta Torre Espacio, uno de los nuevos rascacielos de la capital. "Casi todo el muro es de Brake, un artista del norte de Madrid". En la pared puede verse una firma, en tonos rosas, azules, violetas y plateados, envuelta en una sombra verde. Data de finales 2007. "Es un maestro dibujando letras", asegura Murphy.
Al lado, un mu?eco en tonos azules de El Beto —que aparte de ser grafitero es tatuador— completa el dise?o. En la pared de enfrente, un trabajo de unos cinco metros de alto reproduce con iron¨ªa un circo. Junto a la cara agresiva de un payaso se lee: "Psycho Circus, pasen y vean el gran espect¨¢culo". "Son producciones enormes. Se hacen con escaleras plegables de aluminio de cinco metros de altura", cuenta Murphy, que insiste: "Es el grafiti m¨¢s aut¨¦ntico: es wild style [estilo salvaje, donde las letras se montan unas encima de otras]".
Aqu¨ª no hay nada reivindicativo. Ni rastro del nuevo street art o arte callejero que practican los c¨¦lebres Banksy, el barcelon¨¦s Sixeart —que hace poco pint¨® la fachada de la Tate Modern de Londres— o los madrile?os Einsamkeit o Eltono. "Lo que hacen no es grafiti. Es arte urbano. Es diferente", sentencia Murphy.
Guillermo de la Madrid, profesor de 31 a?os y autor de la web www.escritoenlapared.com, lo ve as¨ª: "Las plantillas y la modificaci¨®n de la publicidad sirven para lanzar mensajes a la sociedad. Artistas como Nuria o Eltono empezaron a practicarlo en Madrid hace unos cinco a?os, sobre todo en Lavapi¨¦s. Ahora hay una nueva generaci¨®n de artistas, como DosJotas, Parsec o Rallito". Un g¨¦nero que ha entrado en las galer¨ªas: una obra atribuida al artista brit¨¢nico Banksy se vendi¨® en eBay el pasado enero por la friolera de 250.000 euros.
La siguiente visita nos lleva a la plena avenida de Asturias (Tetu¨¢n), entre obras y gatos, detr¨¢s de una estaci¨®n hidroel¨¦ctrica. Se trata de una de las zonas grafiteras con m¨¢s solera de Madrid. "Aqu¨ª hay pintadas a mansalva, justo al lado de la polic¨ªa", suelta Murphy nada m¨¢s pisar la zona. El muro arranca con dos piezas del c¨¦lebre grafitero Suso33. "Las pint¨¦ en 2003", informa por tel¨¦fono el autor.
"Ten¨ªa una idea clara de lo que quer¨ªa hacer, pero llov¨ªa a ratos y era una superficie sin permiso. Tard¨¦ unas tres horas en terminar. Es lo que tiene trabajar en un espacio p¨²blico". El resultado: un ovillo de curvas sinuosas de color negro de donde surge Angustia, una cabeza que pint¨® de un solo trazo.
A su lado, un grafiti en tres dimensiones. Suso lo llama un caligrama. El autor escribi¨® en blanco y sobre fondo negro "No volver¨¦ a pintar paredes" unas cien veces. De lejos, produce un curioso efecto ¨®ptico: de entre todos los "No volver¨¦ a pintar en las paredes" surge la firma en grande de Suso.
"Lo hice con la idea de documentar su proceso en v¨ªdeo". Las dos obras pertenecen a un documental —el corto Aerosol, de Miguel ?ngel Rolland, que result¨® finalista en los Premios Goya 2004—.
En el mismo muro hay piezas de otros artistas urbanos, como los madrile?os Know, Teide, Zoer y Noer, una de las pocas chicas que pintan. Hasta Brasil ha dejado su impronta: una firma amarilla de Os Gemeos, es decir, de Octavio y Gustavo Pandolfo, gemelos nacidos en S?o Paulo en 1974, y un rostro negro. "Como Suso33, viven de sus grafitis. Sus cuadros cuestan unos cuatro millones de pesetas 24.000 euros]", dice Murphy. Suso33 confirma: "Os Gemeos estuvieron aqu¨ª la pasada Feria de Arte Contempor¨¢neo Arco. Les conozco desde hace la tira".
