'Gervi' casi nunca falla
He decidido tomar un taxi desde mi hotel hasta el estadio dos horas antes de lo previsto para no pasar nervios, pero el taxista se sab¨ªa el camino, algo raro aqu¨ª, y he llegado con much¨ªsima antelaci¨®n a la cita con Gervi. En esa hora y media me ha dado por pensar en lo que nos ha costado llegar hasta aqu¨ª y lo que supon¨ªa no estar a la altura de las expectativas creadas.
Cuando ha llegado Gervi, le he visto animado y me ha dicho que se encontraba bien. Eso en Gervi quiere decir que dar¨¢ lo mejor de s¨ª mismo. En las finales ol¨ªmpicas, la organizaci¨®n te permite calentar en la misma sala de competici¨®n, lo que te mete de golpe en la competici¨®n, te dispara la adrenalina, el nerviosismo. Pero esta tarde todo ha sido m¨¢s relajado: Gervi con su iPod y los entrenadores hablando distendidamente de las ¨²ltimas haza?as de nuestros deportistas, qu¨¦ diferencia de aquella primera final hace ocho a?os en Sidney, donde todo eran nervios y tensi¨®n.
Media hora antes de la competici¨®n, las sensaciones en el calentamiento acrob¨¢tico han sido magnificas. Ha hecho todos los elementos a la primera, aunque al ejecutar una de las series ha sentido uno de esos fuertes dolores que padece ¨²ltimamente en los tobillos. Pero ah¨ª estaba Andr¨¦s, nuestro inapreciable doctor. Mientras Gervi calentaba, he visto al chino y al rumano calentar tambi¨¦n y hemos comentado "el chino va fuerte" y "el rumano no est¨¢ fino".
Gimnastas y entrenadores, desalojen la sala. Faltan 30 minutos para las seis, hora de colocar el dorsal con imperdibles min¨²sculos, hora de ir al lavabo y hora de desear suerte a todo el mundo.
Se?oras y se?ores, el espect¨¢culo va a comenzar, los gimnastas delante y los entrenadores detr¨¢s. Las pulsaciones se disparan. En esos momentos se me ocurre preguntarle al doctor el efecto que produce en los gimnastas esta espera y su respuesta es contundente: para unos es un lastre, pues los inhibe, y a otros los superactiva. Gervi es de estos ¨²ltimos.
El primer gimnasta que abr¨ªa la competici¨®n ha sido el ruso y nos hemos quedado sorprendidos, pues ha ejecutado un ejercicio excelente, y hemos comentado: "?Co?o, la cosa est¨¢ dif¨ªcil!". A partir de ese momento, Gervi se ha concentrado a tope, interiorizando todos los elementos.
Sorpresa: Dragulescu falla. Nos miramos, pero no comentamos nada. El brasile?o lo est¨¢ haciendo muy bien. Normal, es el favorito, el campe¨®n del mundo, pero... ?qu¨¦ pasa? Est¨¢ sentado en el suelo. ?Ha fallado? S¨ª. Nos volvemos a mirar, pero sin comentar nada. El chino lo hace muy bien y tiene una nota de partida superior. 16,050 puntos. Gervi nunca ha pasado de 16. No s¨¦ lo que piensa. Est¨¢ superconcentrado. Nunca lo hab¨ªa visto as¨ª.
Los tres rivales que quedan nunca han superado a Gervi. La medalla est¨¢ al alcance. Los ¨²ltimos consejos t¨¦cnicos por mi parte y es el turno de "from Spain, Gervasio Deferr". Mi coraz¨®n, a 180 o 200 pulsaciones. No le deseo a nadie esta sensaci¨®n.
Primera serie, PERFECTA. Levanta aplausos. Segunda serie, PERFECTA. Tercera serie, muy bien. "?Bien!", le grito desde mi rinc¨®n. Ahora le toca descansar y a por el Cristo invertido. ?Qu¨¦ pasa?, ?qu¨¦ pasa? Ese titubeo al levantar las piernas... La cuarta serie no tiene riesgo de fallo. Y llegamos a la ¨²ltima, un doble mortal extendido. Si clava, es medalla. Si da un paso, al carajo. Y Gervi, y no es por nada, se?ores, casi nunca falla. Tampoco esta vez.
Al bajar, nos hemos abrazado. Los dos sabemos lo dif¨ªcil que ha sido llegar hasta aqu¨ª, pero ha merecido la pena. Para un entrenador de un deporte individual, no hay mayor satisfacci¨®n que tu deportista entre a formar parte de la historia deportiva y Gervi ya lo ha hecho. Para m¨ª, ha sido un orgullo haber estado a su lado.
Alfredo Hueto es el entrenador de Gervasio Deferr.
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