Legalizar el dopaje
La distinci¨®n entre lo natural y lo artificial tiene l¨ªmites dif¨ªciles de definir. No es natural, por ejemplo, lavarse los dientes. Usar cepillo y dent¨ªfrico es una costumbre muy reciente entre los seres humanos que la cultura ha descubierto como ben¨¦fica para mantener una dentadura libre de manchas y de caries. Demos un paso m¨¢s: tampoco los productos qu¨ªmicos para blanquearse los dientes son naturales, pero a casi nadie le molesta que una muchacha luzca unos dientes resplandecientes, as¨ª se los haya enderezado con ortodoncia y blanqueado con per¨®xido de hidr¨®geno. Incluso es preferible un abuelo con caja de dientes a un abuelito desdentado.
A las reinas de la belleza no les proh¨ªben participar en los concursos si se han quitado con cirug¨ªa una llanta de m¨¢s en la cintura o si se han puesto con iguales m¨¦todos unos cuantos dec¨ªmetros c¨²bicos en los senos o en la cadera. A algunas personas les molestan estas ayudas quir¨²rgicas, pero no dicen nada si se trata de una operaci¨®n de nariz que no se nota o de una correcci¨®n de miop¨ªa con varios toques de l¨¢ser en la c¨®rnea.
Muchos 'superhombres' de los Juegos han recibido alguna ayuda qu¨ªmica ilegal, pero rara vez se detecta
Aunque el dopaje no es una ayuda cosm¨¦tica, puesto que hay drogas que efectivamente mejoran el rendimiento, tambi¨¦n ah¨ª es dif¨ªcil definir las fronteras netas entre lo natural y lo artificial. Veamos, por ejemplo, el caso del hematocrito, que es el porcentaje de gl¨®bulos rojos en la sangre. Es deseable que un atleta tenga un porcentaje alto de gl¨®bulos rojos puesto que son ¨¦stos los que llevan el ox¨ªgeno de los pulmones a los m¨²sculos y el ox¨ªgeno es la gasolina del cuerpo. Al mismo tiempo, es tambi¨¦n conveniente tener una sangre diluida para evitar trombosis. Hay una manera natural de aumentar el hematocrito: viviendo en alta monta?a. Si uno se va a vivir seis meses por encima de los 3.000 metros, en un p¨¢ramo de los Andes, acaba con un hematocrito de m¨¢s del 50% cuando el normal a nivel del mar es del 40%. El mismo efecto que se obtiene viviendo a gran altitud se puede lograr inyectando una hormona, EPO. El m¨¦todo de la mudanza es permitido; el m¨¦todo qu¨ªmico, no, ni el de las autotransfusiones de sangre, pero esta decisi¨®n es caprichosa.
Hay dos motivos que se aducen para prohibir el dopaje: el primero es que es una competencia desleal, pues los que se dopan llevan ventaja a los que no; el segundo es que los deportistas ponen en riesgo su salud. Sobre lo primero puede decirse que con los deportistas de alto rendimiento el problema no es doparse, pues en general todos se dopan; el verdadero problema para m¨¦dicos y entrenadores es c¨®mo enmascarar el dopaje (con qu¨ªmicos que escondan qu¨ªmicos) para que ¨¦ste no resulte positivo en los controles. A veces lo que hace que deportistas del primer mundo ganen a deportistas del tercero es que los del primero tienen t¨¦cnicas m¨¢s modernas no tanto de doparse como de no ser descubiertos en las pruebas.
Y en cuanto al peligro, como se?alaba esta semana John Tierney en el New York Times, el riesgo de que estas drogas hagan da?o a la salud de los deportistas es inferior al riesgo que corren por practicar deporte. Es decir, hay m¨¢s riesgos fatales por boxear, jugar al f¨²tbol o caerse de una bicicleta que por tomar hormonas que aumenten el tama?o de los m¨²sculos. Adem¨¢s, dec¨ªa el mismo comentarista, "la sociedad acepta que se intercambie el peligro a cambio de la gloria" y los deportistas, con tal de triunfar, siempre han aceptado el riesgo y siguen escalando el pico m¨¢s peligroso del T¨ªbet aunque uno de cada cuatro muera en el intento.
Dos de las revistas cient¨ªficas m¨¢s prestigiosas del mundo han puesto en duda la efectividad de los tests antidopaje y el verdadero da?o que el dopaje hace a los atletas. Tanto para Nature como para The Lancet ser¨ªa preferible legalizarlo y dar cuidados m¨¦dicos abiertos a todos los deportistas para prevenir los verdaderos riesgos. La mayor¨ªa de los superhombres y las supermujeres que vemos triunfar en los Juegos Ol¨ªmpicos han recibido alg¨²n tipo de ayuda qu¨ªmica ilegal, pero ¨¦stas rara vez se detectan.
Nada m¨¢s in¨²til que prohibir algo cuando el fraude no se puede controlar efectivamente y lo ¨²nico que hay es una fuga hacia adelante para salir limpios en las pruebas. Muchos expertos empiezan a pensar que lo mejor es legalizar el dopaje y controlar sus efectos. En todo caso, dicen, por muchas drogas que se tome un atleta mediocre nunca conseguir¨¢ los resultados de uno grande. No es el dopaje lo que hace de Phelps un atleta extraordinario; es una mezcla de genes que lo favorecen con una disciplina de hierro que lo han hecho entrenarse cinco horas diarias durante los ¨²ltimos 15 a?os. Aunque quiz¨¢ tampoco la disciplina sea un m¨¦rito: es posible que ¨¦sta venga escrita tambi¨¦n en nuestros genes.
H¨¦ctor Abad Faciolince es escritor colombiano y autor de El olvido que seremos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.