El siguiente muro est¨¢ en la Ciudad Universitaria, cerca de la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa. Es un Hall of fame (Sala de la fama). "Aqu¨ª se pinta desde hace unos diez a?os", anuncia Murphy, frente a un campo cercado por muros de colores. El Hall of fame es la m¨¢xima expresi¨®n de arte ef¨ªmero. Se caracteriza por capas y capas de firmas. Hace a?os, serv¨ªa para que los creadores se lucieran. "Antes eran templos de peregrinaci¨®n, con piezas respetadas. Ahora son muros frescos, donde todo el mundo pinta, artistas con renombre y ni?os. Se viene a practicar". El motivo: la falta de nuevos muros.
Murphy aprovecha una pintada para explicar la t¨¦cnica del grafiti: primero se blanquea la superficie con pintura pl¨¢stica para que los colores se separen del muro. Luego se marca el contorno de las letras con el spray y se rellenan. Por ¨²ltimo, se hacen los degradados hacia fuera.
Murphy se queda prendado de un bote de grafiti alado de un tal Zet. "Es joven. Si se lo monta bien, llegar¨¢ lejos", aventura. Tambi¨¦n se queda embelesado ante un dibujo del veterano Ler. La pintada reproduce el perfil de un chiquillo con gorra y cara de cabreo. Dentro de su cuerpo, el autor ha pintado un paisaje verde con una casita. Ler empez¨® a firmar en 1993. En 1998 cambi¨® las letras por los dibujos. "Es la evoluci¨®n l¨®gica. Los tags son 100% grafiti e ilegales. Pero llega un momento en el que uno se cansa de tanto firmar y de tanto ego?". El muro da una idea de las nuevas tendencias: vuelve lo ochentero y se impone un estilo r¨¢pido y sucio.
La ruta contin¨²a en Hortaleza. El parque de Isabel Clara Eugenia se ha convertido en una pista donde ni?os y adolescentes disfrutan del monopat¨ªn. "Se lo dedicamos al barrio y a su gente", cuenta Murphy, mientras se?ala un mural encerrado entre dos columnas de estilo d¨®rico. La pintura brilla. La pieza es reciente, de principios de julio. Es un buen ejemplo del arte de Desviados. "Asier pinta la parte hiperrealista. Yo me encargo de envolverlo y darle aspecto de grafiti". Dentro de un escudo alado en blanco y negro —arriba pone Hortaleza y abajo, Sk8— se ve un detalle de una zapatilla encima de un monopat¨ªn. "Limpiamos toda la plaza de firmas antes de hacerlo", asegura.
Otra de las caracter¨ªsticas de Asier y Murphy es la s¨¢tira pol¨ªtica: detr¨¢s del colegio La Salle, en Herrera Oria, hay una pieza dedicada a las pasadas elecciones del 9 de marzo. Se titula Mismos perros, diferentes collares. Del mural —en rojos y negros—, con un estilo ente el deconstructivismo ruso y el cartelismo, surgen las caras del l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, y del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Mide cuatro metros de alto por 23 de largo, y cuenta con m¨¢s de treinta horas de trabajo. "Por su contenido, nuestras obras a veces desaparecen", comenta Murphy. Como ocurri¨® con el enorme mural de Fuencarral donde parodiaban al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n.
Los otros murales del parque tambi¨¦n est¨¢n muy elaborados. "Son de Kohe, Sfir, Ler y Smolz", suelta Murphy. Al lado, uno de los veteranos. "Esta firma es de Pastr¨®n. Con ¨¦l pintamos la fachada del Centro Joven Sanse, en San Sebasti¨¢n de los Reyes. A eso me refer¨ªa con el cinismo y la hipocres¨ªa. En esta localidad nos dejan pintar; hasta dan talleres de grafiti. Y luego Ana Botella y el alcalde nos acusan de vandalismo urbano. A ver si se aclaran", concluye Murphy.
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